Capítulo 3

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«— ¿Te puedo decir papá?— dijo una pequeña rubia de ojos cafés.

Morningstar solo volteo a verla, estaba sorprendida ante la petición de la menor que abrazaba su oso de peluche.

Suspiro con pesadez, no sabía cómo reaccionar ante aquello. "Papá", sonó en su cabeza.

Si. Dime papá.— se bajó de cunclillas estando en la altura de la rubia. »

La azabache caminaba tranquilamente con Bruss en su hombro, leyendo un libro de ciencia ficción

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La azabache caminaba tranquilamente con Bruss en su hombro, leyendo un libro de ciencia ficción. Algo que le llamo la atención.

Charlie estaba en la mansión de los Von Eldritch jugando. Así que tiempo libre tenía.

No pensaba escribir una canción, nada en mente tenía.

Se detuvo en una de las habitaciones de la mansión, sabía que debía de hacer algo allá afuera.

— Es el infierno.— se dio una palmada en la cara. Sabía que los demonios no tenía remedio alguno, es el infierno. Pero por lo menos que allá afuera haya algún corazón amable.

Siendo una ángel no-caída podría hacer algo por ellos, ¿no?.

El aburrimiento en la mansión era enorme.

— No tengo nada que hacer Bruss.— dijo aburrida dejando caer su cuerpo en la cama.

No soporto más así que decidió tomar la decisión de salir o por lo menos ver a un viejo amigo.

— Sir Pentiuos.— pronunció su nombre, levantándose de la cama de un brinco.

Tomo su bolso, saliendo corriendo en los pasillos solo para escuchar a lo lejos una explosión.

— Pero que...— una pieza de la máquina salió volando en dirección a la ventana enorme.

T/N saco si espada, susurro un hechizo para crear un escudo, protegiendo la mansión.

— Mierda.— dijo saliendo de la máquina algo lastimado.

— ¡¿Sir Pentiuos?!— salió corriendo a su rescate.
La serpiente se encontraba en el suelo con algunas heridas.

T/N sabía que podia ayudarlo.

Lo tomo de los brazos sacándolo de la cámara de su máquina.

— ¿Que pasó?— dijo alterada observando las heridas de su cuerpo.

— No es nada.— dijo con simpleza. — Solo malditos abortos de pollos no acomodaron bien la palanca.

— ¡Padre mío! — exclamó la menor.

Lo llevo adentro de la mansión para curarlo además de que platicaran. Ya que desde un inicio pensaba ella hablar con él.

Lo dejo en el sillón de la sala principal.

Un demonio extraño [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora