En la zona designada del campamento de los jóvenes héroes de la U.A una batalla entre caballeros está a punto de estallar.
Los que estaban en el sitio eran las clases 1A y 1B con sus respectivos profesores, también estaban la autoridades presentes.
Todos estaban en estado de alerta por la repentina aparición del espectro, aunque solo uno estaba totalmente tranquilo.
Izuku: ¿al parecer solo viniste tú?, creo que estoy siendo subestimado.
Violate: je, solo les pedí que se mantuvieran al margen así puedo disfrutar el matarnos mutuamente tú y yo.
Izuku: ja, yo no pienso morir hasta que derrote a Hades. Eso te lo puedo asegurar.
Viloate: dejemos esta conversación sin sentido y es mejor que te pongas tu armadura caballero o esto no será divertido.
El peliverde sabía que en ese momento su condición no era del todo buena si fueran espectros de bajo rango o simples esqueletos los pudiera derrotar con suma facilidad sin llevar puesta la armadura, pero... este no era un simple espectro y para colmo una estrella celestial.
Izuku lo sabía a la perfección, pero aun así el nació para ser un santo dorado si se acobarda ante cualquier enemigo solo por no llevar puesta una armadura no podría mira a los ojos a su maestro Shion ni a los otros santos que lo precedieron.
Violate: ¿y bien? Te pondrás tu armadura o pelearas de esa manera?
Izuku: no comas ansias, porque la pelea... acaba de comenzar ¡PEGASUS RYUUSEKEN!
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Una ráfaga de meteoros fueron disparados en dirección hacia donde se encontraba Violate, quien por unos segundos de descuido recibió el ataque, pese a que levanto una defensa no lo hiso a tiempo y la mayoría de los meteoros le dieron uno tras otro.
Violate: ha, nada mal para un humano, al parecer tendré algo de diversión después de mucho tiempo.
Izuku: antes de continuar. Déjame hacerte una pregunta.
Violate: está bien, ¿Cuál es tu pregunta?
Izuku: de entre todos los espectros que me he encontrado tú eres el único que tiene cicatrices por todo el cuerpo.
Violate: estas cicatrices, estas marcar, son el premio que adquiero cuando me enfrento a oponentes fuertes que me hagan sentir viva y que me lleven al éxtasis de la batalla y aquí justo en el medio de mi pecho esta un lugar donde puedes poner tu marca en mí, ahora no perdamos tiempos.
Izuku: vaya, una loca por las batallas.
La pelea entre el santo dorado y el espectro se había reanudado. Los compañeros de Izuku que estaban cerca veían la pelea con suma atención mientras que los profesores y los demás héroes pensaban en un plan para derrotar a este poderoso enemigo.
