cap: №10

581 80 25
                                    

Su vida cambió demasiado de un día para el otro, resulta que ahora vivía nuevamente con su hermano y su sobrino. 
Siempre que hablaba con Sunghoon sobre su sobrino o este le hablaba del niño, siempre estuvieron refiriéndose al mismo.
Todo era extraño, si bien no le tomó tiempo procesar todo, a Sunghoon le estaba costando, él trataba de ayudarlo, ya sea llevándolo a la pista o invitándolo a salir, todo para que se olvide o deje de darle demasiada importancia.  Pero hace como una semana venía fallando, por lo tanto dejaron de hablar y verse. 

Lo extrañaba.

Y justo por eso, se encontraba rumbo a casa de Sunghoon, era sábado y la mañana estaba preciosa.  Antes de ir a la casa del mayor, pasó por la cafetería favorita de Sung para comprarle el desayuno, ya que a las diez, aún eran las dos de la mañana para Moon, por lo tanto, sabía que este dormía como un bebé.

Llegó y tocó la puerta, su hermoso, divino, precioso, alto y jirafa no-suegro le abrió.

—Oh, buenos días Niki— saludó Johnny.

—Buenos días, Johnny— devolvió el saludo con una brillante sonrisa.   —¿Sunghoon sigue dormido?.

—No entiendo para qué preguntas lo obvio— rodó los ojos divertido y entró.   —Se durmió tarde ayer, así que, si no tienes ni un gramo de atención por su parte, puedes bajar que aquí estoy yo y Taeil no tarda en llegar— asintió y subió con calma las escaleras, pues sabía que sus no-cuñados aún dormían profundamente.

Abrió con cuidado la puerta e ingresó, Hoon aún dormía, no le sorprendió.  Se sentó a su lado y de a poco trató de levantarlo, le hizo cariñitos en el pelo, dejó un besito en su mejilla.  Nada.

—Sunggie— lo movió un poco.   —Sunghoon— se asustó cuando el mayor lo atrajo hacia sí, envolviéndolo en un abrazo.  Estaba calentito, no sabía si era por las sábanas o el calor de la anatomía ajena.

—No sabía que vendrías, me hubieras avisado— habló somnoliento y bajito, dejó un beso en la mejilla de Niki y se levantó.

—¿Y mí beso de buenos días?— preguntó Nakamoto y se acercó a abrazarlo otra vez.
De verdad lo había extrañado, tanto a él, como a sus besos, sus abrazos, sus mimos.  En resumen, todo.

—Aún no me lavé los dientes.

—No es muy importante para un piquito— el pelinegro se acercó y le dió el dichoso piquito.   —Ve abajo con mis padres, yo voy a arreglarme, ahora voy— el rubio se paró de puntitas y dejó un casto besito para luego irse.

Iba por la mitad de las escaleras cuando entró su otro no-suegro por la puerta principal.

—Niki, no sabía que madrugabas— dijo el mayor luego de haber ingresado al comedor junto al mencionado.

—Yo tampoco lo sabía— rió junto a Moon por breves segundos.

—¿Desayunaste corazoncito?— cuestionó Tae sin apartar la vista de lo que hacía.

—De hecho, traía algo para desayunar con Sunghoon, como desde la semana pasada no nos hemos visto ni hablado, pensé en darle una sorpresa— respondió el japonés y tomó asiento en la isla de la cocina.

—¿Se pelearon o algo así?, quiero decir, he notado que ni tú ni él salían, le pregunté a Hoonnie pero anduvo tonto por varios días— él no sabía cómo tomar el que hayan dejado de verse una semana, no es que hubieran peleado, quería creer que sólo fue un breve tiempo y ya.

—No creo que hayamos peleado, o que yo recuerde haberlo hecho, es sólo que, no lo sé, fue extraño porque simplemente dejamos de hablarnos y vernos.  Quizás fue el impacto de la noticia o tal vez algo que le esté pasando y no me ha dicho, no estoy seguro— contestó, dudando de sus propias palabras, ya que, realmente no sabía qué había ocurrido.

—¿Qué hacen?, ¿están esparciendo el chisme como buen suegro y yerno?— ambos bajitos se asustaron ante la presencia de YangYang.

—Hijo casi me matas, estoy viejo, debes cuidarme no matarme— pronunció el coreano con la mano en el pecho.

—Oops, perdón papá— se disculpó y lo abrazó.   —Hey, ¿cómo va todo Niki?.

—Casi me matas del susto, pero bien Yang, ¿tú?.

—Bien.  Kun y yo nos preparamos para irnos a vivir juntos, así que, no podría estar mejor— comentó, su tono era nervioso y a la vez cargado de felicidad.

—Yukhei también planea irse, por lo que me contó Sunghoon— ambos mayores asintieron.

—En realidad, ya lo está haciendo, estos días ha estado llevando de a poco sus cosas.

—Oh my-, demasiada gente en mí casa para ser una mañana de sábado— vieron hacía la puerta, ahí estaba parado Mark.   —Falta que venga la familia de Riki y somos medio millón.

—Un segundo.  No estaría nada mal, sirve que nos actualizamos, desde que Jae y Jun son adolescentes no veo a tus padres, ¿tú qué opinas?— el rubio lo pensó, Sungchan ya había regresado y Chenle avisó que vendría de visita la semana próxima.

—Me parece bien— sonrió hacía el mayor de los presentes.

—Momento— frenó Minhyung.   —Riki está aquí, ¿y Sunghoon?.

—Dijo que iba a arreglarse.

—Seguro volvió a dormirse.

—Iré a ver, permiso— subió nuevamente las escaleras y entró al cuarto, esta vez sin prestar demasiada atención si hacía mucho ruido o no, miró al frente, estaba Seo dormido y a medio vestir, le faltaba la camiseta, y como buen no-novio, buscó una en el amplio armario.   —Sunggie, arriba, ya son como las once.

—Ahh, no dormí casi nada— se quejó mientras se estiraba.

Nakamoto suspiró.   —Tu desayuno está abajo, ponte la camiseta y un buzo, hace frío y puedes enfermarte— se acercó al chico y le ayudó a ponerse las prendas, le dió un beso y se alejó.   —Yo iré a mí casa, escríbeme más tarde.

—Por la tarde pasaré por ti así vamos al cine— avisó y se dió la media vuelta.

—Te estaré esperando entonces— salió de la habitación y fue directo a la cocina, donde minutos atrás había dejado a la familia.

—¿Se durmió verdad?— preguntó YangYang.

—Sí, pero bueno, es muy temprano para él, nos vemos otro día así planeamos bien todo, adiós— se despidió de todos y salió de la gran casa, al menos había intentado acercarse primero, eso era un avance.

Iba pensando tranquilo cuando alguien golpeó su hombro al pasar.

—Oye ten cui-, ¿Heeseung?.

Cliché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora