Rose

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Era hora de salir, La corte estaba llena de guardianes como es obvio pero ahora todos sabían que me habían ayudado a escapar y eso me daba la obligación de sacarlos a todos con vida sin importar las consecuencias. Mi cabeza no tenia más espacio en este momento que liberarlos, después ya me encargaría yo de volver y cumplir con mi castigo. Avanzamos hasta el final del túnel, a la puerta que llevaba a la iglesia - bien, saldremos por aquí -

- ¿a donde lleva esto? - Christian miraba preocupado

- la iglesia, lo he pensado y creo que es lo mejor, por aquí o la mansión -

- ¿por qué no ir por la mansión? - Lissa me miro

- porque si nos encuentran saliendo por ahí pensaran que mi abuela tiene algo que ver con esto - conteste sin emoción -al menos ella debe seguir al margen de esto - rompí el candado. Subimos con demasiada precaución, Adrian y Lissa iban con Demir y Dimitri por si había alguna complicación, pasamos por la zona donde había cosas que se donaban para caridad, los guie al segundo piso, hasta una ventana con paso a un árbol por el que bajaríamos. Las alarmas de la corte saltaron

- ¿es por nosotros? - preguntó Christian

- no, aunque nos hubieran visto hubiese tardado más - las nauseas me indicaron el verdadero problema - strigoi - miré por la ventana donde se veía demasiados strigoi para ser verdad - ¡están atacando la corte! -

- podemos ocuparlo para escapar - Demir dijo eso sin embargo su resolución llevaba a lo que cualquier guardian pensaría - olvídenlo, tenemos que ayudar, dijo después de mirar lo mismo que yo, asentí

- Roza si te ven... -

- no hay tiempo para eso Dimitri, son demasiados y las bajas serán terribles a menos que nosotros dos ocupemos un poco de nuestras habilidades - Asintió sin estar convencido. Saltamos los guardianes, corrí donde dos strigoi tenían a una chica moroi, salté sobre el primero haciendo que su rostro y el resto de él ardiera

-¡HATHAWAY! - La guardiana Alberta llamo mi atención, un strigoi se abalanzó sobre ella, Dimitri la salvo estacando al vampiro.

- Gracias - dijo antes de seguir con nuestro trabajo, el tiempo pasaba y más strigoi eran acabados, sobre todo por Dimitri y yo, estas habilidades de verdad eran una ayuda. Poco a poco el amanecer llegó y con ello aquellos malditos que pudieron huir lo hicieron y otros quedaban para ser acabados por la luz del sol. Sabía que al llegar ese momento también regresaría a prisión y lo peor es que ahora sería acompañada por quienes decidieron ayudarme.

Tal vez no fue la mejor idea luchar pero era nuestra obligación, ahora no quedaba más que aceptar las consecuencias y lo supe en cuanto vi a mis amigos esposados y sentí yo misma las armas que me apuntaban.

Academia de vampiros - realidad BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora