00 - la tragedia de walburga black

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00— la tragedia de walburga black.




REGULUS BLACK AUN PODÍA RECORDAR EL DIA EN QUE SIRIUS ABANDONÓ LA NOBLE CASA DE LOS BLACK. Aún podía recordar cada palabra que se gritó ese día, el rostro de Sirius siendo eliminado de la pared en donde estaba el árbol familiar, el aroma de la lluvia sobre su ropa y los gritos desesperados de su madre en cuánto la madrugada llegó y se dio cuenta de que había perdido a uno de sus hijos completamente.

La tragedia de Walburga Black comenzó ese día.

Y desde allí, solo cayó en desgracia.

La mayor no dijo nada, jamás compartió con el menor de sus hijos sus sentimientos pero él lo presenció todo. La observaba caminar por los oscuros pasillos todas las noches mientras llevaba un poco de té en sus delicadas y amadas tazas de la más alta calidad, notaba como la mujer se giraba al creer oír la voz de Sirius llamándole: madre, en un ligero susurro que resonaba en la cabeza de Walburga hasta que se daba cuenta de que solo estaba ella, y otra taza de sus favoritas hecha añicos en el piso debido a que su propia impresión la había dejado caer. La observaba mirar inconscientemente el lugar que su hermano mayor había dejado vacío en la mesa y notó que aquella casa, se había convertido en la prisión personal de su madre, una que casi nunca abandonaba. Y de repente, allí estaba la serpiente comiendo su propia cola debido a la culpa y la tristeza.

Y como era casi obvio, Regulus quedó con la responsabilidad del honor de su familia, pero también, con el olvido de esta lo cuál era casi la mayor de las ironías.

Su padre enfermó, y él menor paso a ser casi inexistente para Walburga. Aquello le llevó al peligroso camino del dolor y la ira, detesto a su hermano por irse y se lo hizo saber muchísimas veces aunque jamás lo envidio por sus decisiones hasta que claro, conoció a Malinna Avery y quiso ser tan valientemente estúpido como Sirius.

Aquella castaña portadora de los más enormes y puros ojos azules que había visto en su vida era la sencilla razón del desear aquello que no tenía. Esa mujer era el único motivo por el cual quería probar aquel pecaminoso sentimiento de la libertad.

La Slytherin era parecida a él en muchísimos aspectos pero también era completamente diferentes en otro y pese a compartir casa, jamás se habían prestado demasiada atención hasta que tuvieron que hacer sociales el uno con el otro en una fiesta de los sagrados veintiocho, en dónde, Regulus no dejó pasar la belleza de la joven. A pesar del coqueteo al que se habían sometido durante toda la noche, el ojigris jamás pensó que terminarían los dos enredados debajo de unas sábanas horas después, y aquello fue lo que lo sumergió directamente en un camino que era peligroso para alguien como ellos.

Pero bueno, todo tiene un comienzo y lo correcto sería relatar el efímero éxtasis antes de la dura caída.







HELL TO THE LIARS | Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora