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Tras un rato mirándola, pensando que hacer, apagó la televisión y la luz. Cerró los ojos unos segundos y los abrió lentamente para adaptarse a la luz tenue que entraba por la ventana. Fue a la habitación. Allí cogió una almohada y una manta, y volvió al salón. Recostó a Mei en el sofá, le puso la colcha por encima, haciendo que esta se acurrucara y luego se agachó para colocar el almohadón.

Después se quedó observándola y lentamente, sin saber porque, fue acercándose a ella. - Mslkjkjdk - Murmuró algo ininteligible haciendo retroceder asustada a la rubia. - Lo-- lo siento.- Se disculpó rápidamente, cerrando los ojos con fuerza. Al no recibir respuesta, los volvió a abrir. "¿Estaba hablando dormida?" Entonces notó un brillo extraño que le recorría las mejillas. Estaba llorando, Yuzu sin pensarlo, la agarró de la mano y susurró. - Tranquila, no pasa nada, estoy aquí. - La morena pareció responder afianzando el agarre y calmandose.

La rubia ahora estaba atrapada, no quería despertarla y tampoco se sentiría bien consigo misma soltandola después de verla llorar. Así pues, intentando no mover mucho la mano se sentó en el suelo, apoyó en el sofá y tapó como pudo con la manta.

A la mañana siguiente, cuando se despertó, ambas seguían en la misma posición que cuando se durmió. La dolía el cuello y apenas sentía el brazo. Se incorporó, dando un vistazo a la otra chica. Recordó de golpe lo que intentó hacer la noche anterior, se zafó rápidamente y corrió a su habitación. Cerró la puerta y se apoyó en ella, llevándose las manos a la cara. "¿Qué demonios me pasó anoche? ¿Por qué intenté besarla?" Sacudió la cabeza y suspiró. "Tranquila, no es nada, solo un momento de confusión. Relájate y no pienses en ello." Respiró hondo y cuandos e tranquilizó, salió del cuarto. Mei ya estaba levantada, la dió un breve saludo y se concentró en hacer el desayuno.

Mientras desayunaban, la mayor de las chicas, comenzó a sentirse nerviosa de nuevo. No podía mirar a la otra chica sin recordar. Así que intentó evitar cualquier contacto visual mirando el plato fijamente.

- ¿Yuzu?

- ¿Sí? - Preguntó enérgicamente, levantando la vista.

- ¿Pasó algo? - Extrañada por el comportamiento de la rubia.

- No, nada. No pasa nada. - Pretendiendo parecer tranquila.

- ¿Estás segura? ¿Te encuentras bien?

- ¡Sí, completamente!

- No parece que lo estés. - Arrugando un poco la frente mientras ladeaba la cabeza.

- Ehh... - "¿Cuando se volvió tan perspicaz?" Pensó. - Es... es solo que recordé que tengo que hacer un trabajo y no podré almorzar con vosotros.

- ¿Te pones nerviosa por un trabajo?

- ¡Me lo estoy tomando muy en serio!

- Ya veo. Sí puedo ayudarte en algo, solo dilo.

- No, no puedes.

- ...

- Es decir... son cosas muy técnicas y no quiero molestarte, ya tienes suficiente con lo tuyo. - Se rascó la nuca mientras reía nerviosa.

- Vale... me voy ya, te veo luego. - Levantándose y recogiendo sus cosas.

- De acuerdo, hasta luego. - Mirándola salir.

Pasaron varios días, en los que se las ingenio para evitar a Mei en todos los ámbitos. Comenzó a almorzar y pasar más tiempo con Sara y Tamao, unas compañeras con las que compartía algunas clases, con la excusa de estudiar y hacer trabajos. Las pocas comidas que compartían, devoraba el plato y se iba a la habitación corriendo. Dejando confundida a la morena, que parecía haber optado por no entrometerse. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal y seguramente estaba hiriendo a la joven Aihara. Pero necesitaba aclararse y pensó que solo podría hacerlo distanciandose.

¿Por qué...? [Citrus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora