cap: №17

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Estaban sentados en el parque, leyendo su libro favorito por milésima vez.  Amaban demasiado aquella historia, era extensa, pero sin duda la mejor y la favorita de ambos chicos.
Una tarde y media noche les tomaba leerla.  Ese tiempo era muy valioso para ellos, ya que podían tener la excusa de querer estar solos para poder leer sin ningún tipo de ruido que los interrumpa.
Ellos no sólo amaban los helados y parques, también amaban los libros y la gran biblioteca camino al centro de la ciudad. Por eso, varias veces escaparon a la biblioteca, ya que era un lugar tranquilo y estaba repleto de libros, varios que Sunghoon ya había leído y podía recomendarle al menor. 

Hoy fue distinto, ya que, por cuestiones de la vida, el lugar se encontraba cerrado, por lo que, se levantaron temprano para nada, así que, ya sin ganas de volver, se sentaron en el parque y sacaron el libro que el menor llevaba en su mochila.

—Sunggie, tengo hambre— informó el menor mientras se restregaba los ojitos.

El mayor besó su frente y le sonrió.    —¿Qué quieres comer?.

—Quiero leche de fresa y galletas.

—Bien, iré a comprar, ahora vengo— el pelinegro se levantó, tirando al bajito en el proceso, dejó un pequeño beso en sus labios y fue en dirección a los negocios.

Él sacó su teléfono para matar un poco el tiempo.
Revisaba algo de instagram, sus historias destacadas más que todo.  Tenía sólo una, y eran todas fotos de él y Sunghoon.

Aunque, algunas eran de Sunghoon durmiendo, comiendo o dándole mimitos, eran demasiadas, ¿cómo sabría qué había y qué no?.  Había, más de cien fotos, eso era seguro, ya que amaba tomarse fotos con el mayor y luego subirlas, presumiendo al hermoso novio que tenía.
En las destacadas de su novio, eran como siete, pero todas sobre ellos dos o fotos suyas durmiendo o haciendo cualquier cosa.

Tal vez en la mayoría de fotos dormían, era su deporte favorito, si le preguntaban a ambos.
Además de comer y darse mimos, era lo que seguía.
Eran una pareja perezosa y son demasiado consientes de ello, y el que fueran consientes de que lo eran, hizo que ganaran millones de regaños por parte de las familias de los dos.

—Volví y traigo tus galletitas y leche de fresa— el rubio se hizo un poco más adelante para darle espacio al chico, y mientras agarró sus cosas.

—¿Qué te compraste tú?— preguntó antes de darle un sorbo a su leche.

—Un café, no tengo ganas de mucho— contestó y le dió un sorbo a su bebida.

—Ten, come algo, desde que te dijeron sobre tu competencia de patinaje estás dejando de comer como siempre, no quiero que mí novio quede en los huesos— hizo un tierno puchero, el cual, fue besado de piquito por los labios del mayor.

—Eres un exagerado, además, estoy comiendo más de lo que comía antes, me preocupo por mí salud, tú no debes de preocuparte.

—Me preocupo porque te quiero muchísimo y eres mí novio, Sung, enserio— lo miró como si lo estuviera regañando con la mirada.

—Enserio estoy comiendo bien, tú mismo viste que como doble porción, como siempre lo hice— el rubio rodó los ojos y prendió su teléfono, puso la cámara y sonrió.

—Sonríe— habló Niki entre dientes.  Seo sonrió y él tomó la fotografía.   —Me gusta mucho, voy a imprimirla y la pegaré en la pared de mí cuarto.

—¿Cómo haces para que te entre todo en la pared?— cuestionó el más alto.    —Tienes todas nuestras fotos en la pared y aún así tienes espacio para más.

—Organización mí amor, organización— en ello, el teléfono del japonés comenzó a sonar, era Sicheng.   —¿papá?, hola papá, ¿qué sucede?.

—¿Puedes venir?.

—Claro, pero ¿qué sucede?, me estás asustando.

—Mierda, Riki no hagas preguntas, ¿sí?, tú sólo sigue mis órdenes sin hacer preguntas, hazme caso por dios.

—Cálmate papá, ahora voy— estaba extrañado, ¿qué estaba pasando?.

—¿Todo bien?.

—No lo sé, pero vamos a mí casa, mí papá parecía alterado así que, es mejor no hacerlo esperar— se levantaron del pasto, guardaron sus cosas y comenzaron a caminar, no tan rápido, pero a paso normal, se dirigieron a la casa del menor.

—¿Crees que sea muy importante?, ¿o suele ponerse así?— quiso saber Sunghoon.

—Él no es así, no es de alterarse seguido, no se altera fácilmente, la situación debe ser demasiado como para que él no lo aguante y se ponga así— respondió el bajito.

—¿Le habrá pasado algo a alguno de tus hermanos o Junhyuk?.

—Me lo hubiera dicho, ahora me ha dicho que no haga preguntas, que sólo vaya a casa y allá hablaríamos, es muy raro, no sé qué está pasando y no me gusta— dijo mientras se mordía las uñas.

—No te preocupes, no debe ser nada del otro mundo, tal vez tuvo una mala mañana o quizás se levantó con el pie izquierdo, a todos nos puede pasar y nos alteramos— trató de tranquilizar el coreano.

—¿pero si es algo serio?, Sung tengo miedo, mucho miedo— un brazo del alto pasó por sus hombros, lo atrajo hacia su cuerpo, envolviéndolo en un abrazo.

—Tranquilo, ¿sí?, cualquier cosa, sabes que cuentas conmigo, con mis hermanos y mis padres, hasta con el perro puedes contar, nunca estarás solo o desamparado, siempre estaré a tu lado.

°°°

—Ya llegué— avisó y dejó la mochila en el suelo, a un costado de la puerta.

Vió hacia sus padres, ambos estaban abrazados y se oían sollozos provenientes de ellos.

—¿Qué les pasa?— se acercó rápidamente a ellos, secando las lágrimas de ambos.   —¿qué pasó?, papá explícame, ¿qué está pasando?, por favor hablen, no se queden callados.

—Riki…











































































































































poco texto

sé que quedó corto, no m maten, pero coso, NO TENGO IMAGINACIÓN, pero quería actualizar, así que, hice lo que pude.

¿qUÉ CREEN QUE VA A PASAR? ahre

bueno, nada, aguantenme en lo que me viene la ola de imaginación, capaz a la madrugada, no sé, nO SÉ.

así que nada, sigan esperando que aunque sea relleno, va a tener sentido más adelante.

–Nana, trolos.

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