Cesur Peri:Jimin (Yoonmin)

EXTRA: ALQA

Aquellos a los que amé

Cuando me convertí en militar pensaba que lograría solo que alguien de mi nivel podía hacer, una vida feliz y estable pero la vida me sorprendió demasiado, porque ascendí y ascendí hasta que yo no solo era un soldado si no un hombre valioso del que dependía guerras enteras. Un hombre que paso de ser nada a ser todo en su pobre ciudad.

Recuerdo que di todo para que mi madre, la mujer de mi vida tuviera la mejor de las vidas, yo ya era grande ahora ella tenía que disfrutar de ellos y no importaba si yo moría en el campo de guerra al final ella tendría una vida cómoda donde jamás se preocuparía de nada. Recuerdo que cuando tuve el suficiente dinero mande a hacer una bella casa enorme y hermosa, una casa digna de la reina que era mi madre pero la casa sería una sorpresa que solo ella vería cuando estuviera lista, la casa iba a estar rodeada de flores y naturaleza porque así ella vivía feliz, le recordaba a como fue criada y a mí también me recordaba como fui criado en medio de naturaleza y un profundo amor.

Y tal vez solo tal vez en un futuro mis hijos también vivirían de la misma forma.

Pero fue solo tres años después de convertirme en militar que la casa estuvo lista y hecha perfectamente al gusto de mi amada reina. Fue casi al mismo tiempo que mi madre dio su último suspiro de vida, que con una sonrisa me dijo que me amaba y que ahora era mi tiempo de vivir.

Fue tres años después que yo me quede solo y con una casa que nunca pudo ser habitada por la persona que estaba destinada a hacerlo.

Tiempo después en uno de los pueblos en los que me quedaba antes de ir a la guerra la vi, la mujer más hermosa que alguna vez había visto estaba ahí, mirando con una sonrisa a una anciana y puedo jurar que su sonrisa era la más hermosa que había tenido el placer de ver, una donde sus ojos desaparecían para convertirse en dos bonitas medias lunas, portada una canasta de flores y parecía estarlas vendiendo a todo aquel que pasaba regalando una bella sonrisa en el proceso que inevitablemente hacía a todos sonreír. Tuve que irme a la mañana siguiente a mi lucha pero prometí que regresaría y si ella aún estaba ahí yo no pararía hasta hacerla mi esposa.

Éramos dos almas solitarias destinadas a encontrarse...

Fue cuatro años después que la misma mujer a la que amé desde el primer momento me concedió la dicha de ser padre de una hermosa niña de nombre Alessia que se volvió la luz de mis ojos apenas la vi, de cabellos negros y labios rosados era el vivo retrato de mi madre, mi esposa decía que se parecía a mí y claro que lo hacía porque los genes de mi madre eran tan fuertes que inevitablemente todos sus hijos fueron copias exactas de ella y ahora parecía que también sus nietos. Durante un año yo tuve la dicha de tener a una hermosa hija y luego mi esposa me dio la noticia de que en su vientre albergaba a mi segundo hijo.

Y nació él...

Tan hermoso que tan solo verlo te recordaba a los ángeles de los que tanto hablaba el clero, tan pequeño y frágil, mi amado Stephano el ángel que en su cara los rasgos que amaba de su madre dominaban. Rápidamente Stephano se convirtió en mi todo, con sus hermosas mejillas regordetas, con sus pucheros pronunciados y con esa bella sonrisa que amaba tanto. Mi bebé, mi ángel, mi Stephano.