Capítulo 4

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«— La divina comedia.— susurro observando en sus manos el libro de Dante. En aquella habitación en un día frío, la nieve caía. Sus ojos cafés se enfocaron en el título, le dio la vuelta al libro leyendo la descripción del libro.

— Papá.— llegó la rubia a abrazar a Morningstar. Sorprendiendo al azabache.

— Hola Barbie.— revolvió el cabello rubio de la chica. Se separó del abrazo, mirándola a los ojos verdes de la menor.

— ¿Que es lo que tienes ahí?— señala el libro curiosa, aún abrazando su peluche. 

— No es nada nena.— dijo enseñando el libro cambiando la expresión de curiosidad de la menor a una un poco decepcionada. — Ve a tu habitación con tus hermanos.— sugirió levantándose de la cama.

La menor hizo caso a lo dicho de su “padre”, con una sonrisa.

— Es estúpido Lucifer.— susurro sin dejar de llevar en manos aquel libro. — Es el único humano que vivió para contarlo.— aventó el libro en la mesa.»

T/N se levanto como cada mañana siendo las explosiones a lo lejos de la Ciudad Pentagrama algo que ya no sorprendería a los que vivían aquí

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T/N se levanto como cada mañana siendo las explosiones a lo lejos de la Ciudad Pentagrama algo que ya no sorprendería a los que vivían aquí. Desde que hay una sobre población esto no ha tomado un buen rumbo como antes. Ya todo no estaba bien siendo la sencilla razón que caían mas pecadores eso no estaba bien para nada. El hermano de T/N siendo un fiestón como siempre no le tomaba importancia su reino.

Por parte de la azabache revisaba los papeles del castillo, ella quería manejar un poco el reino, ya que esto no estaba en un buen rumbo.

Suspiro con pesadez levantándose de la cama, tomo el teléfono revisando la hora.

— Son las...— encendió su celular algo cansada revisando la hora. — Las ocho con quince minutos.

Exhaló cansada levantándose de aquella cama matrimonial, teniendo el cabello atado en una coleta floja, siendo sostenida por un listón azul.

Estiro sus alas por completo, al igual que sus brazos relajando su cuerpo y músculos.

Comenzó a vibrar su teléfono en el mueble de madera de pino.

Giro su cuerpo después de estirarlo llendo en dirección al mueble en donde se encontraba su teléfono. Reviso las notificaciones siendo de los noticieros.

— Para eso existen los periódicos. O eso era antes.— dijo para después dejar el teléfono de lado sentándose en ese pequeño banco, miró por un momento su reflejo, levantando su cabello del lateral izquierdo. Encontrándose con otra cicatriz de una bala. Dejo de tomar aquellos mechones soltando su cabello en lo total. Tomo su cepillo cepillando su cabello largo. La joven azabache no dejaba de pensar sobre el reino, dejando atrás aquella incógnita del porque estaba en el infierno.

Siguió cepillando su larga cabellera oscuras, quedando totalmente liso. Saco un broche de las cajitas finas que tenía al frente, encontrando su broche, el cuál tenía la forma de una mariposa de plata, sus alas estaba decoradas de dos gemas siendo las alas de un zafiro y el cuerpo de diamantes más pequeños.

Un demonio extraño [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora