Capítulo 1: Érase una vez...

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Esta historia ocurrió en una época lejana en el misterioso y exótico Reino de Moskova también conocido por los aventureros extranjeros como: "Dominios del Águila Dorada" porque estos pájaros eran muy comunes en su territorio

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Esta historia ocurrió en una época lejana en el misterioso y exótico Reino de Moskova también conocido por los aventureros extranjeros como: "Dominios del Águila Dorada" porque estos pájaros eran muy comunes en su territorio. Este era un pequeño principado de hermosos paisajes, rodeado de varias tribus a las cuales fue absorbiendo por la fuerza. Sin embargo, una sola tribu, los Kozzakhi, se mantuvo independiente durante más tiempo que las demás.

Esta era una ancestral comunidad, formada por hábiles jinetes y guerreros, así como por sabios eruditos nómades que vivían en democracia y armonía con la naturaleza de las amplias y llanas sabanas. De esta cultura formaban parte dos pequeños niños, Aliosha y Dylara. Ellos eran inseparables amigos, casi como hermanos. Amaban jugar con los animales, viajar en caravana con los mayores y escuchar los cuentos y leyendas sobre estrellas y seres mágicos que Vladek, padre de Aliosha, contaba todas las noches junto al fogón antes de ir a dormir.

Vladek no era solo un cuenta cuentos, era un sensato líder, increíblemente paciente- a veces su paciencia superaba los límites pensados para un ser humano-, generoso y apasionado por la observación de los astros. Él amaba transmitir sus conocimientos con otros miembros del clan, aunque también su especial personalidad le permitía apreciar la belleza y la paz de la soledad, cosa que no todas las personas son capaces de hacer.

Volviendo a los niños, Aliosha era un travieso y alegre chico de cabello marrón y ojos grises, que siempre iba vestido con pantalones amplios atados con un lazo, una camisa de bordados coloridos y casaca roja además de usar un sombrero de piel marrón con algunas plumas, característico de su cultura. A él le gustaba mucho usar el sable, pues se imaginaba peleando como su padre. Aunque a veces esto no le salía muy bien, nunca se rendía.

En cuanto a Dylara, era una ingeniosa y fuerte chica de cabello rojizo y ojos color miel, que usaba ropas similares a las de Aliosha aunque su vestimenta contaba con algunas diferencias como por ejemplo, que su gorro estaba unido a un velo y sobre su camisa vestía una especie de túnica o poncho. Ella era muy hábil en los arriesgados saltos y las acrobacias características de los bailes tradicionales de su pueblo además de tener mucha facilidad para montar a caballo (más bien, en pony). Su dificultad para mantenerse quieta le había otorgado el apodo "pequeña ardilla". Ambos niños eran un dúo imparable: inquietos, soñadores y traviesos.

Los pequeños Kozzakhi tuvieron muy gratos momentos durante su infancia junto a su alegre y excéntrica gente, pero lamentablemente lo bueno no dura para siempre. Los días de felicidad, prosperidad e independencia para ellos se esfumaron en el aire como el humo remanente de una fogata a medianoche.

El recurrente príncipe de Moskova había dejado el mundo y el Trono del Águila fue ocupado por un nuevo regente, quien se llamaba Ivarosovic. Se decía que él era descendiente de la ancestral tribu fundadora de Moskova, el linaje de los Grosnik. Él había pasado su infancia en el reino, para haber desaparecido misteriosamente y luego vuelto desde muy lejos para tomar su lugar, expulsando al consejo de caudillos que funcionaba de parlamento.

Ivar, como solía ser llamado, era un gobernante muy ambicioso, pues comenzó una campaña para expandir el reino que fue más brutal que las anteriores y cambió su título al de Zar, es decir, emperador. Uno de los primeros pueblos contra los que arremetió para someterlos fueron los Kozzakhi, los cuales no se iban a dejar dominar tan fácilmente, así que lucharon contra las tropas del Zar. Vladek dirigió la contienda, pero a pesar de haber resistido y luchado, perdió el enfrentamiento. En esta batalla, a la comunidad no solo se le apagó la llama de la autonomía, se extinguió también, la vida de su querido líder.

Varios años pasaron desde aquella pérdida fatal, los inviernos se hicieron cada vez más crudos y los niños crecieron y maduraron como las flores al llegar la primavera. Ya no quedaban rastros de la aventurera vida nómade de los Kozzakhi más que muy lejanos recuerdos. Gran parte de la historia y de las milenarias tradiciones y costumbres de este pueblo habían sido borradas hasta de los libros y la memoria colectiva, por lo que su verdadera identidad fue cayendo en el olvido. Muchos de ellos se habían asentado en algunas ciudades y pueblos del reino, y otros no tuvieron más opción que unirse a las filas del malhumorado Ivar, quien terminó ganándose apodos como " El Aterrador" o " El Rabioso" por su no muy amable carácter y los absurdamente duros castigos-a veces bastante desagradables-que aplicaba a quienes desobedecían o simplemente no eran de su agrado.

El reino creció en tamaño y diversidad, y la forma de vida de mucha gente había cambiado notablemente. Dylara y Aliosha, por ejemplo, se habían asentado junto a sus familias en el paraje de Barkistán, donde tenían una vida bastante monótona en comparación con la que solían tener años atrás, la cual habían olvidado.

 Dylara y Aliosha, por ejemplo, se habían asentado junto a sus familias en el paraje de Barkistán, donde tenían una vida bastante monótona en comparación con la que solían tener años atrás, la cual habían olvidado

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