Capítulo 8

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   Pasaron un par de días antes de que Yoongi tomara la decisión de hablar con Hoseok. Lo estuvo meditando mucho, pensando en cuántos pros y contras había y qué bando sería finalmente el ganador. Sin embargo, siempre acababa extrayendo las mismas conclusiones: lo mejor era contarlo. O, al menos, intentar sacar el tema. A partir de ese momento no tenía ni idea de cómo se desarrollarían las cosas, pero por lo menos habría sido honesto con él. Al fin y al cabo, la decisión final era sólo de Hoseok. Él simplemente... trataba de ayudarlo. Quizá en el proceso estuviese haciendo justo lo que había intentado evitar desde que supo que era sordo: entrometerse. Pero fue inevitable no considerar el hecho de preguntarle a la madre de Jungkook sobre ello, siendo alguien de confianza y, además, médico. Solo era información que, al final, no le había resuelto ninguna duda porque seguía en el mismo punto de no saber si era posible o no. Pero la oportunidad seguía estando, solo debían ir al lugar correcto. Hoseok le contó el por qué no utilizaba audífonos, y Yoongi lo respetaba sin dudar. Pero quizá el castaño no sabía que podría existir la posibilidad de escuchar de nuevo. No perdía nada intentándolo así que, ¿por qué no?

   Suspirando y con la cabeza hecha un lío pese a tener ya la decisión tomada, Yoongi esperó pacientemente a que su jornada acabara. Pasarla con su... amigo (supuso que de momento es lo que eran, pese a que su relación sobrepasaba esa línea) siempre era mucho más fácil. Las tardes volaban entre trabajo que hacer y besos compartidos, aunque estos últimos fueran a escondidas. Y casi sin darse cuenta ya estaban abrigándose para salir al exterior y volver a sus respectivas casas.

   —¿Vienes a cenar esta noche? —Le preguntó Hoseok, apoyado en el marco de la puerta del guardarropa esperando a que Yoongi terminase. El peligris le miró con cara de pena y fastidio.

   —Hoy no puedo —Hoseok hizo un puchero exagerado que provocó la risa del mayor—. Le prometí a Jungkook que lo ayudaría a estudiar para un examen. Además, me toca a mí hacer la cena. Me salto un solo día más y capaces son de declararse en huelga de hambre para conseguir que cocine para ellos durante a saber cuánto tiempo.

   —Sería una buena estrategia —Yoongi puso los ojos en blanco mientras salía del pequeño espacio, seguido por Hoseok. Saludaron brevemente a sus compañeros y abandonaron la tienda, empezando a caminar juntos el trecho que tenían en común antes de que cada uno tuviese que tomar direcciones contrarias. El peligris pronto sintió cómo los dedos de Hoseok se deslizaron entre los suyos para entrelazarlos, ambas manos quedando perfectamente encajadas—. ¿Y un ratito? Con media hora me conformo.

   Yoongi fingió sopesar la respuesta, como si realmente fuese algo difícil de decidir, mientras el castaño lo miraba impaciente y con ganas de leer la afirmación en esa boca que lo volvía loco.

   —Mmm... —se hizo de rogar, y al final Hoseok tuvo que darle un apretón en la mano mientras le reprochaba por ser tan malo. Yoongi sonrió ampliamente sin ocultar las carcajadas— Está bien, pero solo media hora. No tengo ganas de escuchar al mocoso quejarse.

   Dicho esto, los dos chicos tomaron el camino que llevaba a la casa del menor y en pocos minutos pudieron disfrutar del calor propio del hogar, pese a que este hubiese estado deshabitado. Se deshicieron de sus abrigos y Hoseok fue hacia la cocina con intención de preparar un té para ambos. Estuvo el tiempo suficiente como para que Yoongi le diera vueltas al hecho de contarle lo que tanto había estado meditando estos últimos días. Creyó que sería buen momento y, pese a que los nervios comieron de su confianza, no dejó que lo achantaran. Cuando Hoseok regresó con ambas tazas entre sus manos Yoongi se preparó para soltarle la propuesta.

   —Gracias —el peligris cogió uno de los recipientes y le dio un sorbo a su contenido antes de escrutar con la mirada a su compañero, quien se había dejado caer a su lado. Carraspeó y se puso más cómodo en el sofá, adoptando una postura que le permitía tener al chico frente a él, antes de devolver la taza a su sitio.

Beautiful You || SopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora