Capítulo 2: Los diamantes son los mejores amigos de una chica

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El sol empezaba a entrar por la ventana de la habitación. Shuhua, quien podía dormir en cualquier sitio, se empezó a despertar por culpa de la luz que se colaba entre las cortinas. La noche anterior, había llegado tan rápido que se le olvidó bajar las persianas. Se removió incómoda en la cama, girándose al otro lado para intentar buscar más oscuridad. Fue entonces cuando la luz o el haberse despertado le dio igual, pues se encontró con la mujer más hermosa que había conocido nunca. Soojin dormía plácidamente a su lado, con ambas manos bajo su cabeza. Shuhua solo pudo sonreír al verla tan tranquila. Empezó a pasar su mano por su rostro delicadamente para no despertarla. Se consideraba la mujer más afortunada del mundo por poder despertar cada mañana a su lado, ya fuera en su cama o en la de la morena. No estaba haciendo nada malo, solo se había enamorado y se sentía feliz de que sus sentimientos fueran correspondidos.

Debido a las caricias, Soojin fue abriendo los ojos poco a poco, acostumbrándose a la luz que ya inundaba casi toda la habitación. Cuando fue capaz de enfocar su vista, se encontró de primeras con los ojos de Shuhua, admirándola con demasiado amor en ellos. Sonrió ante aquello, pero, antes de hablar, bostezó ampliamente.

- Buenos días, mi amor. - fue lo primero que dijo, en medio del bostezo. La sonrisa que ya habitaba el rostro de Shuhua se ensanchó aún más.

- Buenos días, mi vida. - se acercó y tomó sus labios con los propios de manera suave y breve. - ¿Cómo has dormido?

- Bueno, dado que anoche quemamos bastantes calorías antes de dormir, pues diría que muy bien. - Shuhua soltó una carcajada después de escuchar aquello y pasó sus brazos alrededor de la cintura de su novia.

- Pues me alegro. Sabes que quemar calorías contigo es mi actividad física favorita. Si quieres, podemos seguir quemando ahora. - Soojin levantó una ceja ante aquella sugerencia, pero quiso hacerse algo la loca.

- ¿A sí? ¿Y qué actividad es esa? No sé a qué te estás refiriendo. - Shuhua negó con la cabeza, mordiéndose el labio.

- Pues déjame que te lo muestre. - y se colocó, en un ágil movimiento, encima de su novia para empezar a besarla con muchas ganas, tantas como la noche anterior. Sin embargo, el sonido de su reloj les cortó el rollo. - Ni una semana de tranquilidad me dan. - se quejó la morena, acercándose a la mesita de noche para tomar el reloj. - En una hora tengo que estar en la agencia. Será mejor que me vaya a la ducha. - salió de la cama para meterse en el baño, pero, a una vez en la puerta, se dio la vuelta para mirar a la morena, que aún seguía semidesnuda en la cama, y se encontraba admirando el cuerpo de Shuhua. - ¿Crees que nos da tiempo para una ducha rápida?

- Creo que puedo conseguir que te corras rápido. No sería la primera vez. - y saltó de la cama para empujar a su novia hacia el interior del baño y acabar lo que habían empezado.

- El día que no llegues con maquillaje en el cuello intentando tapar los chupetones, pensaré que el mundo se está acabando

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- El día que no llegues con maquillaje en el cuello intentando tapar los chupetones, pensaré que el mundo se está acabando. – bromeaba Minnie, cuando se encontró con Yuqi que acababa de llegar a la agencia tras el aviso de misión.

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