Capítulo 14: Aragog

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"Todos los estudiantes deben regresar a sus dormitorios a las seis en punto cada tarde. Ningún estudiante tiene permitido salir de los dormitorios después de esa hora. Serán acompañados a cada lección por un profesor. Ningún estudiante puede ir al sanitario sin ser acompañado por un profesor. Todas las prácticas de Quidditch y partidos serán pospuestas. No habrá más actividades por la tarde"

Severus terminó de leer el pergamino y lo enrolló en silencio. Había murmullos a su alrededor, con los Slytherin empujándose unos a otros para mirar, principalmente a Draco.

"¿Hay alguna pregunta?" Severus preguntó fríamente, tan sereno como siempre.

"¿Podemos visitar la enfermería?" Draco preguntó ansioso, e ignoró las miradas de molestia y disgusto que se ganó. No era como si no hubieran visto su cara hinchada por llorar.

"No", Severus dijo sin emoción, dando vuelta para retirarse, antes de que uno de los de séptimo año le dijera.

"Profesor, ¿Por qué estamos en confinamiento? Nadie nos tiene en la mira. Han atacado a todas las otras casas, pero no a Slytherin. Estamos a salvo, porque nadie aquí es Sangre sucia como-"

"¡Cierra la boca!" Draco le gritó antes de que supiera lo que estaba haciendo. En un instante, el chico de séptimo año, cuyo nombre Draco no sabía ya tenía la varita de nogal pegada a su garganta.

Un momento después, la mano de Severus estaba sobre su brazo. "Niños. Suficiente"

El chico de séptimo miró furioso a Severus por no castigar a Draco, pero se asustó lo suficiente, como para correr de vuelta a su dormitorio, así que Draco tuvo que contar eso como un triunfo aislado.

"La primera persona que me diga algo", Draco les dijo a sus compañeros de segundo año, "No solo va a tener su lengua pegada al techo de su boca, sino removida. Y les advierto, soy habilidoso con varios hechizos y embrujos para cortar, pero no exactamente preciso."

Hubo un largo silencio, y entonces Theo regresó con un cuaderno, y escribió, Granger fue atacada ¿verdad?

"Si", Draco dijo firmemente, y se sentó en su cama con un golpe suave y puso su cabeza entre sus manos.

"De verdad no eres tú, entonces. El Heredero." Blaise dijo, sonando decepcionado, pero se rio de la mirada en el rostro de Draco cuando se sentó a su lado. "Oh, vamos, Draco, sabes que no vas a embrujarme por decir que tenías la razón"

Los visitantes de verdad fueron prohibidos en la enfermería. Draco se dio cuenta al enfrentarse a una implacable Madame Pomfrey. Ella lo envió de regreso y Draco se quedó, tratando de convencerse a sí mismo, de que si usaba el maleficio Imperius dentro de los muros de Hogwarts, era muy seguro que lo atraparan.

Además, pensó, mientras se alejaba dando pisotones y apretando los dientes, ¿podía confiar en que su varita lo haría propiamente? Ahora estaba desconfiado después de lo que había pasado con el hechizo de rastreo. No había olvidado a quién pertenecía esa varita inicialmente. Y sin embargo había llegado a confiar en ella, de la forma en que había hecho con su varita de pelo de unicornio, como una extensión de su brazo derecho.

Mientras más leía sobre los hechizos de rastreo, más se daba cuenta de lo inconsistente que podían ser, y en cuántas cosas pudo haberse equivocado. Probablemente había sido su error. Y no era como si otras varitas funcionaran para él de todas formas.

Hogwarts era un pastizal lleno de ovejas, esperando por su pastor para llevarlas al matadero.

Ya nadie se quitaba del camino de Draco en los corredores y nadie lo miraba nervioso en el Gran Comedor, como si esperaran que soltara monstruos de las jarras de jugo de calabaza. Si obtuvo miradas, pero principalmente eran de preocupación, y si, de lástima.

Draco Malfoy y el Heredero de Slytherin (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora