Bizarre [JaeYong]

v e i n t e

Jeno y Jun estaban viendo las caricaturas mientras su padre preparaba el desayuno. Cuando el timbre sonó, el menor se levantó para abrir, pero fue algo tarde, ya que TaeYong corrió delante de él.

—Vuelve a la sala, mi amor y quédate ahí con tu hermano.

El pequeño asintió con una enorme sonrisa y corrió de vuelta a la sala.

TaeYong abrió la puerta y a pesar de que lo esperaba, no podía creerlo. Pensó en cerrar la puerta de golpe, pero sería muy grosero de su parte, así que solo lo saludó con un tono neutro.

—Hola... —YoonOh le devolvió el saludo más efusivo.

—¿Qué haces aquí?

—Cumpliendo mi palabra.

**Flashback**

TaeYong se sentía molesto, decepcionado e incluso traicionado. Simplemente se dejó caer en el sofá que estaba frente a YoonOh y lo miró de reojo.

—Lo lamento—musitó el menor.

—Te dije que quería tomarlo con calma y le dijiste a mi hijo que somos novios y que te llame papá... —soltó un gran suspiro—. ¿En qué estabas pensando?

—Puede que lo que hice estuvo mal...

—Muy mal.

En ese momento, YoonOh recordó una de las técnicas infalibles para terminar una discusión.

—Tienes razón. Estuvo terriblemente mal, pero Jeno me preguntó y no pude decirle que no. Es tu hijo y debes de conocer a la perfección los ojos que hace para conseguir algo.

—Sabía que todo esto era un error—suspiró.

—¿Qué?

—Lo nuestro—señaló con ambas manos—. Ambos sabemos que estamos juntos porque sientes culpa por haber desaparecido.

—¿De qué estás hablando? —preguntó claramente ofendido.

—YoonOh, ni siquiera eres gay.

—¿Cómo lo sabes?

—Es obvio. Además de que te vi con la recepcionista del hospital.

—Salí una vez con ella. Una sola vez—se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro—. Y sí, tal vez no soy el hombre más gay de mundo, pero estoy intentándolo, así que al menos dame la oportunidad y no pongas de pretexto que le haya dicho lo de nosotros a Jeno para alejarme.

—N-no estoy poniendo pretextos—se puso de pie frente a él—. Hemos salido por más de dos semanas y estamos estancados. No te conozco y no me conoces. Ni siquiera le veo futuro a lo que sea lo que tenemos.

—Tienes razón—se detuvo frente a él.

—Deja de decir que tengo razón, no va a funcionar.

—Tengamos una cita.

—No estoy bromeando.

—¿A dónde te gustaría ir?

—¿Al menos estás escuchándome?

—¿El próximo sábado? ¡Perfecto! —caminó directo a la salida—. Despídeme de los niños, por favor.

—¡YoonOh! —lo tomó del brazo para detenerlo.

—¿Sí? —sonrió juguetonamente—. Tengo que irme porque tengo que planear una cita. Adiós—volvió a sonreír y salió de la casa.