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- ¡mhh~! ¡ah~! ¡Rusia~! - gimio con fuerza.

El ruso embestida con fuerza, mientras mordia el cuello del menor con la misma intensidad.

El argentino tenía la espalda arqueada mientras sus piernas empezaba a temblar por el placer que sentía.

Ahg, mierda, que exitante era tener sexo después de un largo día lleno de trabajo para ambos.

Ya era la cuarta ronda que tenian, estaban todo sudados, y el argentino sentía que no podría más.

Sieguieron un par de horas más, hasta que el Tricolor acabo por 5 vez dentro del pequeño trasero del latino.

Se recosto a su lado, mientras ambos resultaban agitados, el latino miro al de mayor altura del contrario.

- wow, Se nota que estabas con ganas de tener sexo. - susurró como pudo.

- lo siento, se que te acostumbraste a menos... Pero ya estaba enojado, y quería descargarlo en el sexo.

- oh, bebé. - acarició el pecho del carcelero. - me encanta cuando estas enojado y bajas tu rabia en mi culito. - sonrió mientras escondía su cabeza en el hombro del mayor.

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Rusia estaba tranquilo, tomaba un café mientras miraba una película sólo. Estaba completamente sólo en su casa, así le gustaba a decir verdad.

Escucho un ruido, y supuso que era Argentina, el cual llegaba a la noche para sexo.

Ya que hacían eso desde el momento que escapó, como ya saben los lectores.

Pero sintió un pinchaso y todo negro.

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Despertó y vio todo negro, quizás era por el hecho de que tenía una bolsa en la cabeza.

- uhg, es horriblemente gigante. - escuchó delante de si.

- mamma, por favor, déjalo ir. - escuchó de Argentina.

Ok, era momento de conocer a su suegra... Sería más fácil si no fuera un capo de la mafia más peligrosa.

- deberíamos asesinarle antes de que despierte. - comentó una voz desconocida.

El ruso empezó a mover leve la cabeza para que se dieran cuenta de que ya despertó.

- al fin, el mastodonte despertó.

- yo.. ¿me pueden sacar esto? - preguntó muy nervioso.

- no.

- mamma..

- saquensela. - dijo enojada la italiana.

- gracias. - susurró.

- a ver. ¿puedes darnos algo útil? Aparte del hecho de hacer que mi heredero camine raro después de ir a tu casa.

- ...no. Sólo soy un carcelero, señora.

- Madam, Madam Italia. - dijo sería.

- lo siento.

- mamma, no seas dura con él. Es medio lelo. - intento intervenir el latino.

- cállate. Y tu. - le miro. - no sirves para nada. No veo la razón por la que sigas vivo.

¡Bam! Fue lo último que escuchó el ruso, y después sólo tuvo paz.

Argentina se arrodilló en el suelo empezando a llorar, ya sospechaba que su madre haría eso, pero, quiso creer que su madre tendría compasión ante el ruso.

Y no, ahora, quien creía que el podría ser su "pareja" en un muy probable futuro cercano, yacía muerto en la silla delante de él.

Con una bala que tenía en la frente, a la vez que su mirada de terror.

- hijo, sólo te distraria de seguir el camino de tu madre. - dijo descaradamente la italiana cómo si fuera común. - mi padre me hizo lo mismo, y mirame, no hay nadie que me pare. - sonrió con cinismo.

El menor no dijo nada, sólo se quedó ahí arrodillado, esperando a que fuera un mal chiste.

Pero no, era la vida real, y él no podría ser homosexual si eso no le generaba un hijo propio.

- si no quieres que otro "amigo" tuyo muera, casate con México y dame hijos.

- ...si, mamma. - susurró secándose las lágrimas con la manga de su remera color vino.

Ahora debería tener que casarse con esa perra engreida.

Se levantó, y se fue por la puerta, pero antes echando un último vistazo a el único tipo que lo hacía gemir de verdad.

Lindo Mafioso. (RusArg) Soft CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora