Cap. 16

106 6 0
                                    

Quiero borrar cada rastro que él aya dejado en tu boca!- te escuché decir y sin permiso entrantes a besarme.
Las mariposas de mi estómago volvieron a revolotear con fuerza.

Tu lengua entró rápidamente dentro de mi boca, y yo la recibí con ansias y deseo. Era una delicia. Besarte y hacerte el amor era la octava maravilla para mí.

Cómo pude cerré la puerta y te pegue a ella. Te levanté entre mis brazos y tus piernas rodearon mi cintura. Aún llevabas ese vestido blanco suelto, solo que hoy lo acompañabas con un abrigo.

Mis manos llegaron bajó tu vestido y recorrieron tus hermosas y perfectas piernas, apretaron con deseó tus nalgas; moría por volver a hacerte mía.

-Esto no tendría que volver a pasar.- te escuché decir apenas.

-Pero está pasando!- te respondí agitada.

Te sujeté bien y te lleve a mi cama, antes de tirarte en ella te quite el abrigo. Besé tu cuello y mis manos apretaron tus pechos.

Quería hacerte el amor rápidamente y a la vez muy lento.

Te volví a levantar y esta vez si te dejé caer en mi cama. No fue necesario quitar tu vestido, solo lo levanté y vi esa tanga roja de encaje. Me mordí el labio con fuerza, esta vez no tenía prisa. Así que decidí por hacerlo lento y con calma.

-No quiero verte cerca de ese idiota otra vez!- me dijistes cuando bajé a besar tus piernas.

-Quien?- pregunte haciéndome la que no sabía.

-Sabes perfecto quien!- respondistes molesta y me girastes, ahora era yo la que estaba bajo tu cuerpo. Tenerte encima de mi era un delirio, verte con el cabello alborotado y los labios rojos.
Era una locura, es que acaso eres una diosa.

Mi blusa salió por mi cabeza, yo te lo permití. Desabrochastes mis jeans para después quitarmelos; te ayude con eso levantando mis caderas.
Al momento que bajabas mis jeans tus dedos acariciaron mis piernas y mi piel se erizo con solo sentirte de esta manera.

Te vi morderte el labio inferior al verme en ropa interior. Creo que te gustó lo que veías.

Me senté en la cama mientras tú estabas sobre mí,
Bajé el cierre de tu vestido, mientras besaba tu cuello, tus labios.
Bajé tu vestido dejándolo en tu cintura, no lo pensé dos veces y quité tu sujetador también.
Mis manos llegaron a darle atención rápidamente ni bien habían quedado descubiertos.

Mientras que tus manos se enredaban en mi cabello.
Te volví girar quedando nuevamente tu bajo mi cuerpo. Tu respiración ya estaba entre cortada a estás alturas.

Mi boca comenzó a bajar y llegó a uno de tus pechos, chupe, succione. Me encantaba verlos erectos, hice lo mismo con el otro. Les di toda la atención que merecían, hoy quería disfrutarlos bien, sin prisa.

Te estaba escuchando gemir nuevamente, pero te cubriste la boca para no hacer mucho ruido. Asi que tomé tus dos manos y las coloque sobre tu cabeza.

-Puedes gritar todo lo que quieras, estamos solas en casa y a mí me encanta escucharte.- susurré en su oído.

Yo ya estaba tan caliente que levanté una de sus piernas dejándola sobre la mía, dejando nuestras intimidades juntas, aún con la ropa interior puestas. Comencé a moverme, se sentía tan rico.
Tu me ayudastes moviéndote también y en cuestión de minutos yo había tenido el mejor orgasmos de mi vida.

Tu mano había entrado dentro de mi ropa interior y notastes cuan mojada me habías dejado. Tocastes al rededor de mis labios y me hicistes estremecer. No podía permitir eso asi que saque tu mano.

Terminé de quitarte ése vestido, besé tu abdomen y seguí bajando, besé sobre tu tanga, metí mi legua y entré dentro de ti, mi lengua y la tela de tu ropa interior. Ví levantar tus caderas y eso me encendió mucho más.

Saqué tu tanga y te vi detenidamente, te tenía completamente desnuda una vez más.
Abrí tus piernas todo lo posible y volví con mi boca a tu intimidad, pasé mi lengua a los alrededores y tus gemidos cada vez eran más fuertes.

Mi lengua volvió a entrar dentro de ti, uno de mis dedos me ayudó también, con una mano sostenía una de tus piernas para que no me cerraran el paso, tus caderas se levantaban y subían ayudándome con el trabajó.

Minutos después te venistes en mi boca. Eras tan sexy, tan deliciosa y tan deseable a cada instante.

Volví a subir a tu boca pero sin antes besar cada parte de tu cuerpo nuevamente.

Abracé tu cuerpo desnudo, inhale el olor de tu cabello y de tu cuerpo; toda tu tenías un olor increíble.

-Me tengo que ir!- te escuché decir ni bien habías recuperado el aliento y tratastes de alejarte de mi, pero yo no te solté.

-No, no te vayas; quédate conmigo, quédate está noche por favor!- te suplique.

-No! Estás loca y que le digo a Daniel?- dijiste con una leve sonrisa.

-No sé, invéntale cualquier cosa. Pero, por favor dame el honor de poder dormir a tu lado; aunque sea solo está noche.- te volví a suplicar sin soltarte, porque tenía miedo de que salieras corriendo.







Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 06 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Amándote En Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora