Capitulo 11

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-Tenemos que hablar.-fue lo único que se me ocurrió. Estúpida.- ¿Puedo pasar?-le pregunté severamente lo que él asintió y cerró la puerta detrás de mí en completo silencio.

Me giré sobre mis talones y vi como él no me quitaba de su vista, me indicó que fuera hacia su habitación mientras él me seguía, cerró la puerta y se sentó en la cama. Estaba esperando a que me diera el pie para comenzar a hablar pero solamente se quedó mirándome sin abrir su boca. Realmente se había enfadado para dejar de hablar.

-Bien, primero que todo lo siento Lou. No sé exactamente qué fue lo que se me pasó por la cabeza pero no quise que te enojaras, recuerdo que yo fui la que te dije que lo amenazaras pero creí que ibas a hacer alguna tontería y no tomártelo enserio. Te quiero muchísimo y estos días he estado buscando mil maneras y palabras para que me perdones pero sinceramente no creo que ninguna valga la pena así que si no quieres perdonarme lo entenderé de todas formas fui una idiota. Te necesito en mi vida Louis, no puedo estar sin ti, eres el único que sabe más de mí que los demás y él único que cuando me siento mal hace que me olvide de todo haciéndome reír.-con mis últimas palabras mis ojos estaban cristalizados y mirando hacia un extremo cualquiera de la habitación, él se levantó y me tomó por la cara con sus manos para que lo mire directamente.

-Te extrañe demasiado.- me observo con ternura, le sonreí y lo abracé por la cintura con fuerza mientras apoyaba mi cabeza en su hombro. Una vez me separé estábamos a centímetros el uno del otro, mis ojos al igual que los suyos viajaban a los labios, como si fuera un imán su boca encontró la mía y nos fundimos en un suave y lento beso, abrí los labios para que la lengua de Louis se abriera paso hacia la mía. Mientras nos besábamos él me llevó hasta su cama y me recostó delicadamente mientras se ubicaba entre mis piernas sin soltar mi boca, segundos después se separó respirando pesadamente.- ¿Estas segura de esto?

-Si no lo estuviese, no lo estaría haciendo.-mis palabras hicieron que el castaño reaccionara y se volvió para besarme con ansiedad tomándome de la nuca.

Louis me retiro la camiseta por la cabeza en pocos segundos mientras yo desabrochaba el botón de sus pantalones y se los bajaba lentamente creando la desesperación en él y acabaron en el suelo dejándolo solo en unos finos bóxer negros. Su boca hizo un pequeño recorrido entre mi cuello bajando por la clavícula y quedándose un tiempo en mis pechos besando y tocando por arriba del sujetador. Mi respiración con cada toque suyo aumentaba hasta que llego a mis caderas donde con sus dientes y dedos desabrocharon y tiraron de mis pantalones hasta caer con el resto de la ropa. No mucho después metió la mano bajo mi espalda para que con tan sólo dos dedos desabrochara mi sujetador, yo me frené y lo miré con una ceja arqueada.

-¿Qué? He estado practicando.-sonrió con satisfacción mientras lo quitaba torturándome con su lentitud.

Sus obres azules viajaron por mi cuerpo y me besó una vez más mientras con una mano se deshacía de mis bragas, luego subió por mi muslo, adentro sus dedos en mi interior haciendo que yo soltara un largo suspiro y comencé a mover mis caderas al ritmo de su mano, cuando clavé mis uñas en sus hombros sintiendo que estaba cerca, él se posicionó mejor y dejó que con mi mano libre busque dentro del cajón de su mesita de noche. Sentí el plástico entre mis manos, lo tomé, me llevé la esquina entre los dientes y finalmente lo abrí. Mis dedos se deslizaron por su dura espalda con suaves caricias hasta llegar al elástico de sus calzoncillos, metí la mano para apretarlo contra mí y un gemido surgió de su boca, Louis no aguantó más y con mi ayuda se los quitó para ya estar ambos completamente desnudos. El plateado envoltorio crujió en sus manos y tras un momento, lo sentí en mi entrepierna.

-Mírame.-me dijo jadeante acariciando mí mejilla.

Le hice caso y alcé la mirada hacia él quien me observaba con deseo y ternura. Sin más rodeos se adentró en mí despacio tensándose todos sus músculos mientras soltaba un gruñido, yo enrolle mis piernas en sus caderas comenzando con un lento y pausado ritmo cuando me relajé. Suspiré su nombre haciendo que sus embestidas de a poco fueran más rápidas. Cuando lo atraje aún más cerca ambos gemimos de placer, sus labios no dejaban de lamer y besar cada parte de mi cuello mientras su mano acariciaba mi piel sin saciarse. Ambos estábamos cerca de llegar y él levantó mi pierna hasta su hombro para adentrarse más profundo y duro. Una pequeña capa de sudor nos comenzaba a cubrir el estómago y yo ya no podía aguantar más.

A Complicated StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora