Twins Game.

V.

Advertencias: Incesto. Si no les gusta la temática, es mejor no leer.

Clasificación: M.

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TWINS GAME

By: Nahi Shite

5.

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Himawari, con sus manitas entrelazadas en el pecho y los ojos centelleantes por la preocupación, observó a su gemelo emprender la carrera hacia la puerta. Él se fregó velozmente con la manga de su chaqueta las lágrimas que había estado conteniendo y, luego, sólo oyó el sonido seco de la puerta corrediza al cerrarse junto a la voz de su madre, quien se lanzaba tras él. —¡Bolt-kun! —sólo pudo avanzar un paso, pues el brazo masculino extendido frente a ella le impidió continuar.

—Tú no vas, Hinata —el hokage dijo, usando ese tono de autoridad propio de su cargo—Déjalo solo, no necesita que su madre lo mime ahora.

—¡Pero, Naru-!

—¡Papá! —Himawari se plantó frente a él. Su madre, estando aún unos centímetros tras su esposo, la miró con aquellas perlas vidriosas y expectantes—Papá, —repitió más bajo, sabiendo que en ella se concentraba ya toda la anterior del séptimo—por favor, permite que yo vaya tras mi hermano.

Su ceño se frunció. —Himawari, no creo que-

—Déjala ir, Naruto-kun —interrumpió su madre con voz pausada, pero firme—. Yo me quedaré, pero que Himawari vaya tras él —ella agregó dulzura a su petición, posando una mano en el hombro de su padre. Él se giró a mirarla y Himawari notó que parecía desinflarse un poco… quizá era por el encanto de su madre—; Por favor, así no estaré preocupada.

La pequeña azabache se alistó; cuando Naruto asintió, ella ya se estaba acomodando las sandalias ninjas.

Cerró las puertas, a duras penas oyendo las palabras de su madre. —Vuelvan pronto —, y luego echó a correr sobre los tejados con todas las fuerzas de sus piernas.

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Ella sabía exactamente dónde estaba Bolt.

Himawari disminuyó el ritmo al sentirse cerca de su destino y decidió moverse sigilosamente entre los arbustos.

Efectivamente, él estaba ahí, a varios metros de su posición, sentado en la única banca de madera pura y, ella adivinó, su mirada clara fija en el agua.

Himawari caminó silenciosamente en su dirección. Este era su lugar preferido, el de ambos… La cascada que un sensei que había tenido su padre había hecho con sus propias manos (su nombre era Yamato y usaba el Mokuton, también había fabricado la banca en la que su hermano reposaba) y en ese lugar alejado, donde antaño el séptimo hokage se había hecho más fuerte, ellos dos escapaban de sus problemas… tranquilizaban sus almas con el sonido del agua contra las rocas.

Era el lugar que compartían.

Y por eso mismo, ella consideró que no necesitaba permiso para sentarse a su lado. No dijo nada, sólo se acomodó y miró la cascada.

Bolt la miró de soslayo, sin embargo, ella fingió no notarlo.

—¿A qué viniste? —él murmuró—¿mamá te mandó?