|Capítulo 06: Perdón|

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Habían sido muchas emociones juntas para un corto lapso de tiempo, quizá fue por eso que Dumbledore se compadeció y ordenó que la cena apareciera. También, anunció que las presentaciones seguirían la mañana siguiente, y que las clases quedaban canceladas temporalmente. 

Muchos se alegraron ante aquello, y disfrutaron de la comida mientras debatían quiénes serían los demás futuristas en presentarse, y quiénes serían sus padres. Ese día se habían descubierto cuatro parejas, una más sorprendente que la anterior, entonces, ¿qué más podían esperarse?

En la mesa de Gryffindor, varios alumnos estaban perdidos en sus pensamientos. Por un lado, Ginny rememoraba todo lo que había ocurrido hacía tan solo unos instantes, mientras Hermione la tranquilizaba y su madre le acariciaba el cabello. Les agradecía que estuvieran a su lado, pero no quería su lástima.

Por eso no contó nada, no le gustaba que los demás se apenaran de ella. Le hacía recordar a lo que había sentido cuando el recuerdo de Tom Riddle la había secuestrado en la cámara de los secretos; había estado todas las vacaciones recibiendo atenciones de sus padres y la protección de parte de todos sus hermanos. Los amaba, por supuesto que sí, pero la hacían sentir una buena para nada.

Que un maldito hubiese querido abusar de ella no la convertía en una débil.

Por el otro lado, quien estaba igual de callado que Ginny era Harry. No podía dejar de mirar a los Dursley con aire de extrañeza. ¿Por qué Dumbledore los había citado? Bueno, probablemente era por el tema de las presentaciones, pero no entendía por qué ellos tendrían que estar involucrados, si eran muggles...

Una alocada idea atravesó su mente, pero la desechó al instante. 

—¿Harry? —salió de sus pensamientos al escuchar la voz de su amiga.—¿Estás bien?

—No tengo mucha hambre. —admitió. —Creo que iré al dormitorio.

—¿Quieres que vaya contigo? —le preguntó Ron, mientras comía un pedazo de pollo.

—No. Necesito estar solo unos minutos. Además... Creo que Ginny te necesita más que yo. —dijo con una sonrisa forzada, mientras se ponía de pie. Ron siguió sus movimientos, tragando su comida.

—Puedo ir unos instantes... Te conozco, Harry.  

—Lo sé, en verdad estoy bien. Sólo necesito descansar. —sin más que decir, y antes de que volviera a insistir, pegó media vuelta para abandonar el Comedor. 

Dudley se dijo que era el mejor momento para poder hablarle, así que, por primera vez, dejó la comida en su plato y se levantó de manera rápida para ir tras él.

—Dudley, ¿a dónde...? —le iba a preguntar Petunia, pero su hijo ya se había ido. Suspiró y siguió comiendo (si es que remover la comida con el tenedor era comer, lo estaba haciendo).

—Todavía no puedo creer que estemos en este lugar, nos vamos a terminar contagiando de la locura de todos estos raritos.—mascullaba Vernon con el ceño fruncido. Su mujer no le prestó atención, estaba maldiciendo y protestando prácticamente desde que llegaron.

Ella también se preguntaba qué hacían allí. Tenía una idea de lo que estaba pasando, habían venido chicos del futuro diciendo que eran sus hijos... ¿Pero ellos qué pintaban ahí? Cuando él fue a buscarla, se asustó tanto que pegó un grito que despertó a medio barrio. Vernon protestaba, que no quería venir, que nadie le daba órdenes, que ni loco dejaba a Dudley con los magos por lo que ocurrió la última vez, bla bla bla.

Al final accedió gracias a ella. Él los fue desapareciendo uno a uno hasta estar en un pequeño pueblo que se llamaba "Hogsmade", si mal no se acordaba. 

𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫: 𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐢𝐬𝐢𝐭𝐚 𝐢𝐧𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐚 #𝟏 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora