Haruka corría detrás de su mejor amigo, le faltaba el aliento y le dolían los pies, pero no debía detenerse ante nada. Añadiendo a lo anterior que le dolía la garganta de gritarle que se detuviera, que no hiciera alguna locura, era Zeldris, lo conocía casi desde que nacieron, iba a meterse en problemas.—¡Zel! —exclamó decesperada, al verlo abrir la puerta del aula de su hermano, con tanta rabia que casi la arranca —. Tienes que controlarte, cálmate.
Por su parte, el pelinegro se negaba a escucharla, sus oídos estaban sordos, no le interesaba nada de lo que tuviera que decir para defender al intruso de su hermano, ahí y ahora le partiría la cara, lo iba a matar entre terrible sufrimiento. Si le ponían un medidor de temperatura a su sangre en esos momentos, seguramente explotaría por las temperaturas tan altas.
Con zancadas se adentró a la clase, llamando la atención de todos, que se le quedaron viendo, después de todo, era una de las estrellas del instituto. Haruka quería llorar, otra vez eran el centro de los ojos, todo por lo obstinado y absurdamente protector que era su mejor amigo.
Zeldris solo detuvo su paso frente a su rubio hermano, ignorando los cuchicheos y pequeños chismes que ya se estaban formando. Meliodas se encontraba incrédulo, con ambas piernas sobre su escritorio, ligeramente inclinado en la silla hacia atrás y con ambas manos entre su cuello y su cabeza.
—Ze-Zeldris —Haruka se puso a su lado, pidiéndole con la mirada al rubio que huyera de ahí.
Sin nada que decir, el mencionado se lanzó contra su hermano, golpeando con agilidad su rostro. Aquello sin duda dejaría marca.
Fue entonces, cuando las voces se alzaron y se formó un grupo a su alrededor, en dos minutos más tendrían a la escuela entera reunida para presenciar ese momento. Menudo bullicio.
Meliodas, indignado, se levantó del suelo, sobándose el lugar del impacto, se contuvo, de verdad que lo hizo, solo porque Haruka estaba ahí.
—¿Se puede saber de dónde vino esto? —inquierió, fingiendo una sonrisa.
—¡¿Le pediste salir a Haruka?! — lo tomó por el cuello de la camisa —Tal vez debería contarle eso a tu Elizabeth.
—¡Zeldris! —llamó Haruka, tratando de tomar su brazo, pero él lo impidió.
—Esta bien, Haru-chan —por primera vez, la expresión fría que había mantenido Meliodas, se borró, ahora le sonreía sincero a su amiga —. Si, le pedí salir a Haruka, porque me gusta mucho, y yo no soy tan idiota como otros, que están enamorados y no se dan cuenta —se soltó —, además, Elizabeth y yo rompimos hace unas semanas.
—No la llames Haru-chan —exigió asqueado. Así la llamaba él, ¿qué derecho se había atribuido Meliodas para usar el apodo cariñoso que le tenía a Haruka?
—Zeldris, todos pueden llamarme como quieran, mientras que no me falten al respeto —le dijo, con total seriedad —. Lo siento, pero no eres mi dueño y yo no soy tu perro, voy a salir con Meliodas y vas a disculparte por esto.
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Margaret •|Zeldris|• ✓
FanfictionAhora, a punto de casarse con la mujer que siempre amó, Zeldris solo puede recordar como hace algunos años ella le dejaba hermosas margaritas con frases bastante peculiares. El romance que nació en su juventud fue capaz de superar todos los obstácul...