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Cuando se separaron, se sintieron confusas.

- Mei... - Se alejó un poco.

- No pedí que pudieras venir a la fiesta para que vieras ningún abismo. Sino porque te dije que lo haría, y así pudieras comprobar lo aburridas que son. - Se levantó sin mirarla. - Así que no sé qué es lo que crees entender. - Caminó hacia la puerta.

- ¿Eh? - La miró extrañada. "Sino era eso lo que quería decirme... ¿entonces que era?" - ¿Para qué habías venido?

- No importa.

- ¡Espera! - Pero no paró. "Mierda, no puedo dejar que se vaya sin hablar. ¡Bloquearé la puerta!" Se levantó de un salto, pero tropezó, empujando a la morena contra la puerta y luego cayendo al suelo. - ¡Auuu!

- ¿Pero qué haces? - Preguntó en voz baja, un poco molesta. Mientras la rubia la atrapaba de la pierna.

- ¿Ha pasado algo? - Escucharon una voz proveniente del pasillo.

- ¡Oh, no nada! - Y luego susurró. - Te dije que esperaras.

- He oído golpes.

- Sí, he sido yo. Me tropecé, pero estoy bien.

- ¿Estás segura?¿No quieres que entre?

- ¡No, no! Tranquilo, estoy perfectamente.

- Bueno, pero si te empezara a doler algo me avisas. ¿De acuerdo?

- Ok.

- Mmmm bueno, me voy a mi cuarto. Buenas noches.

- Vale, buenas noches. - Se quedó en silencio escuchando los pasos alejándose. - Bien, parece que ya se ha ido. - Murmuró.

- ¿Puedes soltarme ya?

- Primero tenemos que hablar. - Se levantó y cambió el agarre al brazo.

- Es tarde, ¿no puedes dejarlo para mañana?

- No. - La llevó hasta la cama y allí se sentaron. La más mayor clavó la mirada en la otra chica y tras un suspiro habló. - No sé qué querías decirme antes y me precipite por el miedo. Pero ahora quiero decirte lo que de verdad pienso. ¿Bien?

- Bueno.

- Eres insufrible.

- ¿Qué? - Enarcó una ceja, confusa.

- Vienes, me abrazas, me besas de repente y después sales huyendo. Cuando pareces ser más cercana, me echas una mirada fría... ¡Nada de lo que haces tiene sentido! - Hizo una pequeña pausa. - No soy capaz de entenderte lo más mínimo. Pero... Tú también has pensado lo mismo de mí, ¿o me equivoco?

- ... - Bajó la mirada.

- La verdad... es que me costó bastante aceptar como me siento... lo que siento por ti. Intenté evitarlo, evitandote. Pero me di cuenta que esa no era una opción. - Apretó el agarre haciendo que la otra chica la mirara con los ojos llorosos. - Mei, te quiero. Te quiero como eres, lo que haces. He visto lo mejor y lo peor de ti, tu bondad y tu fortaleza. Y puedo asegurarte que mi corazón jamás te traicionará.

- ...

- Dime algo, por favor. - Dijo algo asustada.

- Yo... yo... - Las palabras no salían de su garganta. Lentamente levantó la mano libre hacia la otra chica, pero a pocos centímetros de tocarla, paró y retrocedió.

- Ahh - Suspiró. - Tal vez pedirte que digas algo teniendo en cuenta como eres fue demasiado. - Bromeó soltándola. - Supongo que puedo esperar un poco más tu respuesta, pero no me evites, por favor. - La morena la abrazó, escondiendo la cara en el hueco del cuello y ella le acarició la espalda con la mano.

- Yuzu.

- ¿Sí?

- ¿Puedo... dormir contigo hoy?

- Claro. - Se separaron y la morena se metió en la cama. "Un momento, ¿vamos a dormir juntas? ¿qué significa eso?"

- Buenas noches, Yuzu.

- ¡¿Eeeh?! - "¿Y ahora qué hago?"

Apagó la luz y se colocó en la cama mirando hacia la otra chica, tratando de ver si ya estaba dormida. "Es tan bonita como esquiva." Suspiró y por inercia acarició con una mano el rostro de la más joven. Y rápidamente también sucumbió al sueño.

La luz del sol que entraba por el balcón, poco a poco la fue despertando. Bostezó e intentó incorporarse, pero algo la retenía. Giró la cabeza y se dio cuenta de que la morena estaba acurrucada a su lado, abrazándola. Sonrió como una estúpida ante esa imagen. Pensó en despertarla con un beso, como en los cuentos, pero rápidamente desechó esa idea. Comenzó a molestarla haciéndola cosquillas, hasta que vió que se despertaba, entonces se hizo la dormida. Notó como la otra chica se desperezaba y se levantaba. También como se acercaba a su oído y la susurraba.

- Yuzu.

- ¿Mmm? - Fingió aun con los ojos cerrados.

- Me voy a mi cuarto antes de que mi padre se levante.

- Está bien. - Abrió los ojos y se enderezó. - Pero antes. - La abrazó.

- Me estás aplastando.

- ¡Lo siento! - Aflojando el agarre. - Es que no me lo termino de creer, parece todo un sueño.

- ... - Suspiró. - No es un sueño, puedes estar tranquila, no voy a desaparecer.

- ¿Lo prometes?

- Claro.

- Mmmm, ok. - La soltó. - Lo has prometido.

- Lo sé. - La dió un pequeño beso y salió.

Y así fueron pasando los días, las semanas. Sin ningún gran cambio en general y a la vez el cambio había sido inmenso. De puertas para afuera, debido a la posición de Mei, decidieron ocultar la relación por el momento, incluida su familia. Para sus amigos, era algo que esperaban desde hacía tiempo y no les pilló por sorpresa.

Una vez que Shou volvió a viajar por el mundo, la morena comenzó a dormir en la habitación de invitados, junto a Yuzu. Excepto algún día puntual en el que alguna de las dos se quedaba a estudiar hasta tarde. La rubia consiguió que la otra joven de vez en cuando saliera a pasear, al cine, a comer, a divertirse. Y aunque al principio rechazaba casi instantáneamente las muestras de afecto, poco a poco fue aceptandolas, incluso realizandolas.

Todo era como un sueño hecho realidad para Yuzu. A veces le daba miedo dormir y que al despertarse nada fuera real. Pero ese estúpido temor se disipaba cuando al abrir los ojos veía a Mei junto a ella. Se sentía afortunada solo con estar a su lado.

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Notas:

Si te gustan los finales felices, no leas más allá de este capítulo.

Para los demas masoquistas, continuará. (Espero (?????))

#MantenteASalvo

¿Por qué...? [Citrus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora