24. Alec Y Lisa.

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HAVZEL POV

Ya está por terminar el día y Kilian no me ha dirigido la palabra en ningún momento, ni para pedirme la hora, simplemente me pasa por un lado o ni me mira. No entiendo que es lo que que hice, porque parece enfadado, y es peor cuando Ty viene a mí.

—¿Tienes algo? —pregunto cuando me acerco a él.

Me mira un mísero segundo y luego se gira.

—No, ¿tendría que pasarme algo?

—No me hablas, no me miras, me pasas por un lado tan fríamente.

—Oww, te acostumbraste a mi atención, pues no la necesitas, tienes la de tu novio.

Después de decirme eso se va junto a Ian.

Okay, ya comprendo. Alguien necesita toda la atención para él, y creo que lo comprendo, ¿quien le daba atención a Kilian?, su mamá, y ya no está en casa, ahora quien lo trata de una manera más atenta soy yo. Creo que quien se acostumbró a mi atención es otro.

Suspiro cansada y voy a mi casillero.

A veces odio a Kilian.

El día de hoy no tengo nada que hacer, Ty tiene que cuidar a su hermano, Noah va con sus abuelos, Dana sale de la ciudad, Kilian está enfadado, mis padres no regresarán del trabajo hasta las ocho. Mi círculo social es tan pequeño y aburrido.

—Havz—me llama Tyler.

—¿Qué ocurre?

—Nada, ¿quieres qué te lleve a tu casa?, así no tomas el autobus.

Me lo pienso un poco y al final asiento. Ahorrarme paradas es lo mejor.

Pasa su brazo por mis hombros mientras caminamos. Lo miro con una ceja alzada y él hace el tonto mirando a otro lado. Suelto una risa.

Tyler es tan lindo, me trata bien, me hace reír, es guapo, amable, y aunque a veces tiene cambios de humor, la mayoría de las veces está feliz.

Salimos de la escuela y caminamos hasta su auto, en el camino me encuentro con la mirada de Kilian, quien está a punto de subir al autobus. Nos mira de pies a cabeza y sube rompiendo
cualquier lazo que alcanzaba entre nosotros.

Me desespera. El dolor de cabeza es otro.

Subimos al auto, colocamos el cinturón, y enciende el auto. Tyler toma su celular y coloca una app de música.

—¿Puedo poner música?—le pregunto.

Coloca música clásica y luego me mira.

—¿Dijiste algo?

—No, nada. ¿Clásica?

—No me gusta manejar con música ruidosa, me distrae.

Suspiro dejándome caer en el respaldo, miro por la ventana ya que es lo único que puedo hacer.

El camino es silencioso y aburrido con esa música clásica, es más divertido ir en el auto con Kilian mientras cantamos Wannabe.

Después de algunos minutos sin decir ni una sola palabra por fin llegamos a mi casa.

Tyler baja del auto y se apresura para abrir mi puerta. Me ayuda a bajar mi mochila y me acompaña hasta la puerta. Abro la puerta y dejo la mochila en la entrada y luego vuelvo a mirarlo.

—Perdón por ser tan aburrido—sonríe desganado.

—No eres aburrido, Ty.

—Lo soy, lo vi en tu mirada. Soy aburrido porque soy un adolescente que le gusta conducir mientras escucha Mozart.

El Día Que Te Amé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora