|Capítulo 08: Reacciones|

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Uno, dos...

Lo que decía la profesora McGonagall se escuchaba como eco en su cabeza, podía notar su boca moverse, pero no tenía nada de sentido las palabras que salían de ella.

Tres, cuatro...

Una chica de Ravenclaw estaba haciendo una pregunta estúpida, ¿de verdad en el medio de la guerra estaba preocupada por sus pertenecias?

Cinco... Seis...
 
—¿Snape se fue?

Siete... Ocho...

—¿Qué demonios estás contando? —susurró Blaise, entre dientes. Sólo ahí, Pansy se dio cuenta de que lo estaba haciendo en voz alta. Miró a su prometido, con los labios apretados.

—Los segundos para morir.

—No vamos a morir, Parkinson. Tú y yo tenemos un contrato de matrimonio que cancelar luego de esto. —Pansy abrió la boca para seguir hablando, pero el Gran Comedor se quedó en un silencio que le captó la atención.

Era un silencio que presionaba los tímpanos, un silencio que parecía demasiado inmenso para que las paredes lo contuvieran.

—Entréguenme a Harry Potter. —dijo la voz de Voldemort. —Y nadie sufrirá ningún daño. Entréguenme a Harry Potter y dejaré el colegio intacto. Entréguenme a Harry Potter y serán recompensados. Tienen tiempo hasta la medianoche.

El silencio volvió a tragarse a los presentes. Todas las cabezas giraron, todas las miradas convergieron en Harry, y él se quedó paralizado. A Pansy le temblaron las manos, quería que todo aquello terminara, no quería sufrir, no quería morir... 

Entonces, impulsiva, se levantó de la mesa y señaló a Harry de manera temblorosa.

—Pero ¡si está ahí! ¡Potter está ahí! ¡Que alguien lo atrape!

Blaise, a su lado, se levantó con los ojos más que abiertos y la tomó de la mano para devolverla a su lugar. Pansy se zafó, notando como todos los demás alumnos se colocaban frente a ella para defender a Harry, quien la miraba directamente a los ojos, con... Lástima.

Y ella también se daba lástima, pero quería que todo eso terminara.

—Gracias, señorita Parkinson. Ahora sabemos que los primeros en salir serán los de su casa. —dijo McGonagall, con la voz quebrada, y ella sólo pudo quedarse callada.

La imagen cambió al mismo tiempo que Pansy recibía millones de malas miradas. 

Señorita Parkinson, hágame el favor y prepare una buena redacción para la semana próxima. —le exigió Sprout, mientras le devolvía su pergamino reprobado. Pansy tragó saliva, oyendo algunas burlas por parte de las águilas. Tomó su tarea y se fue de los invernaderos apresuradamente, sin levantar la mirada. 

Sentía los ojos repletos de lágrimas contenidas, pero no iba a llorar. Por más que luego de la guerra su fama y respeto habían disminuido considerablemente, no iba a darles la alegría de mostrar lo mucho que la afectaban las burlas con respecto al fiasco que era en clases y a los malos comentarios con respecto a su familia.

Salió del lugar, cruzándose con los leones, quienes deberían entrar junto a Hufflepuff. Miró a Seamus Finnigan, quien estaba ojeroso pero no por eso dejaba de hacerle la vida imposible cada vez que ella se le cruzaba. 

—Parkinson, ahórranos la mala vista y desaparece. 

Muchos alentaron sus palabras, pero otros, como Harry, se quedaron callados. 

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⏰ Última actualización: Aug 20 ⏰

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𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫: 𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐢𝐬𝐢𝐭𝐚 𝐢𝐧𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐚 #𝟏 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora