Cuatro de la tarde de un jueves.
Faltaban un par de horas para llegar a su destino, finalmente éste viaje de dos semanas llegaría a su fin cuando arribaran en Galatea, capital de Luna.
Marinette estaba harta del recorrido. Su espalda estaba rígida por dormir en una tienda, su trasero ya no aguantaba el duro asiento del carruaje, por más que quería no podía concentrarse en el libro de la historia de Luna que leía y su molestia por ser tomada cómo un objeto no había desaparecido.
Sí, por supuesto que odiaba tener que casarse sin su consentimiento; sin embargo sabía que era una buena estrategia para unir a Sol y a Luna como una sola nación. También sabía que así podía seguir protegiendo a su amado reino.
No habría más guerra, las familias de Sol la necesitaban, ya habían pasado por mucho todos estos años, y si prometer su mano era lo que tenía que hacer para detener el sufrimiento de su nación lo haría.
No conocía a su prometido. Tampoco era que le importara, es un ciudadano de Luna, lo que significa que seguro era uno de esos tipos que se preocupaban sólo a que fiesta ir o cómo estaba su cabello, dejando que su cerebro se pudriese en su cráneo.
- Deberías dormir las horas de viaje que quedan. - habló Kagami, su consejera, guardaespaldas y mejor amiga. - Sé que básicamente despertamos hace poco, pero no sabemos cómo resistiremos el horario de Luna.
A Marinette le parecía ridículo ese horario, es como si fueran murciélagos, los habitantes de Luna dormían de día y realizaban sus tareas de noche. En sol despertaban al amanecer, en Luna al atardecer. Le parecía estúpido. El dios Sol, su deidad, les proveía de luz para para poder ejecutar con buena luminosidad su día a día. No encontraba la lógica. Pero estaría en Luna por un mes para conocer a su futuro esposo y aprender sus costumbres, y por ello tuvo que intentar adaptarse a ese horario durante el viaje.
- No creo poder dormir ahora. - respondió resignada, cerrando el libro.
- ¿Estás nerviosa? - preguntó su doncella, a lo que la princesa negó. La de ojos cafés sabía que sí lo estaba, pero conocía a su amiga y también sabía que su orgullo la obligaría a cumplir con su deber. - Antes de llegar al palacio de Galatea haremos una parada en una posada para arreglarte, serás recibida por la Reina Anarka y sus hijos.
- Conocí a la Reina cuando se firmaron los acuerdos. Es una mujer de carácter, pero amable, bastante regia; no parece una personalidad muy de Luna.
- Marinette ¿Cuántos lunares has conocido cómo para determinar sus personalidades?
- El abuelo Rolland me enseñó mucho de ellos, los conocía bien. El Rey Lucían nos declaró la guerra por estúpidas especulaciones, creyó que un Solar asesinó a su reina, pero nunca hubo pruebas de eso. Mi abuelo nunca hubiese permitido ésta boda.
- Pero sabes que es la mejor solución. Él nunca aceptaría la paz a menos que haya vencido en la guerra.
- Lo sé. - Marinette suspiró - Me terminé de convencer de que es lo mejor para mí gente en la inauguración del tercer orfanato, unas dos semanas antes de partir. Tantos niños solos o sin padres capaces. Quiero un mejor futuro para ellos.
» El abuelo Rolland era brillante, pero era un tirano. Sus estrategias de guerra eran precisas pero brutales; no tenía piedad, ni siquiera con los inocentes. Puedo admirar su mente, pero a él lo odio. No puedo evitar pensar en que mi padre y la Reina Anarka esperaran a que el Rey Lucían y el abuelo murieran para poner fin a esto. Es lo mejor, aunque no me guste es mi deber. Me educaron para ir en contra de los lunares, no me pidas que cambie de opinión tan rápido. Debo estudiarlos por mí misma primero, mientras me voy a aferrar a lo que conozco.
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Sol y Luna [LUKANETTE+18]
FanfictionDos reinos en guerra han llegado a un acuerdo. ¿Cuál es el verdadero motivo por el comienzo de la misma? Es un misterio. ¿Y por qué la paz se obtendrá de ésta manera? Lo averiguaran *Historia completamente original. *Los personajes pertenecen a la...