Ohm, el temido líder de la mafia Rosa Roja, es un hombre serio, frío y despiadado, cuya autoridad no tiene rival. Poseedor de un poder y una riqueza que muchos envidian, vive atrapado en una jaula de oro, cargando con una profunda infelicidad y una...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Minutos atrás.
En un lugar alejado de la ciudad, varias personas comenzaban a recoger equipamiento de una bodega abandonada... o eso pensaban. Aquellas personas llevaban un símbolo en sus uniformes que decía "DEA".
Sin embargo, entre todos ellos había alguien especial, que parecía ser el comandante, pues supervisaba cada detalle.
En aquella fría noche, solo pudo alzar la vista al cielo y pensar:
—Es como aquella noche en la que te fuiste.
Mi nombre es Joss, soy el comandante de la DEA. Tengo 25 años, y mi compañera se llama Lliam. Ella siempre me ha ayudado y acompañado hasta aquí.
Mi sueño siempre fue este. Desde el momento en que mis padres murieron, tuve claras mis metas.
Aquel entonces solo era un niño de 10 años. Mis padres habían sido amenazados por una mafia. Intentaron escapar, pero un accidente les arrebató la vida. Así terminé en un orfanato y decidí tomar este camino.
En el orfanato conocí a un hermoso chico que se convirtió en mi primer amor y en el amor de mi vida.
Tenía el cabello castaño y unos ojos azules que brillaban cuando sonreía. Era tan hermoso que no pude evitar enamorarme de él. Su nombre era Fluke, un nombre perfecto para él. Éramos muy cercanos y nos apoyábamos mutuamente. Me ayudó a superar la muerte de mis padres.
Pero para cumplir mi sueño y honrar la memoria de mis padres, tuve que irme a estudiar a una escuela prestigiosa.
Era un buen estudiante, y gracias al apoyo de Fluke y mis buenas notas, conseguí una beca. Cuando me gradué, me uní a la policía y volví al orfanato cuando tenía 20 años. Para entonces, Fluke ya tenía 17, pero seguía tan hermoso como la primera vez que lo conocí.
Unas semanas después, me declaré, y él aceptó. Nos convertimos en novios. Todo era perfecto. Fluke me apoyaba mientras yo estudiaba para entrar a la DEA, y yo le enseñaba defensa personal, tanto cuerpo a cuerpo como con armas.
Pasaron dos años. Yo tenía 22, y Fluke, 18. Seguíamos juntos, y yo soñaba con llevarlo conmigo para que él pudiera cumplir sus sueños. Quería que viviéramos juntos, formar una familia y tener hijos. Pero todos esos sueños se derrumbaron aquel día.
Flashback.
Era una tarde hermosa, y comenzaba a oscurecer. Joss conducía hacia el orfanato para ver a Fluke, quien ese día cumplía 18 años. Con ello, finalmente podría decidir irse del orfanato.
Estaba emocionado por llevárselo. Habían hablado mucho sobre ello, y ambos habían decidido empezar una vida juntos tan pronto como Fluke cumpliera la mayoría de edad.
Cuando Joss llegó al orfanato, saludó a todos y fue a buscar a Fluke, quien debería estar esperándolo con sus cosas listas.
Al no encontrarlo por ningún lado, decidió buscar en las habitaciones, pensando que tal vez aún estaba empacando.
Al acercarse a la habitación, escuchó un disparo que lo alarmó. Corrió rápidamente y, al abrir la puerta, vio a Fluke con un arma en las manos y a un hombre tirado en el suelo con una herida de bala en el pecho.
Corrí hacia el hombre, pero al llegar noté que había muerto instantáneamente. Ese hombre era uno de los cuidadores del orfanato.
—Joss... —Fluke estaba en shock, pero reaccionó al verme entrar.
—¿Qué has hecho? —pregunté, mirándolo incrédulo.
Fluke, al ver mi mirada de desprecio, bajó la cabeza y tartamudeó: —YO... YO...
—¿¡QUÉ HAS HECHO!? —grité, incapaz de controlar mi ira.
Fluke comenzó a llorar.
—Tenía que hacerlo... Él quería hacerme daño. —Su voz era apenas un susurro tembloroso.
—¿Qué estás diciendo? —seguí gritando, incrédulo.
—¡ÉL QUERÍA VIOLARME! — respondió Fluke, ahora con furia. —Eso no puede ser posible. Él no sería capaz... —murmuré, negándome a creerlo.
—¡CLARO QUE SÍ! ¡ELLOS NOS TRATABAN MUY MAL!
—¡NO ES CIERTO! No puedo creerlo... — seguí negándolo.
—¡ÉL MERECÍA MORIR! —gritó Fluke, furioso.
—¡NADIE MERECE LA MUERTE! ¿¡Cómo puedes decir algo así!? —me acerqué a Fluke, amenazante.
Fluke instintivamente intento retroceder, pero Joss lo tomo de la mano con agresividad. — COMO TE ATREVISTE A MATARLO, TIENE QUE PAGAR POR LO QUE HAZ COMETIDO.
— TU... NO... PUEDES ESTAR HABLANDO ENSERIÓ. — Fluke rompió a llorar.
— HAZ COMETIDO UN DELITO Y YO ME ASEGURARE QUE PAGES POR ESO.
—¡NO... NO... PUEDES HACERME ESTO! ¡YO TE AMO! YO SOY TU NOVIO — Fluke lloro desconsolado.
— PUES YA NO MAS, NO PIENSO ANDAR CON UN ASESINO. — Ante aquellas palabras tan frías Fluke solo puede llorar más, para el todo era una pesadilla del que deseaba despertar.
Joss llevo a Fluke a otra habitasion, tirandolo a dentro y enserandolo para que no escapara.
Minutos después, la señora Lee, otra encargada del orfanato, se acercó. —¿Qué pasó, Joss?
—Fluke mató a uno de los encargados. —Respondí con amargura mientras llamaba a la policía.
—¿Qué? Eso no puede ser. ¿Por qué lo haría?
—Dijo que fue en defensa propia, pero no puedo creerle...
Lee palideció. Parecía estar escondiendo algo.
Entonces, una voz interrumpió: —¡FLUKE DIJO LA VERDAD! ¡ESE HOMBRE Y LEE SON MALAS PERSONAS!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Otro capítulo disfruten y gracias por su apoyo. Apoya botando y comentando.