Academia de vampiros - realidad B

Otra huida.

— ¡no pueden encerrarlos! — les grité a los guardias, ahora era mi turno de sacarlos de aquí antes de que todo se fuera a la mierda. Miré una capa delgada sobre nosotros, era Dimitri que nos cubría, eso nos evitaría las balas provisionalmente. Golpee algunos guardias hasta poder tocar a Dimitri

Es hora  de dormir
Cerrar los ojos y descansar
Mis dulces guardianes sienten sueño
Durante una hora sus sueños he de velar

Pronto los vi caer — ¿están muertos? — preguntó Lissa, de algún modo me hizo sonreír

— no, están dormidos y nosotros debemos irnos — avanzamos por una zona muy poco conocida, estábamos por conseguirlo, yo pensaba dejarlos marcharse solos pero sabía que Dimitri regresaría corriendo hacia mi, lo haría sin pensarlo dos veces, lo sabía perfectamente porque en otra situación yo haría lo mismo, Pronto Demir tomó el liderazgo en sus manos, ya que el viejo le había dado indicaciones para este momento.

— el señor Mazur me pidió que los llevara a una casa que tiene en Rusia, piensa que ahí podrán estar tranquilos durante un tiempo —

— Nos encontrarán fácilmente, a todos, ustedes aún podrían encontrar el modo de salir de esto — miré a los morois y a Demir

— si no cumplo las órdenes del señor Mazur no durare ni medio día antes de que haya mandado a medio país a buscarme —

— y nosotros realmente no tenemos una familia a la que estemos dejando — Christian miró a Lissa, después a Adrián

— es la segunda vez que te ayudo, mi familia no se molestará por sacarme de su árbol genealógico — se encogió de hombros — de todos modos es más divertido estar con ustedes, ya saben, arriesgando la vida —

— estás borracho — negó con la cabeza — tanto alcohol te fundió el cerebro — comenzó a reírse — bueno, entonces ¿qué haremos? —

— ¿puedes sacarnos a carretera? — asenti, los guié por un camino que conocía perfectamente, pues en mi adolescencia solía escabullirme por aquí — debemos llegar a una gasolinera que ya no está en funcionamiento —

— sé cuál es —

Después de dos horas en las que todos entablaron conversaciones,  menos yo, por fin llegamos

En una cabaña improvisada y bien oculta había un automóvil para nosotros, Demir tomó el volante, Dimitri con él de copiloto (era la única manera de que lográramos ir los otros cuatro atrás).

Otras tres horas de viaje en las que yo solo podía pensar en que no era justo que ellos hicieran esto por mi, merecía lo que me esperaba en la corte, claro que sí, merecía que me condenaran a muerte y yo quería que fuese así, realmente pensé en ir al mundo de los muertos o tratar de reunirme con Nasor y Neferet pero ya no me sentía con ese derecho, me imaginaba que la Rose y el Dimitri de la otra realidad estaban felices y disfrutando en familia, en ese mundo aún estaba mi hermano, Mikhail... yo sin él estaba perdida, él me había recibido con los brazos abiertos cuando era niña, él me cuidó, sus padres me adoptaron y yo acabé con ellos, no existía perdón para mi, no tenía derecho a considerarlos algo mío, y ahora ¿qué sería del hijo de Sonya? Jamás podría conocerlo porque no sería capaz de mirarlo a los ojos y decirle que había muerto por salvarme a mi, un bicho raro al que le concedieron un don del que no era digna, no, yo necesita pagar por lo que causé, tal vez vivir con el dolor de perder a toda mi familia sería mi castigo.

— al fin llegamos —

Salimos en un vuelo privado, obviamente  cortesía del viejo

— Roza, no he querido hablarte para no hacerte pasar por un mal rato, pero debemos hacerlo —  evité mirarlo — sé que todo esto es difícil, sé que no puedo concebir un poco del dolor que estás sintiendo pero debemos salir de esto, juntos —

— dime una cosa, Camarada, si fuese al reves, si hubieses sido tú el que destruyera y matara a tanta gente, aunque no fueses consciente en ese momento ¿qué estarías haciendo ahora? — se lo pensó mucho, y yo estaba segura que estaría aún peor que yo, a pesar de haber estado con los rebeldes, en el tiempo como guardián vi su dedicación, fui capaz de entender que no solo era responsable sino que de verdad era capaz de dar la vida por proteger a la gente a su cargo y lo conocía tan bien que sabía sin dudarlo ni un poco que él estaría incluso peor, a lo mejor no se hubiera matado pero tampoco habría huido y jamás se hubiera perdonado, el silencio me dio la razón — entonces no seas hipócrita, camarada, no trates de hacerme ver el lado positivo de esto porque no lo hay —

— entonces ¿por qué estás en este vuelo? —

— te conozco y sé que estarías dispuesto a volver conmigo y dejar que te encerraran — realmente sabía que habíamos nacido el uno para el otro, en esta y en otras vidas nos íbamos a encontrar, nos amábamos y él daría su vida por mi como yo por él, estábamos tan conectados, éramos almas gemelas, esa era la realidad.

— en eso tienes razón — me tomó de la mano — si no quieres volver conmigo, no lo hagas, solo permíteme seguir a tu lado, sigamos siendo un equipo — lo miré a punto de llorar — y, Rose, sé que gran parte de tu vida se fue con tu familia, que nadie puede reemplazarlos, pero mira a tu alrededor, en este avión vamos personas que te amamos también, no hagas que este esfuerzo sea en vano, no hagas que el sacrificio de Mikha y de tus padres sea en vano — se levantó para dejarme sola. A pesar de sus palabras aún me sentía como una escoria, pero hice lo que me dijo, miré a Lissa y a Christian, ella dormía mientras él le acariciaba el cabello, a través del vínculo supe que ella me quería, y Adrián... bueno, siempre habíamos sido amigos, no me había dejado en mis locuras, aunque luchara contra los males de espíritu siempre había tenido tiempo para mi. Dimitri era otro caso, nos amábamos con locura, para este amor no había cura, pero aún no me encontraba con la capacidad de continuar con mi vida.