Estaba en el trabajo: un bar de carretera que normalmente era visitado por humanos. Un local pintado de beige, el suelo de mosaicos cafés, en las paredes cuadros de bandas de rock y metal, excepto por una que era adornada con fotos del fundador del lugar en conciertos, con integrantes de grupos y una linea del tiempo que indicaba el modo en que había cambiado el flamante bar "rocka—bill".
Ese era mi trabajo, atender parejas, amigos y a uno que otro solitario, todos con algo en común: BORRACHOS.
A lo largo de mi vida, siempre imagine que me la pasaría pateando traseros hasta que ya no pudiera y fuera hora de mi retiro, por supuesto en esas consideraciones solo aplicaban para traidores y strigoi, ahora confirmaba que sí era mi destino, aunque ahora eran más borrachos que otros seres. Se suponía que mi trabajo implicaba únicamente atender mesas aunque a veces alguna persona trataba de cruzar el espacio personal y era hora de despacharlo hacia la nieve del exterior.
Ese día era de aquellos en que había poca gente, la mayoria eran clientes fecuentes, estaba atendiendo a una pareja cuando los vi entrar, era Dimitri con una chica de piernas largas, rubia, con una figura de modelo, era una moroi, era más que obvio. Él no notó mi presencia pero para nuestra mala suerte esa era una de mis mesas, pensé en intercambiar mesa con alguna de mis compañeras mas no tenía motivos para ocultarme y nunca había sido del tipo cobarde así que me acomodé la blusa; el cabello, me observe en un pequeño espejo, seguía siendo guapa, sonreí para mi y avancé a la mesa.
— Hola, soy Rose y esta noche seré quien les atienda — mi camarada perdió el color en el momento en que me vio, me miró de arriba a bajo, estaba nervioso, su compañera se percato del asunto — les dejo la carta —
La chica moroi parecía molesta porque Dimitri aún no reaccionaba, ella me miró como tratando de encontrar qué era lo que él tanto miraba — traeme un agua mineral — dijo de manera golpeada, asentí
— ¿y para usted? — le pregunté con una sonrisa coqueta, ¿era malo que hiciera esto? Sí, porque fui yo quien no quiso seguir con nuestra relación pero me era imposible no disfrutar de su sorpresa y de esa moroi que se comportaba como la novia celosa
— yo... —
— le traere un Boulevardier, seguramente lo disfrutará — asintió, conocía el gusto de mi camarada.
Me marché a la barra mientras él seguía viendome, su acompañante giró un par de veces hacía donde estaba, por alguna cruel razón me era divertido, era como comprobar que seguía siendo única a sus ojos.
Les llevé sus bebidas — ... podríamos ir juntos a ver ese departamento, es perfecto para... — me alejé ¿él no podría estar pensando en irse a vivir con ella? no, no tan pronto...
Seguí con mi trabajo tratando de ser cordial como normalmente lo era, claro, hasta donde me permitía mi 'yo' interno, la noche avanzaba y por lo que veía mi camarada estaba nervioso y bebía bastante, llegué a escuchar a aquella mujer decirle que ya le parara pero él hacia caso omiso, él no le prestaba ni la mitad de atención a lo que decía su acompañante, ya no era tan divertido, sabía que habia notado todo lo que escuché de su conversación, incluso la parte donde ella quería quedarse a dormir con él, es decir, ella quería ir nuestra casa.
Después de tres horas, se notaba ansiosa, se quería ir pero él no parecía tener esa intención, me imaginé que era porque no le agradaba verme trabajar ahí y seguramente quería esperar pero ¿qué haría? ¿Subirnos a ambas al mismo coche? Me volvió a llamar
— Roza — abrí los ojos hasta donde pude — traeme otro igual — no pasó desapercibido para la moroi, que me miró furiosa
— no le traigas más — me ordenó ella, asentí, yo también creia que era hora de que se fueran aunque me doliera imaginar cuál sería el final de la velada — traenos la cuenta —
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Academia de vampiros - realidad B
Fanfictionbreve historia sobre Rose y Dimitri en otra realidad (leer de las Cenizas antes)