Capítulo 5: ¿Oyes a la gente cantar?

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Una mañana más, Soojin se levantaba en la cama de su novia. Sin embargo, a diferencia de otros días, a medida que iba despertándose y moviendo sus brazos por el colchón para buscar el cuerpo junto al que había dormido, no se encontró con nadie. Extrañada, poco le costó abrir los ojos después de aquello. Intentó buscar en la mesita de noche si había alguna nota que le indicara que Shuhua se había ido de misión, como había pasado en alguna ocasión anterior, pero tampoco vio nada. Fue entonces cuando empezó a escuchar un sonido que provenía de fuera de la habitación. Tenía la puerta cerrada del cuarto, pero, aun así, podía escucharse bastante, por lo que debería de ser algo ruidoso para que consiguiera atravesar las paredes de la casa. Poniéndose la bata que tenía en casa de Shuhua para aquellas situaciones, se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta. En el momento en el que la abrió, un fuerte ruido, probablemente de un taladro, la empezó a perturbar, haciendo que se tapara los oídos de inmediato. Siguió el sonido hasta el comedor, donde vio a Shuhua subida a una escalera, con, efectivamente, un taladro en las manos.

- Shuhua. – la morena no contestaba ante el llamado de su novia. – Shuhua. – el aumento de volumen en la voz de Soojin no sirvió de nada. – ¡Yeh Shuhua! – gritó, pero tampoco funcionó, por lo que se dirigió a ella y estiró del camal del pantalón. En ese momento, Shuhua se tambaleó sobre la escalera plegable y, cuando se giró, Soojin comprobó que tenía una mano sobre su pecho y cara de susto.

- ¡Por favor, Soojin! ¡Me has asustado! – exclamó, gritando como si no estuvieran a un metro de distancia.

- No me estabas escuchando. – dijo Soojin en un tono normal. Shuhua solo pudo ver los labios de su novia moviéndose, pero no oyó nada.

- ¿¡Qué?! – preguntó, alzando más aún la voz. Fue entonces cuando abrió los ojos, dándose cuenta de la razón por la que no escuchaba. Se llevó la mano que tenía libre a cada una de sus orejas, sacándose de ellas unos tapones para los oídos. – Perdón, me he puesto estas cosas para que no me molestara tanto el taladro. Por eso he cerrado la puerta, para no despertarte. – Soojin negó con la cabeza, cruzándose de brazos.

- De verdad, eres un cuadro a veces. Pero, ¿de verdad era necesario tener que ponerse con el taladro a estas horas de la mañana? ¿No había otro momento?

- En serio, siento si te he despertado. – dijo Shuhua, bajando de la escalera y dejando el taladro a un lado en el mueble de la televisión. – Quería hacer esto antes de irme a la tienda.

- No te preocupes, pero me habría gustado despertar con mi novia a mi lado. – Soojin tomó el batín de Shuhua para que se acercara a ella. – Buenos días. – agarró su rostro y la besó con las mismas ganas de siempre, con la misma devoción de siempre, con el mismo deseo de siempre, con el mismo amor de siempre.

- Buenos días. Esta es la mejor manera de levantarse cada mañana. De verdad que lo siento, pero desde lo del otro día, le tengo miedo hasta a mi propia casa. – mientras Shuhua hablaba, Soojin se dedicaba a admirarla, retirándole un mechón que caía por su rostro.

- Estás un poco paroica con el tema, Shuhua. Yo estoy convencida de que fue una cosa puntual y que Minnie no se dedica a hackearte el sistema de seguridad de tu casa todos los días.

- No lo digo por ella, sino por cualquiera de la agencia o cualquier otro hacker en general. Lo hago por mi seguridad y también por la tuya. No quiero que nos pase nada por un descuido de mi parte.

- Bueno, como quieras, pero creo que no es el momento para esto. Podemos aprovechar el tiempo que te queda antes de irte para hacer algo más productivo.

Soojin llevó su boca al cuello de Shuhua, empezando a besarlo y morderlo suavemente, mientras con sus manos apretaba con ganas el trasero de su novia. Shuhua, que con Soojin, había comprobado que no necesitaba mucho para que le subiera la temperatura, soltó algún gemido de placer y se dejó empujar por la morena hasta acabar tumbada sobre el sofá. Empezaron a besarse de nuevo, pero con mucho más hambre y pasión, mientras la poca ropa que llevaban iba desapareciendo de sus cuerpos. Sin embargo, el sonido del reloj de Shuhua las interrumpió con un aviso de la agencia.

𝕬𝖌𝖊𝖓𝖈𝖎𝖆 𝕴𝖓𝖙𝖊𝖗𝖓𝖆𝖈𝖎𝖔𝖓𝖆𝖑 𝖉𝖊 𝕴𝖓𝖙𝖊𝖑𝖎𝖌𝖊𝖓𝖈𝖎𝖆 - SOOSHUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora