LEAH
Llegué a la escuela y me fui directo al salón. Me senté al lado de la pelirroja: tic toc! hora del chisme.—Cosa repulsiva ,buenos días—me alzó una ceja.
—Leah, por qué nunca me puedes llamar con un sobrenombre bonito—me reí y ella también.
—No he sabido de ti desde la fiesta.¿ Qué pasó después de que se fueran?.
—Bueno, Ethan me llevó a mi casa. Realmente sí sentía un poco de culpa, así que lo invité a ver una película. Pero de sentirme culpable pasé a sentirme bien con su compañía.
Se sentía tan cálido y sincero que hasta, en algún momento, me dormí encima de su hombro. Cuando acabó la película se marchó. Hoy tenemos que estudiar, así que irá a mi casa a las 6.—¿En serio te quedaste dormida? ¿No pasó lo que ya sabes?—por suerte no. Fue un alivio no tener que pasar vergüenza frente a mi principito valiente.
—No Miranda, no pasó nada— moví dramáticamente mis manos enfatizando la palabra Nada.
—Mañana me acompañas al centro comercial. Necesito ropa nueva y tú deberías comprar ropa también. Me aburre tu closet monocromático.
—Claro, voy contigo pero ni creas que me voy a comprar un vestido de flores o cualquier ropa asquerosamente llamativa.¿OK?
—Está bien doña gris.
La clase de Matemáticas empezó. ¡Por Dios! Soy un asco en esta asignatura, tal vez le pida a Ethan repasar esta materia hoy; aunque necesito subir en todas.
Dos horas después el timbre de la escuela sonó anunciando el fin del suplicio. Estaba esperando a Ethan afuera de la escuela. Realmente me sentía muy ridícula. Después de unos veinte minutos salió junto a Marcos y otro muchacho que creo que se llamaba London... o Logan, algo así.—Chicos ella es Leah— le dijo a sus amigos—Leah ellos son Marcos y Logan— ¡Logan!, sabía que era algo así.
—Un gusto a los dos ¿Ellos nos van a acompañar?.
—Un gusto a ti también, Leah—respondió Marcos—y no, tenemos asuntos que resolver así que ya nos vamos. Nos vemos después.
Los chicos se fueron dejándome con el príncipe valiente.
—Nos vamos ya—me dijo y con eso empezó a caminar en dirección a su auto.
—Necesito ayuda en mates. ¿Podemos repasar eso?—le pregunté. Me estaba muriendo de la vergüenza.
—Sí, claro. Adoro las Matemáticas.
Llegamos a mi casa. Mamá estaba en la cocina donde pasamos a saludarla. Luego subimos directo a mi habitación. La había organizado un poco desde la última vez.
—¡Wow! Doña reguero tiene la habitación limpia—me picó Ethan.
—Muy gracioso principito valiente—le guiñe un ojo y me reí junto con él
—Bueno comenzamos.
—Mira Leah. La función es inyectiva ya que si se pasan rectas atravesando el gráfico estas cortarán en un solo punto.¿Entiendes?—me estaba hablando en japonés. No entiendo nada, va a pensar que soy idiota.
—Ehh... Ethan...no entiendo nada. Voy a suspender matemáticas—y era la verdad iba directo a repetir el curso.
—Leah no te frustres...¿ok? Empecemos de nuevo. Te lo voy a poner así: la ecuación que te dan pertenece a una función raíz cúbica. Todas esas funciones tienen como propiedad ser inyectivas.
—Eso sí lo entendí—mi cerebro debe de estar soltando humo, pero al fin comprendo algo.
—Entonces el objetivo del ejercicio es despejar la X para hallar la función inversa ¿Lo entiendes hasta aquí?
—Siiii!!!!—Solté un grito de felicidad. No sé por qué lo hice, ni en qué momento se me ocurrió la brillante idea de abrazarlo. Ethan se quedó en shock unos minutos hasta que lo correspondió.
Nos separamos lentamente como si algún tipo de fuerza superior lo impidiera. Esos ojos claros me miraban confusos. Fueron eternos los segundos que estuvimos mirándonos de esa manera. ¿Cómo se supone que explicaría mi absurda muestra de cariño? ¿Qué carajos te pasa Leah?— Yo...lo sie...siento. No sé qué fue eso. Lo siento—me apresuré a decir, lo que al parecer lo confundió aun más.
—No pasa nada. Lo tomaré como un gracias por la clase—sonrió e intentó quitarle lo incómodo a la situación, cosa que no logró demasiado bien.
Terminamos la clase de matemáticas.
¡Gracias a Dios! Estaba exhausta, ya no me quedan neuronas vivas.—Ethan, gracias por la clase. Te debo una grande—Bajamos hasta la sala para despedirlo.
—Chico, quédate a comer aquí. Ya la cena está lista—escuché a mamá gritar desde la cocina.
—¿Ethan quieres quedarte a comer? —me dedicó una mirada asesina—No me mires así no es que fuera la primera vez—sonreí y conmigo él también lo hizo; y era la verdad, no era la primera vez que el principito cenaba en mi casa y eso que solo había ido un par de veces. Me reí para mí misma.
—¿Cómo les fue la clase cariño?—preguntó mamá.
—Bien mamá. Ethan es un gran maestro.
—Ethan, ¿Qué quieres estudiar en la universidad?
—Me estoy esforzando para coger la carrera de medicina. Siempre ha sido lo que más me apasiona—vi los ojos de mi madre encenderse. Le encanta cuando jóvenes quieren estudiar medicina. Ella siempre me dice que es de los trabajos más importantes que hay. Mi mamá es cirujana, me encantaría seguir sus pasos algún día.
—Es una hermosa carrera Ethan. Yo soy cirujana. Podrían venir alguna vez y les daré un tour por el hospital. No sé si ya lo sabías pero Leah también quiere estudiar medicina. Ella iba conmigo al trabajo cuando era más niña—era verdad lo que decía mamá. Me encantaba ir a su trabajo: tantas personas para cuidar y tantos trabajadores día y noche ahí plantados, a veces hasta dos días seguidos solo para ayudar.
—Claro señora Mónica me encantaría —muchas gracias.
—No es nada, después planearemos una visita y llámame solo Mónica, tampoco estoy tan vieja—todos reímos a la vez. Terminamos la cena sin mucha conversación, una que otra pregunta curiosa de mamá pero nada relevante.
—Leah gracias por la cena.
—No fue nada. Parece que a mi mamá le agradas. Disculpas por incomodarte ahorita, solo fue un impulso repentino—un estúpido impulso pensé.
—No fue nada. Espero que la clase te haya servido de algo. Nos vemos en clases. Adiós.
—Adiós—cerré la puerta y subí corriendo a mi habitación cerrando de un portazo detrás de mí. Tomé mi teléfono y me puse a revisar Intragram. En realidad no era muy aficionada a las redes sociales pero de esta manera podía enterarme de nuevos chismes de celebridades y también las nuevas series y películas. Nada nuevo en las redes una que otra foto con muchísimos me gusta, me aburren.
Puse una película en la laptop y la verdad no sé en qué momento me dormí.—No por favor no, ya déjala —esos ojos oscuros dignos de mis mayores miedos me miraban y pronto aquel desagradable ser empezó a acercarse.
—Ya!! Ya!! Déjame no me toques!!
—Sé una niña buena si no quieres salir lastimada pequeña florecita—me dijo esa voz desagradable que no salía de mi cabeza.
—Mamá!! Suéltala por favor—solo podía ver a mi madre tendida en el suelo inconsciente. Su delicado rostro marcado por las asquerosas manos de aquel infeliz.
—Florecita, te dije que te callarás—sentí un golpe y después mi visión se torno toda negra—No!!! mamá!!! Tengo que ayudarla. Mamá aguanta!! MAMÁAAAAA!!!
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Tu Mundo A La Inversa
Dla nastolatków¿Qué significa dejar cosas atrás? ¿En serio es tan impactante? Pues sí, mi historia comienza diecisiete años después de nacer y dirán: ¿Por qué tanto? Y simplemente responderé que eso pasa cuando entierras tu pasado. Ahora soy Leah Bianco y, cuando...