Youngblood || James & Severus

f i v e

ᴅяᴏᴡɴιɴɢ ιɴ ᴍʏ ᴅᴇʟιяιυᴍ,
ᴏᴘᴇɴ ᴜᴘ ᴛʜᴇ ᴡᴏᴜɴᴅ° 

El ser arrastrado por Potter a través del los pasillos hacia aquel baño abandonado en medio del amanecer fue algo que dentro de todo, no le sorprendió.

Aún así fingir hastío no fue difícil, resistiéndose y tirando de su brazo para que él lo soltara, sin intentarlo realmente aún cuando Potter apretaba cada vez, podía jurar incluso que su agarre temblaba.

Con los pasos resonando por la fuerza y la rapidez de cada uno la llegada al baño fue casi un alivio en las facciones de Potter, el rostro compungido se volvió sólo una mueca con el ceño fruncido. Ambos se vieron por un largo momento, Severus disfrutando del tacto cálido contra su muñeca.

-Tus amigos harán preguntas— Inició él cuando el silencio se alargó por demasiado tiempo, capturando la atención del Gryffindor de inmediato.

-Seguramente.

-¿Me has traído aquí sólo para verme?— Cuestionó, quieto en su sitio, disfrutado de lo poco que su mirada tenía que inclinarse hacia atrás para verle a los ojos—, ¿Para vernos fijamente?.

-Sabes porqué estás aquí— Masculló, torciendo un poco el agarre sobre la muñeca ajena antes de aflojarlo, aún sin dejarlo ir en su totalidad—, sabes perfectamente porque quiero que estés aquí.

-Lo sé— Concordó— aún así, finjamos que mi intelecto es mucho menor y haz el favor de decírmelo.

-No se trata de inteligencia— Potter rió, más un bufido que cualquier otra cosa—. Malicia, más bien. es algo que tú has provocado. Es algo que te haz esforzado por hacer para que yo esté así, para que esté-

Severus tomó la iniciativa entonces, harto de la vacilación.
El beso, un choque de labios repentino carecía de prisa, un contacto lento que se inició apenas; tenía el labio inferior ajeno, carnosos y cálido entre los suyos, de piel apenas rosácea y gélida.

El suspiro profundamente satisfecho que James emitió sonó contra sus oídos más como un jadeo complacido, terriblemente sincero.

Se separó apenas, los pocos centímetros que se llevaban de diferencia haciendo que tuviera que alzar la mirada para poder verlo a los ojos; James también lo miraba desde arriba, aferrando sus manos en los costados del Slytherin, con la cara roja y las pupilas dilatadas. Era un espectáculo dulce, dulce y caótico.

-Dime— Insistió, inclinando su cabeza hacia atrás cuando James buscó sus labios para callarlo—. Dime lo que quieres y te lo daré.

James dudó, torciendo su rostro en un gesto compungido, rompiendo el contacto de sus ojos para mirar con desespero los alrededores desolados del baño.
Apretó un poco el agarre a sus costados antes de dejar caer las manos, rendido y abatido; quitándose las gafas para pasarse sin gala las manos por la cara, recomendando después las mismas sin demasiado cuidado.

Esperó, pacientemente en sus lugar a que él hiciera algo y, cuando lo tuvo viéndolo a los ojos se ganó una mirada furiosa, algo que rápidamente se convirtió en un gesto chulesco. Mucho más parecido a las caras que le veía durante todas sus bromas.

-Chúpamela.

Snape no cambió su rostro imperturbable pero sí retrocedió el paso suficiente como para que el vacío de sus pechos rozándose les hiciera conscientes del frío invierno que azotaba.