[7] PERDICION.

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CAPÍTULO 7

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CAPÍTULO 7.

Se paseaba de un lado a otro, manteniendo su mirada en el suelo, pensando la manera en salir de ese lugar, la castaña solo la miraba con una ceja alzada mientras estaba sentada en el suelo, jugando con una pelota que rebotaba en la pared, pues amb...

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Se paseaba de un lado a otro, manteniendo su mirada en el suelo, pensando la manera en salir de ese lugar, la castaña solo la miraba con una ceja alzada mientras estaba sentada en el suelo, jugando con una pelota que rebotaba en la pared, pues ambas se encontraban en la misma celda.

Pasaron toda la noche en la celda, rodeada de algunos roedores que pasaban entre sus pies, pero su angustia era por la vida de Ranma, pues el veneno era bastante potente y no sabía si alguien tendría un antídoto.

-Me comienzas a desesperar.

La azabache hizo caso omiso a su comentario, caminando nerviosamente de un lado a otro mientras mordía su uña. Con la poca información que le dio Ukyo sobre los secuaces del Príncipe Ryoga, la dejo en que pensar. Pues según la castaña observo como se llevaban a la princesa y la alejaban del Príncipe Ryoga, pues este se veía alterado y confundido, gritándole a sus propios secuaces que se detuvieran, cosa que nunca paso.

Algo dentro de ella le dice que se revelaron ante él, pero su duda más grande era sobre quien estaba dirigiendo aquel ataque.

Aunque ahora le quedo claro que el Reino ha caído en manos de alguien más y aquellos encapuchados están ahora sobre los mosqueteros.

Sin embargo, ambas detuvieron lo que estaban haciendo al escuchar pisadas por el pasillo, observando como aquel azabache de coletas y mirada seria llegaba frente a la celda, acompañado de un encapuchado. Rápidamente se alarmaron.

-¿Q-que estás haciendo mudo?- pregunto la castaña alterada al ver como abría la puerta de la celda- S-sabes que no fue mi intención burlarme de ti en plena batalla, ¡Era por los nervios!

La azabache frunció el ceño y se colocó frente a la castaña, protegiéndola por si lograban atacarlas. Pero, ambas se sorprendieron al ver como aquel encapuchado quitaba su máscara, dejando caer unos mechones azules, aquellos ojos carmesíes observaron con alivio a las dos chicas, para después sonreír levemente: -Me alegro que no les pasara nada, casi me desmayo al saber que estaban en peligro en aquel baile- corrió hacia ellas y las abrazo, la castaña sonrió mientras cerraba sus ojos y aceptaba su abrazo, mientras que la azabache se mantenía sorprendida por aquella muestra de afecto de la peliazul, tal vez así sería su carácter si se hubiera mantenido siempre con ella- Tenemos que salir de aquí antes de que nos descubran.

La Mosquetera Roja || ESPECIAL (Volviste a mí)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora