cap: №8

702 92 37
                                    

Las horas de matemáticas sin dudas eran las más aburridas, no entendía, no le gustaba y tampoco le importaba, por eso era mejor pensar en Sunghoon.

mmm, podría ir a su escuela y pasar el día con él, mm, no, mejor no, pensará que soy muy pesado.  Podría ir a su casa, llevarle helado y un peluche, no, aún más pesado quedaría.  Ehh, puedo llamarlo, sí, no, mejor no, pensará que soy muy insistente.  ¡Ya sé!, mejor lo ignoro y no le hablo. Sí, eso será, además, tengo muchísima tarea– pensaba el japonés, tenía la cabeza por las nubes, así que, por lo tanto, no había escuchado el timbre.

—Niki, Niki, Niki— sacudió la cabeza y vió al mayor con confusión.

—¿Qué pasó Jungwon?— preguntó confundido.

—Guarda tus cosas, debemos irnos, ya sonó el timbre— guardó su carpeta y lapicera, se puso la mochila al hombro y del brazo salió con su mayor.

Iban saliendo en dirección a la parte delantera de la secundaria, Niki estaba muy enfrascado en la conversación que tenía con el pelinegro, sólo lo veía a él, así que si había una piedra o algo enfrente, probablemente se rodaría frente a toda la secundaria y sería el hazmerreír de esta.

—Yo que tú, miraba al frente— habló Jungwon con una sonrisa.  Así lo hizo, una tonta sonrisita de enamorado apareció en sus labios.

—¿¡No me abrazas!?— sólo eso bastó para que saliera corriendo a los brazos del alto, este depósito un beso en su frente y lo abrazó fuertemente.

—¿Qué haces aquí?— cuestionó sin apartar la vista de la sonrisa ajena.

—Puees, quería ver a mí chico cliché, además de que venía a invitarlo al cine— contestó y dejó un pequeño beso en la mejilla del más bajito.

—Tu chico cliché tiene muchísima tarea hoy, así que lo dejaremos para otro día— Sunghoon hizo un puchero que mató a Nakamoto.

—Me da cáncer cada que los veo— confesó Won viendo a la pareja de melosos.

—A mi me daba cáncer verte a ti y a Jongseong.

—Opino igual que el chico cliché— volteó nuevamente hacía el menor y volvió a sonreír.   —Te acompaño hasta tu casa entonces, sirve que paso por la tienda porque quedé en comprar pan para la comida y eso fue hace media hora— el japonés lo miraba con reproche.

—Hubieras ido a tu casa directamente, sólo viniste aquí al gasto, ya que no podemos ir al cine— se mostró serio, pero el beso de Sung lo derritió por completo e hizo que se instalará una sonrisa en sus labios.

—Jungwon, ¿tú vas por allá, verdad?— el mencionado asintió, saludó con la mano y fue a la parada de autobús.   —Vamos jovencito, apure— se tomaron de la mano y comenzaron a caminar rumbo a la casa del rubio.

—¿Cómo te fue en la escuela?— preguntó Riki, tratando de comenzar una conversación.

—Creo que bien, presenté un exámen de literatura, seguramente lo tengo en el bolsillo, ¿cómo te fue a ti?— respondió y empezó a balancear sus manos entrelazadas.

—Bien, aunque ya en matemáticas me aburrí, y no debería, tengo que prestar atención porque soy pésimo en la asignatura.

—Mí cuñado es buenísimo en matemáticas, puedo pedirle que te ayude.

—Me estarías haciendo un gran favor, soy malísimo y mí hermano Sungchan definitivamente no me tiene paciencia, además de que sigue en Japón, Chenle está en Los Ángeles y Jun no tiene tiempo— hizo pucheros, extrañaba a todos sus hermanos, si era sincero.

—Por lo que me acabas de comentar, todos son completamente diferentes entre sí— él pensó y analizó. 

—Sí, podríamos decir que sí, somos demasiado diferentes entre nosotros en cuanto a paciencia.  Mí hermano mayor es la persona más paciente que conozco, Chan es horriblemente impaciente, Chenle, bueno, a él no lo veo hace muchísimo, pero cuando vivíamos juntos era idéntico a Chan— contó. 
Sintió su trasero vibrar, por lo que dedujo que estaban llamándolo.

—Riki, hijo, ¿dónde andas?.

—Papá, estoy volviendo de la escuela, sólo paso por algo a la tienda y voy.

—Oh, bien, debemos hablar contigo sobre un par de cosas.

—¿Hice algo malo?.

—No hijo, no es nada de eso, al contrario, eres todo un santo. 

—¿Qué sucede entonces?.

—Tú sólo vuelve que debemos hablar carajo— Sunghoon lo miró, ya que él veía con confusión el aparato.

—¿Sucede algo, riki ricon?.

—Eso mismo me gustaría saber a mi— dijo en forma de suspiro.

—Si tienes o tienen algún problema, no dudes en llamarme, sabes que siempre voy a estar para ayudarte o ayudarlos— Niki rió ante lo dicho por su ¿novio?.

—Tranquilo, sé que puedo llamarte cualquier cosa, me lo repites mucho— lo tranquilizó y abrazó.

—¿Te puedo dar un besito?.

—No entiendo para qué preguntas si me ibas a dar un beso de todas formas— el alto sonrió y dejó un piquito en los labios ajenos.   —¿sólo eso?, dame otro.

—Luego yo soy el que quiere besos a cada rato— rió escandalosamente al ver la cara del menor.

—Cállate y dame mí beso— ordenó.  La orden fue acatada con gusto por el mayor.

—Listo, estás chiquito para andar besando mayores.

—No eres mayor de edad.

—Pronto voy a serlo.

—No si yo puedo impedirlo.

—Tengo miedo.

—Deberías.

°°°

—Riki hace más de quince minutos te llamé carajo, mira la hora que es, si te llamé fue para que te apures hijo— se acercó el más alto de sus padres y dejó un beso en su frente.   —Un segundo— se volvió a él, oliendo su uniforme.   —Ese no es tu perfume.

—Es de Jungwon, me gustó así que decidí ponerme un poco en la escuela— mintió con nerviosismo.

—Ajá sí, sube a cambiarte, lávate las manos y baja a comer, Yuta no tarda en llegar, debemos hablar contigo.

La frase "debemos hablar contigo" lo hacía temblar, y de por sí ya temblaba porque su padre percibió el perfume de Sunghoon.
Se puso ropa más cómoda, se lavó las manos y bajó, entró corriendo a la cocina, interrumpiendo a sus padres.

—Mierda Riki, no entres así de nuevo— habló un poco avergonzado su padre.

—Como si no supiera lo que es un beso— susurró para él solo.

—Tenemos noticias para ti, Niki— el menor soltó un "mmh" dando a entender que los escuchaba.

—Renjun volverá…

Cliché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora