Capítulo 49

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Al día siguiente tuvimos un curso en la oficina, se trataba sobre tomar riesgos, claro enfocado al ambiente empresarial, pero muchas cosas me llegaron de forma personal, así que al salir decidí mandar por un tubo las reglas, finalmente no las había creado yo, no había un contrato de por medio y tenía la plena libertad de decidir si quería seguir perteneciendo a esa sociedad o no. En cuanto estuve en mi oficina tomé el teléfono y llamé a un amigo que trabajaba en una compañía telefónica.

- Hola Logan, ¿cómo estás? - exclamó amablemente.

- Bien Ethan, ¿y tú?

- También, gracias, ¿en qué puedo ayudarte?

- Necesito que me investigues el nombre de una persona, por favor, tengo su número de telefono.

- Por supuesto, mándamelo por mail y en una hora te tengo el dato.

- Gracias, ¿crees que puedas hacer una investigación más profunda?

- ¿Qué más necesitas saber?

- Todo lo que se pueda, dirección, edad, ocupación, con quién vive, la mayor cantidad de información posible.

- Eso no lo puedo hacer yo, pero conozco a alguien que sí, sólo que llevará unos días, déjame le pregunto y te aviso, ¿vale?

- Está bien, mientras tanto envíame el nombre, por favor.

- En una hora lo tendrás y también la respuesta de cuándo podré hacerte llegar el resto de la información.

- Gracias amigo.

- De nada, cuando quieras.

Saqué el movil del bolsillo de mi pantalón, busqué el número de ella y se lo envié por mail, en tanto esperaba su respuesta seguí trabajando. Poco más de una hora después recibí su correo y lo leí de inmediato, además de su nombre había podido averiguar su dirección y me informó que el resto de los datos los tendría en una semana.

"___", dije en voz alta leyendo su nombre, la primera regla estaba rota totalmente, la segunda en proceso, aunque no sería ella precisamente la que respondiera las preguntas y la tercera, bueno, definitivamente era la primera que había roto, si no fuera así no estaría ahora investigándola. Pero, a pesar de estar haciendo eso no me atrevía a romper las reglas frente a ella, no sabía cómo actuar o qué decirle, hacía tantos años que no tenía una cita convencional con una chica que me había olvidado del procedimiento, sí me gustaba y demasiado, de eso no había dudas, pero, ¿para ella sería suficiente?, seguramente había una buena razón para que me buscara, pero no creía que fuera por un sentimiento, ni yo mismo estaba seguro de tener alguno por ella.

Me llevé una mano a la cabeza, me seguía persiguiendo el fantasma del pasado, me asustaba la idea de que la historia con Noelia se repitiera, sabía perfectamente que era absurdo, no creía que alguien tuviera tan mala suerte como para vivir dos veces la misma tragedia, pero no quería averiguarlo.

Al día siguiente, Presley llegó de sorpresa a visitarme, me dijo que andaba buscando un lugar para hacer la presentación de la línea de ropa que lanzaría en poco tiempo y le propuse que la hiciera en uno de los salones del Rose Imperial y le encantó la idea, así que me sacó a rastras de la oficina para ir al hotel y elegir uno de los tres, como siempre de hiperactiva.

Aprovechamos y almorzamos ahí mismo, me platicó que estaba vuelta loca organizando eso y su boda, aunque para ambos eventos había contratado a gente especializada, me comentó que le había caído muy bien una de las chicas de la agencia de publicidad que se encargaría de promocionar el lanzamiento, no me imaginé de quien estaba hablando porque no me dijo su nombre.

Era jueves y había tenido otra junta con los socios sobre el hotel de Londres, les pedí ir en noviembre para regresar a tiempo a la boda de Presley, no hubo ningún inconveniente. Al salir estaba nuevamente ella esperándome y fuimos al Rose Imperial otra vez, se quedó de ver con la chica de la agencia y me la presentó, Olivia, quien por cierto, me comió con la mirada y, extrañamente, me incomodó.

Ya era de noche cuando salimos de ahí, me despedí de Presley y subí a mi coche. Era el tercer día que _____ no me buscaba y me inquietaba, saqué el movil para llamarla yo, pero de último momento decidí que era mejor ir a su departamento, propiciaría un encuentro casual para terminar de mandar al demonio las dichosas reglas.

Llegué y me estacioné en la acera de enfrente, era un edificio de diez pisos y ella vivía en el quinto, de la guantera saqué mi loción y me rocié un poco, la guardé y estaba por bajar del coche cuando volteé y justo en ese momento la vi salir de la mano de un tipo alto, de cabello oscuro y un poco fornido. Me quedé inmóvil mirándolos, él le abrió la puerta de su auto y antes de que ella subiera le dio un beso en los labios, entonces una sensación desconocida recorrió mi cuerpo al presenciar esa escena.

Ahora comprendía porque no me había buscado, ya tenía a alguien más en su vida, que idiota fui al pensar que era diferente a las demás, no sabría de la sociedad, pero la razón por la que acudía a mí era la misma que la de todas, cumplir sus fantasías y yo de *beep* mandándola investigar.

Moví la cabeza y me llevé ahí mis manos, tenía ganas de salir del auto y golpear al individuo ese, pero no podía, yo no era nadie en su vida, sólo le calentaba la cama y ni sabía mi nombre. Esperé a que se marcharan y arranqué a toda velocidad rumbo a mi departamento, decidido a olvidarme de ella, no merecía ninguno de mis pensamientos, ni de desprecio siquiera.

El viernes se pasó volando ya que tuve mucho trabajo, tenía que dejar todo listo porque haría un pequeño viaje de negocios y no me gustaba que quedaran cosas pendientes. Julieta me llamó para invitarme a un bar, era cumpleaños de una de sus amigas y acepté, justo era lo que necesitaba para relajarme y olvidarme de la agobiante semana que había tenido.

Llegué poco después de las ocho, saludé a Julieta y me presentó a quienes no conocía, era un grupo como de doce personas, incluida ella. Me senté a su lado y pedí un tequila, necesitaba algo fuerte, cuando me lo llevaron me lo bebí de un solo trago y pedí otro que me bebí de igual forma. Julieta me miró extrañada, pero yo me encogí de hombros y giré mi cabeza para inspeccionar el lugar.

La música sonaba a todo volumen y varias personas bailaban, en su mayoría chicas. Me tomé el siguiente tequila y pedí uno más, en eso me di cuenta que una hermosa chica me miraba jugando sensualmente con el popote de su bebida, yo me lamí los labios y le guiñé un ojo, ella sonrió, dejó el vaso y se levantó de la silla, yo también me levanté hipnotizado por su belleza, sentí que Dulce me jaló de la mano, pero yo me solté.

Caminé al centro de la pista y me encontré con la chica, llevaba una blusa que le llegaba arriba del ombligo, cruzada y amarrada por el cuello, dejando sus hombros y su espalda al descubierto, el pantalón ceñido a la altura de la cadera y zapatos de plataforma, el cabello oscuro llegaba a la altura de sus hombros, no distinguí muy bien el color de sus ojos por la media oscuridad que había, pero lo que sí distinguí perfectamente fue el fuego en ellos.

Puso sus manos sobre mis hombros y empezó a bailarme sensualmente contoneándose al tiempo que pegaba su cuerpo al mío, sentí sus senos sobre mi torso y me di cuenta que no llevaba sostén, había salido a cazar y definitivamente había encontrado a su presa.

Puse mi mano alrededor de su cintura tocando su piel desnuda y la atraje más hacia mi cuerpo y empecé a moverme junto con ella al ritmo de la canción que se escuchaba, nuestros rostros estaban muy cercanos, su sonrisa enmarcaba el de ella, acorté la distancia para besarla, pero ella echó su cabeza hacia atrás impidiéndomelo y se giró, se agachó y pegó su trasero a mi miembro rozándolo mientras se levantaba lentamente y se seguía moviendo, la abracé por el abdomen y volvimos a danzar juntos, peligrosamente cerca con nuestras piernas entrelazadas, continuamos así por varios minutos rozando mi torso contra su espalda y frotando mi miembro en su trasero mientras sentía como me excitaba. No pude resistirme más y le besé el cuello, ella se separó y se volteó, movió uno de sus dedos negativamente y con la otra mano tomó la mía y me jaló arrastrándome entre la gente.

Ardiente tentacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora