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ωικᴇᴅ ɢᴀᴍᴇ°

La familiaridad cotidiana que desemboca la paz es algo que Snape nunca a adorado.

Las cosas parecen haberse recuperado entre el grupo de buenos para nada del que James es líder y Snape no puede evitar pensar en que son como niños pequeños, peleando por estupideces y arreglándose al poco tiempo. Los ve juguetear entre ellos como si aún estuvieran en la edad del primer año y es inevitable que piense en como la felicidad parece ser tan melosa, un dulce que provoca arcadas.

Todo parece volver a su curso.

Excepto porque el cambio palpable se mantiene, es algo que al menos para él casi puede sentirse en el ambiente; algo diferente en el aire.

Sirius aún intenta ir a por él, haciendo comentarios despectivos, burlándose de su aspecto, bromas estúpidas sobre su cercanía pasada a Lucius y llegando a hechizarlo cuando la desesperación por no obtener una respuesta lo sobrepasa.
La diferencia principal es, quizá, que Remus ya no es un observador pasivo en el fondo, se interpone entre ellos, una voz tranquila que incrementa cada vez más hasta que se está gritando con Black.

Pelean como un viejo matrimonio y al Slytherin le parece entrañable y vomitivo. Está seguro de que prefiere al anterior Remus, al cobarde en las sombras, al que no le debe nada.

En el paso de los días de invierno Snape descubre que Peter ya no ronda tanto a Potter, se ve recluido, molesto y ceñudo mientras, en lo que pretende ser algo que nadie sepa, se encuentra con Barty en la soledad de los pasillos, murmuran en voz baja como ratas y es algo que encuentra cómico; aún así lo deja pasar.

Potter es en realidad, quien tiene más cambios.

Ya no una parte activa de todas aquellas bromas sobre él, es ahora quien se mantiene en segundo plano y él realmente tiene curiosidad sobre que excusa está dándole a sus amigos para haber abandonado aquella actitud.
James se ve ensimismado la mayor parte del tiempo, con el entrecejo fruncido y la mirada perdida hasta que se encuentra con la propia figura de Snape, es ahí cuando parece encontrar un punto de anclaje al que aferrarse, siguiendo sus movimientos y acciones hasta que el Slytherin sale de su radio, ahí todo se reinicia.

Lily es un cambio que sucede en segundo plano.

Severus lo ve, nota las miradas que ella le dedica, un algo entre el enojo y un corazón roto. Un algo que la hace lucir como si quisiera ir hacia él para golpearlo tanto como para abrazarlo, algo entre él perdón, las absolución y el rencor irrevocable.

Él tiene que forzarse a mantener el control cuando aquel deseo por arrastrarse en busca de su perdón le come las entrañas. La necesidad por rogarle sigue ahí, casi sin quererlo piensa en todos los quizá, en todas las posibilidades y en todos los futuros; en que tal vez en esa ocasión sus ruegos por volver a lo que eran sean escuchados, que quizá ella quiera volver a ser su amiga, su único pilar.

Aún así, no cede. La ama, está seguro de ello pero no quiere ser herido de nuevo, no puede ser herido de nuevo.

Severus es lo que es, lo que siempre fue y lo que siempre será. Sus manías, sus amistades y su gusto por lo oscuro es parte de sí mismo y aquello es algo que siempre marcó una fecha de caducidad para su amistad.

⊱⋅ ──────────── ⋅⊰

La mañana en la que un nuevo viaje hacia aquel pueblo llega, Severus se despierta con un elegante chico sentado a los pies de su cama. Un adolescente menor con pose medida, las piernas cruzadas mientras que se apoya en las palmas, los brazos totalmente estirados al estar atrás de su cuerpo.

Youngblood || James & SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora