Adivinen a que eminencia se le ocurrió decir por la radio escolar lo de su admiradora secreta y las margaritas. Oh yeah, si pensaste en Zeldris tienes 10000 de IQ, toda la inteligencia que a él le faltaba. El estúpido contó todo respecto a la chica Margarita y aseguró que quién demostrara ser ella podría ir al baile con él.
Resultado: Tuvo que pedirle ayuda a Haruka nuevamente.
Ahora mismo estaban sentados en una mesa en el pasillo. La fila de chicas se extendía hasta donde ellos no querían saber, al parecer todas eran su chica Margarita. Estaban muy entusiasmadas, obviando el hecho de que debían demostrar su identidad.
Llevaban dos horas ya haciendo preguntas a distintas adolescentes decesperadas. ¿Acaso no se querían ir a casa? Era tardísimo. Claramente, ninguna de ellas era la indicada, porque la chica Margarita quería que la encontraran, no ir a buscarlo ella. Pero la esperanza de obtener una pista, por muy pequeña que sea, no se apagaba en el pecho del varón.
—¿Primer mensaje que le dejaste a Zeldris? —indagó Haruka, mientras anotaba en una libreta.
La fémina frente a ella sonrió a la par que se peinaba un mechón de cabello. Era rubia, señores; lo cual justificaba su actitud torpe e idiota.
—Me gustas —respindió confiada.
—¡Error! —exclamó sin ganas la castaña, y soltó un bostezo —. Fue: "Quiero que veas mi cara cuando estoy triste y feliz, incluso las caras raras que tengo a veces, riete y perdónalas".
Contestó, haciéndole una señal con la mano para que se fuera. La rubia hizo un gesto de desaprobación quejimbroso, pero al final debió abandonó el lugar en la fila.
—Siguiente —pidió el pelinegro, mientras aguantaba su cabeza sobre su mano, la cuál se apoyaba a través de su codo sobre la superficie de la mesa.
Los mejores amigos casi se atragantan al presenciar a Gelda frente a ellos. Acaso era ella. Imposible, la primera nota que recibió Zeldris fue dejada mientras se besaba con ella, aunque también podía haberle pedido a alguien que la colocara en su lugar.
—Hola —los saludó a ambos, para fijar su vista en los orbes esmeraldas del chico del que estaba enamorada —. No voy a mentir, Zel. No soy tu chica Margarita y sería muy bajo fingir ser ella, pero si no la encuentras, si por algún motivo no descubres quien es, estaré disponible para el baile.
Gelda era una mujer bastante popular, su lindo rostro y tentadoras curvas la ponían entre las primeras en la lista de las más codiciadas. Estaba seguro que tendría una amplia fila de chicos pidiéndole ir con ellos, así que aquel gesto mostraba que en verdad le interesaba el pelinegro.
Zeldris podría decir lo mismo de ella. Era la persona con la que más cerca estaba de tener algo serio, hasta que apareció su admiradora. Con la primera margarita cambió todo. Si nunca hubiera recibido una nota con una flor, tal vez hoy mantuviera una relación con Gelda.
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Margaret •|Zeldris|• ✓
FanficAhora, a punto de casarse con la mujer que siempre amó, Zeldris solo puede recordar como hace algunos años ella le dejaba hermosas margaritas con frases bastante peculiares. El romance que nació en su juventud fue capaz de superar todos los obstácul...