[1] MOSQUETERAS.

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CAPÍTULO 1

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CAPÍTULO 1.

Sonreía con emoción, mientras observaba el libro que tenía en sus manos, Jian le había obsequiado un regalo, o, mejor dicho, se encontró entre sus cosas un libro que ella había leído desde hace mucho, por lo que el peliblanco después de regañar a ...

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Sonreía con emoción, mientras observaba el libro que tenía en sus manos, Jian le había obsequiado un regalo, o, mejor dicho, se encontró entre sus cosas un libro que ella había leído desde hace mucho, por lo que el peliblanco después de regañar a la chica que dejara de ver entre sus cosas, tuvo que regalárselo.

-No sé por qué tanta emoción en ese libro, rojita- su amigo se encontraba en uno de los sillones mientras la miraba de reojo, sosteniendo entre sus manos una taza de café- No sabía que te gustaba leer.

-Mi madre me leía cuentos de pequeña- sonrió la azabache con nostalgia, mientras pasaba la yema de sus dedos por la pasta del libro- Y este era uno de mis preferidos.

Jian la observo con curiosidad, pues desde que conoció a la chica, no hablaba sobre su familia o de donde provenía, por lo que evitaba preguntarle sobre ellos, tratando de no incomodarla. Sonrió levemente al ver como se acostaba en el sillón boca abajo y movía sus pies con ansias, por lo que decidió levantarse de su lugar e ir a la cocina por unas galletas y ponerlas en alguna bandeja para que coman.

-Preparare chocolate caliente y traeré galletas- aviso, sin embargo, no tuvo respuesta de la azabache por estar sumida en aquel libro- ¿Al menos puedes responder o decirme "No estaría mal"?

La azabache lo miro de reojo e hizo una mueca, pues las cosas entre ellos estaban tensas y casi no le dirigía la palabra.

-Si Jian, gracias.

El albino arqueo una ceja al escuchar como sus palabras salían sin ganas, bufo con fastidio y miro de reojo a la azabache: -Espero y disfrutes el libro, mientras iré por eso- comento mientras agarraba su taza de la mesita- No me extrañes, rojita.

La azabache asintió sin girar a verlo, puede que los dos no tuvieran la misma confianza, pero se sentía incomoda al notar que el chico tenía atracción hacía ella, pero sabía que no era su culpa.

Pues varios que conocía, terminaban detras de ella queriendo llamar su atención.

Escuchó como el albino entraba a la cocina y movía algunos platos, mientras tanto ella abrió aquel libro en la primera página, observando en letras grandes aquel título de Los tres Mosqueteros, sin embargo, frunció el ceño al ver cómo estas comenzaban a desaparecer, se levantó de su lugar al ver como la tinta comenzaba a escurrir por el sillón, haciendo un charco de tinta en el suelo.

La Mosquetera Roja || ESPECIAL (Volviste a mí)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora