Capítulo 1

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— ¡Señor Morningstar!— llamo el coronel Dan, entrando a la pista de salida de los aviones.

La azabache se dio la vuelta manteniendo aquel semblante serio característico de ella.

— ¿Que pasó coronel Dan?— dijo acomodándose en una posición firme.

— Tu y tu escuadrón escarlata irán a Alemania.— dijo el coronel con seguridad.

La azabache al escuchar las palabras del coronel sintió un fuerte golpe en el pecho, pero era ir a detener a Hitler y su imperio Nazi o que sus niños mueran.

— Si coronel. Mi escuadrón escarlata estarán preparados.— se dio la media vuelta buscando con la mirada a sus compañeros.

Aquella chica infiltrada caminaba a paso firme en dirección al bar que siempre iban sus compañeros

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Aquella chica infiltrada caminaba a paso firme en dirección al bar que siempre iban sus compañeros.

Abrió la puerta de golpe llamando la atención de todos los clientes del lugar.

— Oye Morningstar.— dijo uno de sus compañeros del escuadrón sentado en cerca de la barra.

— ¡¿POR QUÉ MIERDA NO ESTAN EN SUS HABITACIONES?!— grito histérica caminando en un paso pesado hacia su escuadrón, los cuales bebían.

— Ya Morningstar, sabes que nos encanta tener una noche tranquila antes de ir a la guerra.— menciono el rubio de nombre Jason.

— Miren— dijo la oji café tomando un respiro —, esto es más importante que una puta noche tomando alcohol de mierda.— apretaba los dientes de la desesperación que sentía en todo su cuerpo.

— Mira hombre, solo es trago, ten toma uno.— le extendió un vaso de cristal lleno de whisky.

Algo que le recordó a Morningstar de golpe. Un dolor en su corazón se produjo, para solo darle un manotazo en la mano a su compañero.

— Odio el whisky.— agrego con rabia, teniendo una mirada temible por sus cadetes al olvidar que él no tomaba. — Nos vamos ya imbéciles.— los tomo a todos de las camisas sacándolos con una fuerza impresionante del bar.

— No más bebidas alcohólicas, mañana vamos directo a Alemania.— se metió dentro del auto conduciendo en dirección de las habitaciones de sus cadetes.

— Estúpidos, aún los dos están en mi mente.— susurro entre dientes sintiendo las lágrimas amenazando con salir de sus ojos.

Sus compañeros comenzaban a dormirse por el efecto del alcohol, favoreciendo a Morningstar de que nadie la viera llorar.

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Un demonio extraño [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora