Su Ayuda (𝘿𝙧𝙖𝙧𝙧𝙮)

Severus

23 de Julio de 1996

Había pasado una semana desde que Severus sabía la verdad sobre la vida hogareña de Harry Potter, y su mente estaba llena de preguntas... ¿Como es que Dumbledore no había hecho nada? ¿Como es que permitía eso? Lo sabría? ¿Se preocuparía? ¿Le importaría siquiera? ¿Lo había visitado en algún momento? ¿Le habían pegado a Potter? Las respuestas era obvias pero el no podía hacer nada... ¿O si? Tenia varios planes, más de cinco, para poder hacer algo, pero cada uno mas improbable que el anterior, aunque estaba seguro de que debía tomar partido, después de todo, si no lo hacía el ¿quién más lo haría?

Draco le había confirmado que había habido un acercamiento entre el y el joven Potter, por lo que ahora Severus se sentía un profesor de preescolar, preocupándose por Potter, por lo que podía pasarle en esa casa infernal, por su salud física y mental.

Y se preocupándose por Draco, por lo que podía pasarle a el en esa casa infernal, por lo que su padre diría si se enterase que esta saliendo con Potter, diablos si sabe que duermen en la misma cama! Que es... que conviven felices!

Snape tenía muchas dudas, pero tenía algunas certezas, por lo que, a costa de varios favores que había hecho, se había cobrado otros, consiguiendo así un resúmen de las cuentas de Harry Potter, no eran muchos, por lo que los había leído rápido, así de rápido como había notado que habían cosas que estaban horribles...

Las bóvedas Potter eran custodiadas por Albus Dumbledore, eso significaba libre retirada de dinero, y lamentablemente Potter no había sido instruido en costumbres mágicas ni cosas políticas, el solo había sido introducido a elementos mágicos escolares, y pronto tendría 17 años, lo que implicaba la mayoría de edad... por lo que iba a necesitar saber sobre eso... y Draco sería el ideal para ayudarlo e instruirlo en eso...

Pero la cuestión era que el matrimonio Potter contaba con quince bóvedas en total... Cinco habían sido vaciadas por James y Lily durante la guerra, dos habían sido pasadas a libras y entregadas a los guardianes legales muggles de Potter, contaban con otras tres bóvedas las cuales estaban llenas de joyas, libros, telas y objetos mágicos, esas tres habían sido rematadas en su totalidad.

Las propiedades habían sido todas vendidas, menos una que estaba infestada de plagas, Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore había vendido diez propiedades Potter! ¡Eso no se podía... se requería sangre para firmar contratos de compraventa de patrimonio familiar!
Aun quedaban cuatro bóvedas, de las cuales se sacaba una cantidad de dinero mensual, el cual era transferido a los Weasleys y los libros y algunos galeones a  Granger.

Lo que implicaba que al niño-que-vivió, a Harry Potter, sólo le quedaba una bóveda lo suficientemente llena para terminar sus estudios y comprarse ropa de calidad medianamente buena!

Por suerte para firmar negocios se requería sangre, así que el aún contaba con aliados poderosos, así como las bóvedas de herencia Black eran intocables, y la boveda Evans también, ya que requerían sangre para abrirse...

Al menos el no estaba solo, y Severus se dio cuenta de lo que pasaba, de que la vida de Harry había estado siendo manejada por un titiritero, todas las decisiones, las bromas, los accidentes y los premios, habían sido puestos en su camino... para llevarlo a un lugar... ¿A qué lugar? A Severus le daba igual, Potter necesitaba ayuda.

Su ayuda.

Y el lo haría, no por Lily, por el, porque ese niño había sido dañado, y aún así el sonreía, ayudando a gente que no lo quería de forma honesta. .. Pero Potter jamás le creería que sus "amigos" no eran eso, eran como los gorilas de su ahijado, solo que los de Harry eran falsos y crueles... Severussabia lo que tenía que hacer, y una parte de él no quiera, pero debía, debia hablar con Sirius Black sobre esto, y  realmente no quería, pero tenía una idea y cuando algo se le metía en la cabeza lo conseguía, como que se llamaba Severus Tobias Snape Prince

Y había tenido un plan, uno que había estado dando vueltas en su cabeza desde hacia varios días, ¿Era bueno? ¿Era malo? Era algo... apresurado, y aunque tenía su lógica... era un plan algo impredecible...

Su plan consistía en demandar al Ministerio de Magia, todos sabían que solo un loco lo haría, pero el tenía todas las de ganar, pediría un juicio por haber enviado a Azkaban a un hombre sin juicio alguno, a un inocente, a Sirius Black, pediría un juicio justo con veritaserum y listo, después de todo, como un Prince tenía peso en el Ministerio, una vez que ganase el juicio el perro pediría la custodia de Potter... pero el no podía pedir el juicio... Voldemort... el lo asesinaria, Dumbledore no era una opción, ese maldito viejo manipulador, el lo había tenido en la cima de un pedestal y había resultado ser un imbecil demagogo y oportunista, obviamente los Weasley no eran opción ya que eran parte de los hilos de Dumbledore.

Únicamente... que el mismísimo Sirius Black se apareciera en el ministerio para hacer un juicio... esa si que era definitivamente la idea más estúpida del universo... A no ser... que no fuese el... después de todo, nadie sabía de su segundo apellido, por lo que podría usar un pequeño glamour, para aparecer como Philip Prince, un... Canadiense, si, ese era un buen plan, debía pulirlo y pensar bien las cosas, pero la base del plan era sólida, por lo que se vistió, sabiendo que era sábado, lo que significaba que el cuartel estaría solo con el perro y el lobo...

Por lo que tomó los polvos flu y entro a la chimenea, grito su destino, para aterrizar luego de unos momentos en la sala de Grimmauld Place, en la cual vio a nada más y nada menos que al lobo besando al perro.

-Deberian buscar una habitación y no hacer esas cosas animales frente a la chimenea, aunque no puedo esperar mucho, después de todo, esta en su sangre lo animal- habló Snapencon burla y ambos adultos se voltearon sorprendidos

-Quejicus- hablo Black con el ceño fruncido

-Severus- saludó Lupin.

-Es sábado y es mi casa, además hoy no hay reunión- volvió a hablar el animago molesto, poniendo una mano en la cadera del licántropo en un acto de posesividad, haciéndole rodar los ojos al ojimiel

-¿Y crees que no lo sé? Es otro asunto el que le trae aquí hoy, es sobre Potter, no. Me. Interrumpas- dijo cuando Black abrió la boca, pero la volvió a cerrar inmediatamente al ver la determinación en las palabras del pocionista.

-Tu ahijado vive con... muggles, seguramente lo sabrás, sus tíos, Petunia y Vernon, seré directo ¿si? Ellos lo golpean, lo tuvieron durmiendo bajo una alacena, lo hicieron pasar hambre, lo hacen trabajar, y lo degradan psicológicamente- explicó Severus y todos los jarrones de la sala estallaron, los pergaminos que estaban al alcance se redujeron a cenizas, el aire estaba denso, Sirius le dio un puño a la pared y sus nudillos comenzaron a sangrar, luego rompió en llanto.

-Oh mi cachorro... Remus... le he fallado... ¿Que diría James si supiera?- dijo Sirius llorando y el licántropo tenía los ojos amarillos, los nudillos blancos y emanaba un olor amargo. Severus se estremecio.

-Sabes Severus... lo que paso esa noche.. no fue mi culpa fue unas de las muchas decisiones que toma el lobo, y once de cada diez veces estoy en desacuerdo con el, pero ahora... me pide venganza y por primera vez en años se la daré- hablo despacio y sus ojos volvieron a ser miel mientras una lagrima caía de ellos.

-Estoy aquí con una propuesta, yo estaré haciendo uso de otro de mis apellidos, Prince, para hacerme haré pasar por algún familiar de Black, y hacerle una demanda al Ministerio por negligencia, por meter a Azkaban por doce años a un inocente, pediré que se use veritaserum y no les quedará de otra que aceptar, ganaremos y tu Black podrás pedir la custodia de Potter y sacarlo de aquel lugar- aseguró Snape, por lo que Sirius corrió a abrazarlo

-Severus... gracias, yo pasé por mucho en ese lugar y fui capaz de darme cuenta de mis errores hacia ti, se las dirás en las que te hice daño, yo lo lamento- se disculpó, a lo que Severus se limitó a asentir.

-Hay otra cosa- dijo sacando un hilo plateado de su cabeza, lo embotello y conjuró un pensadero, lo dejo caer y hundió las cabezas de ambos, pr lo que ellos fueron capaces de ver lo que Severus sabía sobre Dumbledore, las cuentas Potter, los Weasleys, y el animago decidió que ya había sido suficiente