Cap. 8

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La semana pasó demasiado lento para mi gusto, ese viernes tan ansiado llego con tanta lentitud, que me desesperaba.
Pero al fin llegó y estaba feliz, las mariposas volaban de un lado a otro dentro de mi estómago.

Toque la puerta, estaba nerviosa, tenía miedo, sentía que iba a pasar algo. Pero no sabía si sería algo bueno a malo.

La puerta fue abierta, y ahí estabas tú, tan radiante, no puede evitar echarte un vistazo de pies a cabezas. Tenias puesto ese vestido, ese vestido que me provoca, que me encanta como te queda, y que en lo único que pienso es en quitártelo. Mi corazón se aceleró, tenía que controlarme, por que íbamos a estar solas en la casa y tu con este vestido.

-Vaya... estas he...p p. te ves bien.!- tartamudee. Quería decirte que te veía, hermosa, preciosa, eh increíble, pero no podía. Saque discretamente el aire que empecé a retener desde que te vi.

-Me hubieras dicho que la cena era formal.- trate de bromear, para bajar la tención de mi cuerpo.

-Ja, ja, ja como crees, es que hoy me toco ir al trabajo de esta manera, había una reunión especial.- no se si les tenía envidia a tus compañeros de trabajo, o los odiaba por tener ojos y pudieran verte vestida de esta manera.

-Ya veo.- nada más eso te pude decirte, estaba molesta, molesta conmigo misma, por tenerte celos y ni siquiera me pertenecías

-Bueno vas a pasar, o te vas a quedar en la puerta.-
Al entrar se ve la sala, después su comedor y seguido de su cocina, todo lo dividide una pared. Me gustó, se veía bastante cómodo y eh íntimo.

-Que linda está tu casa!- 
-Gracias... pensé en que hiciéramos pollo horneado, ensalada y arroz, que opinas.?- ya estabamos en tu cocina y tenías todo a la mano, solo para empezar a trabajar.

-Claro, me parece.!!-

El pollo ya estaba en el horno, el arroz casi por terminar de cocinarse, y teníamos buen tiempo.
La verdad eh estado bastante relajada, tú habías estado un poco distraída, casi no me hablaste en este tiempo, si no era por alguna duda o pregunta sobre la cena.

-Puedo usar esto para la ensalada?- saque un recipiente de cristal grande y amplio, me pareció adecuado para la ensalada,
Pero tú no me respondiste.

-Dayan yo te gusto.?-  soltastes de golpe y en ese mismo momento sentí como si el tiempo se paró, mi corazón comenzó a latir tan fuerte, empecé a sudar frío.
No sentí en que momento dejé de sostener el recipiente de cristal, hasta que un fuerte ruido me volvió a la realidad, y vi todo el cristal en el piso.

Amándote En Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora