El espejo.

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Está es la razón por la cual nunca debemos apagar las luces cuando vayamos a dormir: hace algunas noches noté algo distinto, algo perturbador en mi habitación. La disposición de las cosas había cambiado, como si alguien hubiese re decorado a su antojo mis posesiones. Mi primero reacción fue correr, pues vivo sola y acababa de llegar del trabajo, vivo en un octavo piso y mis vecinos ya estaba dormidos, eran las 3 de la mañana; Además, nunca he tenido ninguna clase de relación con ellos. En todo caso, quedé petrificada, no quería moverme, miraba al closet pensando que el "decorador" debía estar allí, pensé en alguno de mis exes, algún psicópata que me haya acosado en el pasado pero ningún nombre atravesó mi memoria. Caminé lentamente hacia el baño de mi habitación, la puerta estaba abierta y desde allí podía notar que no había nadie adentro; di pasos lentos, pasos seguidos, un paso tras otro sin quitar la mirada del closet, debía estar preparada, alerta. Poco a poco avance hasta el baño, y de repente allí estaba, la persona que había movido mis cosas, observándome desde el otro lado del espejo.

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