(Narra Jorge)
(Lucas 2, 10-12
10 El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: 11 hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. 12 Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».)
Hoy es Nochebuena, y Villa Miau Miau entera se está preparando para recibir en su corazón al Niño Jesús, que hoy va a nacer en el pesebre. Todas las calles y viviendas están adornadas con decoración navideña. Se puede respirar allá donde se vaya, el espíritu de estas fiestas.
(Juan 2, 13-16
13 Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. 14 Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, 15 haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; 16 y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».)
Nuestro personaje, Rodrigo, está hoy hecho unas pascuas: desde pequeño siempre lo ha pasado muy bien por estas fechas, sobre todo por los regalos, pero como fervoroso católico que es, se regocija en el hecho de que este es el día en que Jesucristo vino al mundo, no tomando en cuenta el materialismo que se ha apoderado de esta celebración. ¡Algo muy raro en la sociedad en la que vivimos ahora! ¿no te parece, querido lector?
Echemos un vistazo al interior de la casa de Rodrigo. Son casi las doce de la noche, y en el exterior cae una fuerte nevada. Papá Gato está fregando los platos; Mamá Gato teje una bufanda; Adelaida se entretiene con su móvil; y nuestro Rodrigo está rezando su Rosario, que ha ido aplazando hasta la noche por su característica holgazanería. El gatito finaliza la fervorosa oración, y arropándose con unas mullidas mantas, debido al gélido invierno, intenta conciliar el sueño.
Al cabo de una hora, el resto de la familia también se acuesta y el hogar queda sumido en un profundo silencio. La Villa Miau Miau también tiene sus calles desiertas. No se ve un alma, nadie por aquí, nadie por allá.
Oigo algo...¿Lo oyes tú también, lector? Son pisadas...
En el jardín de la casa de Rodrigo unos pasos dejan huellas en la nieve: se encaminan hacia la fachada trasera.Enfoquémonos por un momento en el aspecto del merodeador: es un diminuto hombrecillo con unas babuchas, un gorro verde y unas puntiagudas y pequeñas orejas.
Mirando a izquierda y derecha disimuladamente para dar por hecho que nadie le había pillado "in fraganti" , arroja hacia una de las ventanas una sábana anudada, cuyo extremo había previamente atado a una de las bocas de riego del jardín.
Escala la habitación de Rodrigo a través de la improvisada tirolina. ¿Qué querrá de nuestro protagonista?
A duras penas y con mucho esfuerzo, logra abrir la hoja del cristal y con una fuerte sacudida, se lanza rodando hacia el interior del cuarto.Ahí mismo está Rodrigo, durmiendo plácido en su lecho, sin percatarse de la presencia del polizonte.
El liliputiense humanoide se encamina a hurtadillas hacia el gatito, y desparramando las sábanas por el suelo, toma a Rodrigo y alzándolo con una fuerza sobrehumana, como si fuera un culturista, se lo lleva consigo hacia el exterior, descendiendo de la misma forma en que había subido, para luego perderse en la inmensidad de la noche, huyendo vete tú a saber donde.
Las horas pasan, pero la noche no cesa, ¿por qué se habrá prolongado tanto? Sigue leyendo si quieres saberlo.
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Rodrigo en la Villa Miau Miau (Cuentos infantiles Católicos) (COMPLETADA)
SpiritualLibro de cuentos infantiles. ¿Te gustaría acompañar a Rodrigo en sus aventuras por la Villa Miau Miau? ¡Adéntrate en su fantástico mundo de aventuras! Te gustará. Portada- @Milenka358