El pelinegro decidió asustar a Haruka, cuando la vio centrada en el teléfono, pensó que sería el blanco perfecto. Esa mañana se había quedado dormido y no había podido pasar a recogerla, el resultado es que ella estaba preocupada mandándole mil mensajes para saber si le ocurrió algo, sin saber, que su mejor amigo estaba justo en su espalda, acechando.Se acercó a la muchacha con mucho sigilo, intentando que sus pisadas no sonaran mucho, aunque los pasillos estuvieran llenos de estudiantes, no quería arriesgarse. Y su plan casi funcionó, casi lo había logrado hasta que una muchacha se colocó frente a él. Tenía las mejillas sonrojadas y sus piernas temblaban.
—Zeldris-san —llamó con vergüenza, con mucho esfuerzo y dedicación logró no tartamudear ante su presencia.
—Si, es este imbécil —constestó Haruka por él, colocándose al lado de la chica y fulminándolo con la mirada. Había captado sus intenciones y lo recriminaba por preocuparla de ese modo.
El pelinegro formuló mil maldiciones por lo bajo.
—Alguien me ha pedido que le entregue esto —le extendió una margarita, con una nota doblada.
—¿Quién? —inquirió esperanzado, aquella muchacha le había visto el rostro, podría decirle de quién se trataba.
—Me pidió que no le dijera —negó apenada, agachando la cabeza.
—Puedes decirme, prometo que no le contaré —susurró, empleando sus hormonas de macho alfa para intentar convencerla.
Pero Haruka golpeó su cabeza con un libro. Segunda vez que frustraban sus planes en el día, menuda mañanita llevaba.
—No fuerces a la pobre chica —le dijo, fingiendo cansancio, por supuesto que él haría algo como eso, no podía estarse quieto.
—Prometiste que me ayudarías a encontrarla, la tenemos fácil —replicó, sobándose el lugar del impacto y corriendo los ojos.
—Vete, alma inocente —le aconsejó la castaña a la mediadora de la chica Margarita —, antes de que esté imbécil llegue más lejos.
Sin palabras, la otra chica, se giró en el lugar para salir corriendo de ahí. Aunque Zeldris sonaba tentador, aquella muchacha le había pedido, con una mirada tan tierna, que por favor no le dijera nada, así que se mordió la lengua, porque ya conocía esos ojos, encendidos por el poder del amor, y se juró que de su boca no saldría una palabra que pudiera delatarla.—Haru, de verdad que te quiero, pero a veces me frustra mucho tu actitud —suspiró, viendo alejarse su boleto hacia la identidad de la chica Margarita.
—Venga, abre la nota —le respondió, divertida, ahogando una amplia carcajada.
Zeldris, contagiado por su buen humor, terminó sonriendo igual. Ella era ella, su mejor amiga, su otra mitad, su todo. Le dolía tener que compartirla con Meliodas, pero su felicidad era lo más importante, si aquellos días podían continuar así, si ella podía quedarse a su lado, haciéndolo reír ante todo, entonces se tragaría su orgullo, y le diría que estaba bien que saliera con su hermano, cuando en realidad se moría por dentro.
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Margaret •|Zeldris|• ✓
FanficAhora, a punto de casarse con la mujer que siempre amó, Zeldris solo puede recordar como hace algunos años ella le dejaba hermosas margaritas con frases bastante peculiares. El romance que nació en su juventud fue capaz de superar todos los obstácul...