Húmedos

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Phillip Prince, un hombre de cabellos negros y ojos azules caminaba como si fuese el dueño del mundo, con una túnica que en el pecho tenía un escudo, el escudo de los Prince, una de las familias que, todos sabían, formaban parte de los sagrados 28.

Entro al Ministerio y se registró, exigió hablar con el Ministro, y, debido a su apellido, este le abrio inmediatamente oficina, poniendo su mejor cara de suficiencia, la cual se cayó cuando Phillip traía consigo una petición.

-Exijo un juicio a mi primo tercero, Sirius Orión Black, el fue enviado a Azkaban hace ya 14 años sin juicio ¡Un Lord de una casa noble como los Black!- exigió furioso.

-El esta fugitivo Lord Prince, no hay modo de traerlo- trato de salvarse el Ministro, nervioso

-Si emitieran un comunicado que le invite a un juicio, dudo que se niegue, yo lo conozco, se que es algo... idiota, perdone mi lenguaje, y que tiene un historial que deja mucho que desear, es por eso que exijo que usen Veritaserum en el, cantidades exageradas si hace falta, pero quiero su juicio, y si llega a ser culpable yo mismo me ocuparé de borrarlo como mis tíos debieron hacerlo...- afirmó, dejandole ver al Ministro que el no estaba del lado de Black, sino que solo quería la verdad, así que asintió, y lanzó un comunicado general a las calles...

"Mañana a las 10:00 a.m. habrá un juicio abierto al señor Sirius Orión Black, será juzgado así que se espera que venga por voluntad propia, si no desea venir seguirá siendo un fugitivo a ojos de la ley"

Sobra decir que hubo caos en todos lados, la gente estaba indignada, ¿Como podía el Ministro tomar tal decisión? Pero aún así nadie se atrevió a refutar su palabra...

•●•●•●•

Severus llegó a Grimmauld Place a las 10 de la mañana y se quitó el estupido glamour, al no ver a nadie camino hasta la cocina, donde vio al hombre-lobo de espaldas, preparando té, con una mano metida en su espalda por debajo de la camisa, y el dueño de dicha mano se hacía un café. No era nada... comprometedor, pero...le molestaba de cierta forma ya que el no había sido capaz de vivir una vida así, pero ellos no tenían la culpa, después de todo, el es y siempre iba s ser el único responsable de las decisiones que había tomado...

-Black, Lupin- saludó, haciendo que ambos se volteasen.

-Tienes un juicio mañana a las 10 para probar tu inocencia- dijo Severus con voz monótona, los ojos de Sirius se humedecieron.

Estaban húmedos de dolor, por haber pasado doce años llorando en la soledad por su mejor amigo, su hermano de otra madre, llorando de odio, por haber sido culpado de asesinar a quien le había dado un hogar cuando sus padres lo habían corrido de casa, llorando de tristeza, por haber estado alejado de su Moony, de haber podido cuidarlo por tantas lunas, de no haber estado ahí para su amor, por no poder ver crecer a Harry, porque había tenido que sufrir a manos de esos muggles

Húmedos de disgusto, porque todos ellos pagarían, el los haría pagar, húmedos de miseria por haber pasado años en ese lugar frío, húmedos de decepción, por haber necesitado un abrazo en la soledad de ese lugar y no tenerlo, así como tampoco había tenido consuelo por la muerte de su amigo, húmedos de miedo, por la cantidad de veces que había alucinado con su Moony, con James y Lily, húmedos de felicidad porque sacaría a Harry de su casa, húmedos de los recuerdos de la tristeza de Azkaban, de esos días que el creía que moriría como un criminal, húmedos por las noches en vela que había pasado llorandole a la luna por su amor, húmedos por la falta de su gente, y por su abandono.
Húmedos porque finalmente sería un hombre libre

Su cuerpo temblaba y abrazo a Severus.

-Gracias Severus, yo jamás olvidaré esto, de veras, tu... no sabes lo que es, yo... gracias- volvió a repetir y contra todo pronóstico el pocionista le dio unas pequeñas palmadas en la espalda a modo de consuelo, ya que no estaba acostumbrado al contacto, haciendo que el licántropo pusiera mala cara.

-Podremos salir Lunático- susurró Sirius enérgico y lo abrazo con fuerza.

-Harry aún no sabe nada, y creo que ya va siendo momento de decirle la verdad, sobre Dumbledore, sobre los Weasley y sobre... bueno... ustedes- afirmó el pocionista y ellos sonrieron.

-Traelo- pidió el de ojos grises y el desapareció de esa sala, para aparecer afuera de Privet Drive n°4, donde al tocar la puerta de escuchó un plato romperse y unas risas, otro plato y un grito.

Severus empuñó su varita, inseguro de que es lo que iba a encontrar, y la puerta fue abierta por Potter, quien estaba sonrojado hasta las orejas, con solo una toalla en la cintura, y detrás de él Draco abrazaba su cintura.

-¡Padrino!- exclamó el rubio y con magia los dos estaban vestidos, lo hicieron pasar y trajeron té, ellos se sentaron en un sillón de dos y el otro en uno individual.

-¿Que ha pasado?- pregunto Potter nervioso

-Debemos ir a Grimmauld, hay cosas que debes saber- afirmó mirando a Draco, quien negó dándole a entender a Snape que no había dicho nada.

-Tu lo sabes- afirmó Harry con mala cara mirando a Draco.

-El lo sabe, si, pero yo le pedí que no dijera nada, todo a su tiempo, la paciencia es una virtud y eso es algo que su padrino sabe mejor que nadie- comentó Snape con una ceja arqueada

-¿Y sus tíos?- inquirio el pocionista

-Salieron, dijeron que volverían hasta la noche- aseguró el ojiverde, por lo que Severus tomó sus brazos y los hizo aparecer a los tres en Grimmauld Place

En la sala Sirius tomaba la mano de Remus y Harry sonrió, si eso era todo pues bien! Viva el amor! Pero desafortunadamente eso no era todo.

-Harry, hemos... Severus, ha estado moviendo algunas influencias y ha descubierto... un par de cosas... sabes, yo me negaba a creer que Peter nos había traicionado, así que por favor, escúchame, créeme, creenos ¿si?- pidió Sirius y el azabache asintió confundido, mirando a Draco, quien miraba fijamente a Severus...

-Dumbledore, el, esta a cargo de tus bóvedas, James y Lily fusionaron sus bóvedas cuando se casaron y vaciaron cinco en la guerra, Dumbledore remató tres, vendió todas tus propiedades menos una, la cual esta llena de plagas oscuras, de las dos bóvedas Potter que te quedan de una se pasan libros y galeones por mes a los Weasley y Granger. La última contiene lo suficiente como para que termines tus estudios con ropas de media calidad, por otro lado, las bóvedas que el no pudo tocar son, las Black, ya que requieren sangre, que yo muera o te las entregue, y la otra separada que había creado tu madre en secreto, la bóveda Evans, que también está bloqueada por sangre, yo, lo lamento Harry, no llores, lo siento... pero...ellos dos no son tus amigos, solo son falsos traidores interesados, Severus, logro conseguirme un juicio para probar mi inocencia, mañana a las diez, obviamente ganaré, por lo que reclamare tu custodia y viviremos juntos, justo como te prometí en tercer año, pero no... tu... Harry, esto no es tu culpa, nada de esto lo es- afirmó Sirius abrazando a Harry, quien sollozo medio riendo, desesperado, obviamenteno queriendo creer lo que le acaban de decir, para luego caer de rodillas llorando y hacer explotar el juego de té.

Su vida... sus amigos... su dinero... fue un ingenuo al dejarse arrastrar por los prejuicios de una persona que no conocía... Gryffindor y Slytherin... la ceremonia de selección volvió a su mente "A Slytherin van todos los magos oscuros y malvados" había dicho Ron... Harry se sentía un completo idiota, ellos no lo traicionarian... no después de que vencieron a Quirrel.... o al troll... no...

-Lo sé, pero nosotros estaremos aquí, y restauraremos el dinero de tus bóvedas, cuando gané el juicio me darán una cantidad de galeones por cada año en Azkaban, es decir, multiplica eso por doce, la mitad irá para ti, cellaremos tus bóvedas con sangre, crearemos nuevos aliados poderosos, y afirmaremos negocios antiguos, pediremos a los duendes que traigan de vuelta todos tus libros y galeones robados, luego te haremos un análisis de herencia, er... solo por si acaso... pero siempre estaremos ahi- afirmó Sirius y Harry aún lloraba, Draco paso su mano por la espalda del ojiverde, quien lloró aún más

-Ellos... pero yo...- balbuceaba el.

-Draco... debí haber aceptado tu mano- se disculpó el, más el ojiplata negó

-Ya está Harry, no puedes cambiar el pasado, pero si el futuro, y decidiste tomar mi mano, y ahora yo tomaré la tuya- afirmó Malfoy entrelazando sus manos

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