Capítulo 72

16 1 0
                                    

"NO SÉ SI SIGAN LEYENDO ESTA NOVELA,A PASADO MUCHO TIEMPO,PERO SENTÍA QUE TERMINAR DE PUBLICAR LOS CAPÍTULOS,ES COMO UNA META QUE TENÍA PENDIENTE"

Minutos más tarde nos dirigimos a su departamento, accedió a que me quedara a dormir con ella, así que estacioné el auto y subimos. Ambos nos pusimos la pijama, tanto en su departamento como en el mío había ropa de los dos, luego nos acostamos, era la primera vez que dormiríamos juntos después de las nuevas reglas y sería un reto grande el no tocarla, así que le di la espalda y abracé la almohada.

No sé cuánto tiempo pasó, no podía dormir teniéndola al lado y sabiendo que no podía hacerla mía, claro que había sido mi idea quedarme a dormir con ella. De pronto sentí su mano acariciar mi abdomen y apreté la almohada, comenzó a besarme el cuello, ¿estaba dispuesta a romper su propia regla?, mi miembro empezó a reaccionar a sus caricias y sus besos, ¿me estaba tentando a propósito? Me volteé y se me quedó viendo, analizándome, acaricié su cabeza y se inclinó para besarme apasionadamente, le correspondí unos instantes y luego subió en mí, definitivamente me estaba torturando, pero no estaba dispuesto a caer en su juego, ella había sido la que había pedido que no hiciéramos el amor y ahora se tenía que apegar a su dichosa regla. Tuve que recurrir a recuerdos desagradables de mi vida con tal de reunir todo mi autocontrol y rechazarla.

–____, detente – dije con un hilo de voz tomándola de los hombros y separándola.

– ¿Por qué?, no me digas que no fue esta la razón para quedarte hoy aquí.

– No, fue para llevarte temprano a Nueva York, ____, tú fuiste la que implantó las nuevas reglas, no puedo creer que tú misma quieras romperlas.

– Pensé que sería más sencillo – aclaró acariciándome el pecho con sus dedos.

– Recuerda que dijiste que si rompíamos la tercera regla todo se terminaría.

– Ya me arrepentí, mejor olvidémoslas – exclamó tratando de besarme.

– De ninguna manera, me iré a dormir al sillón – dije sentándome en la cama.

– No, quédate… pasaste la prueba – susurró en mi oído.

– Lo sabía, eres increíble, te gusta verme sufrir.

– Por supuesto que no… perdona mis inseguridades.

– ¿Y por qué no?, si tu perdonaste mis actitudes psicópatas, somos tal para cual – aseguré acariciándole la nariz con un dedo.

– Eso parece – señaló sonriendo – hasta mañana.

– Hasta mañana.

Me acosté y la abracé, ____ puso su cabeza en mi hombro, finalmente nos quedamos dormidos minutos después. Muy temprano la llevé a Nueva York y aproveché el viaje para atender algunos negocios. Regresamos por la noche y le conté otra parte de la historia, se sorprendió al escucharla, jamás se imaginó que mi cuerpo no reaccionara ante una mujer y sonrió satisfecha cuando le aseguré que había sido por ella. La dejé en su departamento y después yo me fui al mío, necesitaba desahogarme luego de su pequeña prueba de la noche anterior, así que en cuanto estuve en mi cama, recurrí, cual típico adolescente, a acariciarme yo mismo.

Pasó otra semana en la que no nos vimos por la intensa carga de trabajo que tenía ____, al menos hablábamos por teléfono y nos mandamos mails. El sábado la invité al cine para que se olvidara de tantas obligaciones laborales. Estábamos formados para comprar los boletos cuando se me ocurrió voltear y vi casi al final de la fila a Julieta platicando muy animadamente con Brandon.

– No puede ser – exclamé muy sorprendido provocando que ____ también volteara.

– No tiene porque seguir cayéndote mal, yo estoy contigo, él ya es parte de mi pasado – dijo tomándome del mentón para que la volteara a ver.

Ardiente tentacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora