Capítulo 8♡

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LEAH
¿Alguna vez han sentido que su corazón se contrae? o ¿Cómo decirlo, se hunde en su pecho?. Eso sentí cuando vi a Ethan besando a esa estúpida. Solo quería huir de allí y cuando lo logré soy detenida por el, por mi príncipe valiente. Entonces el mundo se paró y solo pude escuchar lo que decía pero creí estar alucinando.

—Leah, Leah. ¿Me escuchaste?—la voz de Ethan me sacó de mis pensamientos.

—Ehh...yoo... ehh—Ethan solo me miraba confuso. De un momento a otro se acercó hasta unir nuestros labios. Deben pensar que fue un beso hermoso y que levanté el piecito de amor y todas esas wacaladas pero no, la realidad fue diferente.

—Ethan, yo...me tengo, me tengo que ir—me separé de él delicadamente y solo corrí. Ni tenía rumbo, solo sabía que debía alejarme; no porque no me gustara o porque no quería corresponder, sino porque no puedo arrastrar a mi principito a la mierda en la que vivo. No puedo dejar que entre en mi vida. Lo mejor es alejarme.

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—¿Florecita, dónde estás? Te voy a encontrar—¿Cómo te sentirías si supieras que tu vida depende de un buen escondite? Ahí estaba yo, con 8 años escondida en el mejor lugar que encontré, el clóset.

No, no, déjala. No toques a mi hija—solo escuachaba a mamá gritar y pasos que se acercaban a mí.

Florecita, no es tiempo de jugar. ¡SALE YA ENANA!—Escuché un golpe y a mi madre sollozar.

No mami, no mami, no —salí de mi escondite y al ver la cara de terror de mi madre vi que había sido un error.

—¡Leah nooo! No la toques—le propinó otro golpe a mi mamá.

No mami, no MAMAAAA!! Aguanta mami, yo te protejo. Mami, yo te voy a proteger.

—Aguanta mamá. AGUANTA MAMAAAA—Me levanté gritando. Las pesadillas me seguían atormentando y eran cada vez más fuertes.
Con respecto a Ethan, hacía ya tres días que no sabía de él. Lo evité en la escuela y no respondía sus mensajes ni llamadas. Me dolía tanto ignorarlo de esa manera pero era lo mejor, no soy buena para él. Como pude, intenté conciliar el sueño y dormir un poco.

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Me levanté después de muchos esfuerzos. El no dormir me estaba pasando factura y parecía un jodido zombie. Por suerte era sábado así que no tendría que pasarme el día evitando a Ethan en la escuela.
Necesitaba urgente hablar con Miranda, ahora más que nunca necesitaba la ayuda de mi mejor amiga. Así que la llamé y llegó super rápido a mi casa.

—Miranda no se que hacer. Me gusta pero como decirlo...me asusta. No quiero que sepa de mi pasado ni la mierda que soy. Creo que es mejor alejarme.

—Leah,no, mi niña. Tú eres perfecta, solo que la vida no ha sido fácil para ti. Eso no influye en nada con Ethan, al contrario, deberías darte la oportunidad. Aunque no sea tu estilo, de hecho, es demasiado bueno y noble, pero si a ti te gusta adelante.

—No lo sé ,yo, no lo sé. Voy a pensar las cosas.¿ y tú? ¿Cómo te va con el misterioso?

—Buenooo! llevamos un montón de días hablando y a veces hacemos videollamadas. Leah es tan lindooo, me dijo que sus padres planeaban mudarse. Tiene una hermanita hermosa de solo 4, algunas veces se une a nuestras conversaciones. Todo con el es perfecto.

—Dios escoria, eres demasiado enamoradiza pero no deberías hacerte muchas ilusiones. Recuerda que posiblemente ni se vuelvan a ver en persona.

—Tu optimismo es sorprendente. ¡Ay, querida! No puedes ser tan negativa.

Pasamos todo el día juntas y no pensé tanto en mi principito. Aún así necesitaba decidir qué haría con él, no puedo evitarlo toda la vida. Tenemos una conversación pendiente .

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El fin de semana pasó volando y por desgracia tenía que enfrentarme a otra semana en la escuela y sobre todo, tenía que enfrentar a Ethan. Ya no podíamos seguir así.
Llegué a la escuela para encontrarme con mi mejor amiga.

—¿Rizos de fuego, me estás escuchando?

—¿Qué? No te escuché, lo siento. ¿Qué decías?

—Que tengo que hablar con Ethan.

—Bueno, tu deseo se cumplió. Ahí viene y te comento que no solo y dime por favor, que esa que le hace compañía no es el bicho—Esa simple palabra me hizo girarme inmediatamente para encontrar a Ethan y a Dani, agarrada de su brazo, caminando en nuestra dirección.

—Leah verdad? Hola. ¿Cómo has estado?—no podía ser más hipócrita.

—Sí, Leah. Tú eres Dania.¿No?—vi la molestia en sus ojos cuando la llamé así. Hablando claro sí me sabía su nombre pero acordarme sería darle una importancia que no tiene—¿Viniste de niñera de Ethan.?

—No, es Daniela y, de hecho, tampoco. Mis padres me van a dejar una temporada aquí y no querían que perdiera los estudios así que me transfirieron a esta escuela—y así mi día se iba a la mierda.

—¡Qué bueno! Espero que te lo pases bien aquí —y sí, queridos amigos, dos pueden jugar a la hipocresía. Ethan tenía la mirada fija en el suelo y no decía nada, estaba claro que el próximo paso lo tendría que dar yo.

—Bueno nosotras nos tenemos que ir. Que pases un buen día, Dania—está vez habló mi mejor amiga y se había dado cuenta de mi pequeña maldad. Me tomó de la mano y salimos de ahí camino a nuestra aula.

—Ok Leah, esa imbécil te tiene la guerra declarada y por lo que vi es mutuo—me conocía la jodida.

—Tampoco la guerra, solo no me agrada. Además ella empezó.

—Ya claro, ok, lo que digas—zanjó la conversación. El turno de clase pasó tranquilo, sin mucha conversación.

—¡Ethan!—le grité cuando salí del aula

—Hola, Leah. ¿Qué necesitas? Tengo prisa—ok, me lo merecía pero podía ser un poco menos frío.

–Ethan, yo necesito hablar contigo—Lo tomé de la mano y nos metimos en el aula de artes que estaba un poco abandonada, por lo que era muy poco probable que alguien entrara.

—Dime. ¿De qué quieres hablar?—se acercó un poco.

—De lo que pasó hace unos días. Lamento haber huido.

—Leah no pasa nada. Me arriesgué y no fue correspondido, lo entiendo. Podemos ser amigos—no no no yo no quiero eso.

—No Ethan, no huí por eso.

—Leah está bien. No me tienes que explicar nada—sentí un deja vú con esa frase, fue lo mismo que le dije cuando me dijo que le gustaba.

—Ethan, tengo miedo. No quería corresponder porque no quería que mis sentimientos por ti me superaran, quería que te alejaras de mí—-nos acercamos un poco más.

—¿Y todavía quieres que me aleje?—nuestros labios estaban a centímetros—No quiero alejarme, Leah.

—Te voy a lastimar.

—Todo el mundo te lastima alguna vez. Solo tienes que decidir por quién merece la pena sufrir—y está vez fui yo quien dio el paso y me acerqué hasta juntar nuestros labios. Fue un beso dulce como si tuviera miedo de que me volviera a apartar.
Me separé para coger aire y no me dio tiempo Ethan se volvió a acercar y esta vez me besó con más pasión, con más ganas.

—¿Qué va a pasar ahora?—se alejó un poco para mirarme a los ojos y enseguida sentí el vacío de sus labios.

—No lo sé, ya tenemos que salir. Espero haber aclarado tus dudas—le di un corto y rápido beso y salí de allí. Sentí que hasta las pestañas se me sonrojaron. No podía creer lo que acababa de pasar. Estaba inmersa en mis pensamientos hasta que una mano me jaló hasta el baño de chicas.

—Eres una puta—sentí un golpe en mi mejilla y ahí señores se desató la guerra.

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