CAPITULO 11

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Claude Bourgeois odiaba quedarse en los terrenos de su padre. Cuando lo comprometieron con Marinette una de las cosas que más le alegraron es que viviría lejos del techo de André.

Podía ser su padre, pero detestaba a ese anciano con su vida.

Nunca había tenido una buena relación con el mayor, ya que éste consideraba a su hijo poco manipulable, cosa que le molestaba ya que siempre quería tener el control. De niño lo golpeaba hasta el cansancio sólo para que lo obedeciera, pero nunca dio el brazo a torcer, al contrario, se hacía cada vez más independiente, hasta que murió su madre, dejando al rubio como único heredero de la fortuna de ella. Su único motivo para volver a aquella mansión eran los recuerdos de su mamá.

Sin embargo, esta ocasión era diferente. El anciano tuvo que realizar un viaje de negocios por lo que su hijo se quedaría a cargo de sus tierras en su ausencia.

Debían ser las seis de la mañana cuando el rubio despertó. Sabía que tenía que comenzar temprano su jornada, puesto a que tenía una montaña de papeleo que revisar.

Se volteó en la cama y observó como Kagami dormía plácidamente. El joven sonrió y besó el hombro desnudo de la oriental antes de levantarse.

Se dio un rápido baño y salió de la habitación en silencio.

Claude ya poseía tierras ganadas con su propio esfuerzo cerca de Ocaso, por lo que no sabía qué sería de aquella casa una vez que se fuera.

Llegó al despacho del viejo Bourgeois y se sentó su mullida silla ¿Cómo diablos éste anciano estaba en el parlamento y atendía todo esto a la vez? Pensó el joven al ver la montaña de correspondencia que debía analizar.

Comenzó su trabajo para no perder el tiempo, incluso pidió que uno de los sirvientes le llevaran su tasa de café. Una hora después, mientras estaba en total concentración apareció Kagami vistiendo un delicado camisón. Era raro verla vistiendo así, y sabía que lo hacía apropósito para provocarlo.

- Querida, creí que dormirías hasta tarde. - dijo el rubio mientras la oriental se acercaba a él.

- Pero no te quedaste en la cama conmigo, así no me apetecía. - respondió Kagami mientras se ubicaba a un lado de Claude y le daba una sugerente caricia en la nuca.

- Prometo que voy a compensarte. - hablo el joven otorgando una pícara sonrisa. Ante ello la azabache sonrió de manera perversa.

De un movimiento se subió ahorcadas en las piernas del noble, a la vez que juntaba sus labios con los de él, quién no tardó en corresponder. En un momento la joven comenzó mover sus caderas en un lento y provocativo vaivén sobre la pelvis del rubio, quien reprimió un jadeo de excitación.

- Querida... Por favor. - dijo Claude tomando a Kagami de sus caderas para detenerla. - No podemos continuar ahora. Sabes que tenemos mucho que hacer. Debo ponerme al día con esto y tú debes organizar a tus subordinados antes de irnos a Ocaso, sólo tenemos tres días.

- Lo sé. - dijo ella resignada - Es que... ahora que estoy contigo no quiero dejarte, ya perdí mucho tiempo por despistada.

El hombre bajó una de sus manos al trasero de la mujer que tenía encima y apretó, mientras que con la otra acariciaba uno de sus senos a la vez que repartía besos por su cuello.

- Te prometo que una vez que limpiemos nuestras agendas voy a raptarte y no dejaré que salgas de mi habitación en una semana.

- Es una promesa, mi Lord. - respondió la joven levantándose y caminando hacia la chimenea - Voy a encenderla, está haciendo frio, y ya que no podemos calentarnos entre nosotros será lo mejor para no congelarnos. Posiblemente comience a nevar pronto.

Sol y Luna [LUKANETTE+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora