— ¿Estas seguro de eso? -susurré agitada luego de un par de besos pero el momento se pausó al escuchar como alguien tocó la puerta de la habitación. — Joder
— Mía, ¿podemos hablar? -escuche a mi padre y suspire con algo de fastidio.
— Tranquila, ve con el -me dijo Daniel sentándose a un lado de la cama.
¿Ahora que quería mi padre?
Me acerqué a la puerta y la abrí con cuidado para luego ver a mi padre con una sonrisa en los labios, al parecer algo le causaba ilusión.
— ¿Embarazada? -dijo este cuál tal niño pequeño.
— Papa eres consciente de que no llevo ni una semana aquí, ¿no? -dije haciendo una mueca.
Y en ese momento la ilusión se borró de su rostro, se quedó callado y luego negó con la cabeza.
— No había pensado en eso -comentó cabizbajo, luego lo vi acercarse a mi madre, al parecer le contaría lo que le había dicho.
Mi vista se dirigió a Daniel y para mi sorpresa estaba tumbado en mi cama con el cabello desaliñado y una mano en su pecho, se había quedado dormido en un abrir y cerrar de ojos. Una sonrisa se posó en mis labios al verlo así, me estaba gustando cada vez más estar cerca de él. Observe el reloj de había en la habitación y me acerqué con cuidado a coger una camisa junto a unas bragas.
— Pero que mono -susurre para mi misma al verlo.
Luego, me di un largo baño que definitivamente me hacía falta ya que el día siguiente si que sería agotador, tenia que ayudar a Daniel con unas fotos, ir con el a una conferencia y finalizar en un evento de uno de sus amigos, aunque sonara tonto tenia un calendario con las actividades de todo el mes.
Al salir me senté sobre la cama teniendo cuidado, me apoye de lado observándolo y sin percatarme mi mano se dirigió hacia su rostro y lo acaricié, tenia la piel suavecita y su barba apenas estaba comenzando a crecer. Daniel era realmente guapo, eso nadie podía negarlo.
— ¿A que soy lindo? -lo escuche decir adormilado, y sonreí.
— Si que lo eres -dije bajito y sentí sus brazos rodear mi cintura, luego me pego totalmente a el.
Acaricié su espalda en silencio y luego cerré los ojos, me sentía a gusto entre sus brazos. Me gustaba estar junto a el. Me sentía realmente cómoda.
— Eres muy mona Mía -dijo este de forma ronca y por impulso bese sus labios con suavidad.
Fue un momento de caricias y besos hasta que se desató el caos, la ropa comenzó a faltar poco a poco, los cuerpos chocaban y el silencio había desaparecido en cuestión de segundos. Una oleada de calor, placer y sobre todo gemidos llenaron la habitación.
— Me gustas -dijo este de manera ronca mientras se movía.
— A mi también me gustas -susurre llena de placer.
El momento era ideal, así estuvimos un par de minutos hasta que ambos caímos rendidos en la cama con las respiraciones agitadas. Lo mire y pude ver como una sonrisa se posó en sus labios.
— ¿Te ha gustado? -susurró esté metiendo su cabeza entre el espacio de mi cuello y mi cabello, a lo que yo asentí mientras acaricié su espalda.
— Me ha encantado -susurre por la cercanía mientras subía mis caricias a su pelo.
— Al final acabaremos enamorados -me dijo este dejando un beso en mi cuello a lo que yo no dije nada, no me quería enamorar pero sabía que tarde o temprano iba a acabar pasando.
— Venga a dormir -dije a lo que gruñó, y yo solamente me reír.
— Como usted diga mandona.
— Oye que no soy mando a eh -dije en un par de risas.
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MERAKI © || @skydivess
Roman d'amourHa pasado días de ansiedad pero aún sigue teniendo una sonrisa en su rostro, la ha pasado mal pero todavía tiene esperanzas de ser feliz. Sin embargo esa esperanza se marcha cuando sus padres toman las riendas de su vida haciendo lo que quieran con...