cap: № 14

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Desde afuera podía oírse la música, menos mal habían aclarado que sería una cena normal.

Sunghoon sacó las llaves y abrió la puerta, se hizo a un lado y Niki entró primero.

—Deben estar en el patio preparando la parrilla— supuso el mayor mientras caminaban hasta dicho lugar, y vaya que no se equivocaba, Yukhei, Renjun, Kun, Yuta y Johnny preparaban la parrilla y tomaban cerveza, Junhyuk jugaba con el perrito de la casa y el resto se dedicaba a preparar la mesa y algunas ensaladas o cosas para acompañar.

—Hijo que bueno que llegan, perdón, ¿podrían ir por un poco de pan?— habló Taeil mientras sonreía y les entregaba el dinero.   —Lleven a Hyuk que dijo que se aburría, ¡Junnie, ve a comprar con tus tíos!.

El menor llegó corriendo y saltó a la espalda del mayor de la pareja.   —¡Vamos!, abuelo, ¿qué debo comprar?.

—¿Comprarás tú?— preguntó Moon alzando las cejas.

—Sí, soy un niño grande que traerá lo que sea para mantener a la familia— contestó seguro el pequeño.

—Compra un poco de pan, tus tíos llevan el dinero— Junhyuk hizo gesto de solado y luego le sonrió a su abuelo.

—Está bien abuelo.  Andando tíos— salieron rumbo a la tienda de convivencia, quedaba a un par de cuadras de la casa del pelinegro, por lo que no les tomaría demasiado.

Iban en silencio, mirando las vidrieras, Niki miraba a Sunghoon de vez en cuando, sonriendo al ver a la persona que se encontraba a su lado.

—Tío Niki, ¿cómo te fue en la cita que tenías?— él se sonrojó un poco, se había olvidado que Junhyuk fue testigo de su crisis al no saber qué hacer para la cita.

—Así que tuviste una cita, ¿quién tuvo la suerte de salir contigo?— cuestionó Hoon.

—Me fue perfecto, hubo complicaciones antes de que saliera de casa, pero todo salió bien— le respondió al menor.   —Y el afortunado es un chico muy lindo, alto, pelinegro, que sabe patinar, es muy tierno, algo sensible y asustadizo, eso no quita que sea seguro de sí mismo…  Pero…  Sobre todo, es la persona más amorosa que llegó a mí vida, siempre procura que esté bien y se encarga de quererme tanto como yo lo quiero a él.

—Es igual al tío Sunghoon— dijo el coreano menor.

—¿No se disfrazó de mi, verdad?— preguntó con los ojos entrecerrados.

—Nadie se compara a ti, Sunggie.

—¡Llegamos!— les avisó Jun, ellos dejaron de mirarse como bobos enamorados y entraron a la tienda.  El pequeño, en lugar de ir a dónde deberían, fue corriendo a donde se encontraban los productos de maquillaje.   —¡Mira tío Niki!, ¡son los bálsamos que Sunoo te dió para que usarás en tu cita!— chilló mientras le enseñaba dichos productos, su cara no podía estar más roja.

—¿Con que bálsamos, eh?.

—Cállate y vamos a comprar el bendito pan— calló y tomó al menor de la mano, llevándolo al lugar que estaba el pan.

—Hyuk, ¿sabes cuál bálsamo se puso?.

—Uno sabor cereza.

—Debería probarlo más tarde— si antes parecía un tomate, no quería imaginarse ahora. 
Nunca le había dado vergüenza hablar sobre besos con Sunghoon, al contrario, siempre era él quien decía o empezaba a hablar de eso, pero esta vez, realmente se había avergonzado.

°°°

—Tardan años luz en ir a comprar un pedazo de pan por dios— se quejó el castaño mientras recibía la bolsa.

—¿Necesitas algo más, papá?— el mayor negó rápidamente y se fue.   —Entonces, podemos subir a mí cuarto en lo que la cena está lista, tengo ganas de probar ese bálsamo.

—Si se dan cuenta, tú le explicarás todo a mí papá— se agarraron de la mano y entraron corriendo, subieron las escaleras y entraron al cuarto.

Sunghoon no dió tiempo ni de unas palabras de por medio, ya que fue directo a los labios del rubio.  Este lo recibió sin quejarse.

Realmente adoraban esos pequeños momentos que podían darse para ellos solos, sin que nadie los viera.  No es que la gente les molestara, en realidad, siempre que se veían, no tenían problema de darse amor en público, pero eso no quitaba el que quisieran tener sus momentos a solas. 

Se quedaba sin aire, por lo que el menor se separó y le sonrió.

—Creo que voy a regalarte bálsamos de todos los sabores habidos y por haber— susurró antes de volver a unir sus labios. 

Este fue un poco más corto que el anterior, pues ninguno había conseguido recuperar el oxígeno por completo.  Se abrazaron fuertemente mientras se sonreían.

—Aún con la poca luz que hay en esta habitación, puedo saber que sonríes y estás rojito— Nakamoto asintió y levantó la cabeza.   —Eres hermosamente hermoso y perfectamente perfecto.

Niki rió.   —No tanto como tú, eso te lo puedo asegurar.

—¡NIKI Y SUNGHOON, A COMEEEEER!— gritó YangYang.

—Vamos, debemos dar el anuncio de que ya somos pareja oficial— se vieron a los ojos, estos brillaban, parecía que tuviera millones de estrellas dentro de sus orbes.

Bajaron y fueron directo al patio donde todos estaban.
Fácil, eran más de veinte en total.

—Tienes los labios hinchados y todo el brillo se te corrió— le avisó Jungwoo, el cuñado de Sunghoon.

—Oh, gracias por decirme— agradeció y empezó a limpiarse con una servilleta.

—No es nada.

Comenzaron a servir la comida y varias bebidas.
Fue una cena divertida, ya que los chistes y anécdotas no faltaron, además de algunos chismes de los cuales se habían enterado por ahí.

Su pareja se levantó de su silla, mirando a todos los presentes, supo que era hora.

—Familia, debo, eh, debemos, debemos decirles algo— él se paró y tomó fuertemente la mano de Sunghoon.

—¡Si embarazaste a mí hijo, te desaparezco Moon!, ¡te desaparezco!— ambos jóvenes tomaron un color rojizo y negaron repetidamente.

—No es eso, señor Nakamoto, es otra cosa.

—Vamos chicos, pueden decirnos, aprovechen que luego no tendrán que andar diciéndolo por partes— animó Johnny.

—Niki y yo ya somos novios— soltó el pelinegro con una sonrisa de oreja a oreja, el rubio estaba igual de sonriente.

—¡LO SABÍA!, ¡MARK QUIERO MÍ DINERO!.

—¡YANGYANG, QUIERO ESE DÍA DE SPA!.

—¡MOON, EL DINERO!.

—¡KUN QUIERO ESA SALIDA!.

Ellos rieron por lo bajo, realmente tenían unas familias muy extrañas.

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