t w o

4.4K 350 158
                                    

ʏᴏᴜɴɢʙʟᴏᴏᴅ°

Las noches son, en palabras simples, tediosas.

Es curioso, siempre lo a sido. Todos sus años en aquel colegio han sido así, un sentimiento que nace mientras yace acostado en los dormitorios construidos bajo el lago. El sonido apagado que produce el estar bajo el agua le tapa los oídos hasta que sólo queda un murmullo molesto del movimiento en la lejanía, aveces se entretiene a si mismo pensando qué puede ser, quizá el calamar, quizá las sirenas, quizá ninguno.

La calidez de la cama ahí donde su cuerpo a estado no parece ser suficiente, no cuando su cuerpo se remueve y sus pies descalzos rozan la tela de las sabanas, enviando un escalofrío que sube por su columna hasta alojarse contra su nuca, como húmedos bichos que mordisquean la sensible piel.

El creciente vuelco en su pecho es un dolor conocido, la sensación de ansiedad aumentando de tamaño entre sus costillas y esparciéndose como viscosa miseria a su al rededor, inundándole los pulmones, inundando su estómago, el esófago y la boca; se desborda hasta que tiene que abrir los labios y respirar con dificultad, entendiendo que todo aquel tiempo estuvo conteniendo el oxígeno, una manía tan antigua a la que parece no acostumbrarse, tal vez nunca lo haga.

Se ducha en silencio mientras observa, observa las intervenciones de los chicos a su alrededor, observa como la gran mayoría va a sus asuntos y unos pocos miran con interés creciente una vez que entran en la pubertad los cuerpos de sus compañeros, son los miembros de ese grupo con los que Severus se queda, prestando más atención.

No es extraño, resuelve con simpleza cuando piensa que aveces en el silencio de la madrugada escucha suspiros que vienen de voces distintas, risas cargadas de travesuras que se ven interrumpidas por gemidos incontenibles. Muchas veces ellos hablan entre sí y le permiten comprobar sus siempre acertada teoría sobre quienes son.

Eso en realidad, también le ayuda a reconocer uno de sus talentos; reconoce cualquier voz donde sea y por el sonido que sea, aveces incluso por la respiración. Al final, es un obseso del conocimiento en las sombras.

Es ahí, mientras desayuna junto a sus compañeros de casa y mira a la mesa colocada hasta la otra esquina donde piensa que es capaz de reconocer la voz de Potter y su pandilla de buenos para nada, los reconoce a todos y incluso antes que a ellos, reconoce a Lily.

Lily tiene una excelente dicción pero tartamudea cuando está molesta, su voz es ligeramente menos aguda que las de las chicas de su edad, voz dominante y dulce cuando quiere pero siempre hay algo, algo que la hace sonar altiva y orgullosa, quizá porqué lo es, resuelve. Todos tienen astillas al final.

La voz de Lupin hace que una de sus comisuras se levante con desdén mientras están en clases Historia de la magia, está anotando junto con sólo un par de estudiantes más de Hufflepuff; si lo piensa, aquel maestro fantasma le recuerda un poco a Lupin. Aburrido, profusamente pacífico y fangoso a la hora de dirigirle la palabra a quien sea pero Severus nota más, nota que hay ligeros momentos en la que su voz es inestable, se vuelve gruesa en intervalos incontrolables y rápidos, el joven Slytherin sabe que aquello es porque es alguien que oculta su verdadera naturaleza detrás de tanta calma.

-¿Has copiado todo?

-Como siempre— Responde para Mulciber y se gana una risa desdeñosa y un ligero empujón amigable en su hombro, el chico rubio y de porte altivo siempre está intentando alcanzarlo, pero Severus nunca a estado al tacto de nadie— Creo que si no fueras el menos desagradable de todos, no te ayudaría.

-Oh, por Dios, Snape. Esa es la forma más agria en la que alguien me a dicho que me ama— Una nueva risa los acompaña haciendo que su compañero de casa se gire, sólo hay un par de personas en el pasillo esperando entrar a la clase de DCAO y aún sin haberse girado Severus reconoce esa risa burlona, densa y casi demasiado agresiva, como un ladrido.

Youngblood || James & SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora