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Las últimas dos semanas de clases a Draco se le fueron en un abrir y cerrar de ojos.

Con bastantes risas entre sus amigos, risas humillando a demás alumnos, y jadeos en los labios de cierto Gryffindor en quien no paraba de pensar...

Se sentía muy bien pensar en el, cada que lo hacía sentía algo lindo recorrerle todo el pecho y provocarle siempre una sonrisa.

En ese instante se dirigía a con Matt porque al parecer ya había terminado su poción y quería mostrársela a ver si estaba correcta.

Iba a dar vuelta en un pasillo cuando una conocida mando lo tomo del antebrazo y los envío a una esquina no muy visible y sintió como se apoderaban de sus labios, y soltando risitas trataba de separarse.

—Potter, te dije que hasta la noche...—hablaba y cada palabra era callado con un pequeño beso más.

—Si lo se pero, te vi en el pasillo y algo en mi ni se pudo contener...—le dijo y volvió a comenzar a repartir besos por todo su rostro, haciendo al rubio sonrojar.

—Merlin no puedo esperar a mañana, al fin nos vamos a casa...

—Y yo estoy muy emocionado por ir a la tuya...— hablo en su oído, haciendo esa voz que sabía que hacía a Draco temblar las piernas.

—Pues...si...tam...también estoy emocionado por eso...—Harry comenzaba a repartir besos por el cuello de el Slytherin, y si este tenía algún punto débil, sin duda era ese.

En eso se escucharon una voz llamarles.

—¡Potter! ¡Malfoy! ¡¿Qué se supone que están haciendo?!— Harry y Draco pegaron un brinco al escuchar la voz de su profesor de pociones.— Quiero explicaciones en este instante.

—Ah, yo...am...ayúdame— le susurró a Harry al final.

—Nosotros...peleábamos, ya sabe cómo somos, el odio y...eso.— Draco al terminar de escucharlo se palmeó la frente.

—¿Peleando? Señor Potter, ¿usted cree que nací ayer?

—No pues usted se ve de ya unos 70 y tan...— antes de que terminara el rubio reaccionó rápido y le tapó la boca para después sonreírle a su padrino.

—Lo sentimos profesor, no volverá a suceder algo así...—y sin decir más se fue llevándose a Harry consigo de la mano.

—Lo logramos— dijo el Gryffindor sonriendo.

—¿Lograr que? Snape le dirá a mi padre esto, ¿y quien crees que ya no podrá ir a mi casa?

—¿Pansy?

A Draco le dio un tic en el ojo al escuchar eso, y se quedó callado mirándolo hasta que el solo lo descubriera.

—Pues pobre de ell...¿que te pasa?— pregunto con confusión, y al ver que el Slytherin no respondía siguió meditando su respuesta.— Ah claro, a mi es al que no dejarán ir...mierda.

—No te puedo creer que tardarás tanto Harry...

—No tienes idea de cuánto amo que me digas Harry...— sonrió y jalo al rubio hacia su cuerpo de nuevo, volviendo a posar sus manos en sus caderas y las de el rubio por su cuello.

Lo llevo de nuevo a otra pared pero Draco se notaba más renuente esta vez.

—¿No me darás ni uno?— pregunto Harry al ver que el rubio esquivaba cada uno de sus besos y que ni siquiera lo miraba.

The Call - HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora